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El ‘aguador’ de Gidey será de Correcaminos

25/11/2022 - 

VALÈNCIA. Hace unas semanas, unos días después de que Eliud Kipchoge batiera el récord del mundo en Berlín, salió un vídeo con el hombre que durante la carrera se había encargado de darle la botella en los avituallamientos. Claus Henning-Schulke cayó muy simpático a todo el mundo porque, después de cada entrega, y fueron trece, celebraba con mucho entusiasmo que aquello había salido correctamente. Luego se subía a la bicicleta y salía disparado hacia el siguiente punto de hidratación. 

En València nunca se había intentado batir un récord del mundo en las 41 ediciones anteriores del maratón, pero este año sí, este año vendrá la imperial Letesenbet Gidey con el objetivo de superar la plusmarca que tiene la keniana Brigid Kosgei desde 2019: 2h14:04. Por eso se me ocurrió pensar si Gidey tendría en València un Claus que fuera su aguador particular, y en Correcaminos todos señalaron a Javier García Jordana. 

Javi es socio del club e integrante de la sección de triatlón de Correcaminos. Porque este joven, además de darle la botella con el líquido reponedor que tome Gidey, tendrá que ir en bicicleta lo más rápido posible hasta el siguiente avituallamiento. Y eso, cuando una mujer está intentando bajar de las dos horas y catorce minutos en un maratón, significa que tendrá menos de 16 minutos para recorrer los cinco kilómetros que le separan del siguiente avituallamiento. 

Este voluntario conocerá en primera persona la presión que hizo que Claus celebrara cada entrega correcta con tanto ímpetu. Por eso está entrenando para que ese gesto de tener el brazo con la botella en alto sea lo más preciso posible para que Gidey no tenga que aminorar el paso cuando llega el momento de hidratarse y alimentarse. Y ahora la única duda es si la atleta etíope hará como Kipchoge en Berlín y obsequiará a su ayudante con un dorsal dedicado. El keniano le dejó a su aguador -también le ayudó en 2018- un dorsal con una dedicatoria: “No human is limited. Together we can make this world a running world” (El ser humano no tiene límites. Juntos podemos hacer de este mundo un mundo de corredores). 

Gidey, por azares del destino, ha vinculado su nombre a la ciudad de València y a mí me gusta fantasear con que ha instaurado una tradición fantástica: cada otoño viene a València y bate aquí un récord del mundo.

La primera vez fue en octubre de 2020. Ocurrió en mitad de la pandemia, después del gatillazo olímpico, y parecía que aterrizaba como telonera de Cheptegei. Los días previos a lo que se denominó el NN World Record Day, los periodistas hablábamos del récord del mundo de 10000 del ugandés casi como una certeza y del de 5000 de Gidey como de una utopía. Y Cheptegei no falló, pero la etíope tampoco, y entre los dos redondearon una velada inolvidable en un Estadio del Turia donde conseguir una entrada, por las limitaciones del coronavirus, se convirtió en una proeza. 

Gidey regresó el año pasado para disputar el medio maratón. Dos días antes de la carrera, en la rueda de prensa que dio en el hotel de la organización, comentó que se veía capaz de correr en una hora y dos minutos. Y los periodistas, algo incrédulos, pensamos que se refería a la marca en la podría verse en un futuro a medio plazo. Pero dos días después desplegó toda su fuerza y todo su talento, esa forma de correr tan imponente como eficiente, por las calles de la ciudad y cruzó la meta en una hora y dos minutos (1h02:52), convirtiéndose en la primera mujer de la historia que bajaba de los 64 y los 63 minutos en un medio maratón.

La marca, colosal, casi obligó a los entendidos a coger una calculadora y ponerse a elucubrar sobre cuánto podría valer eso en un maratón. Durante días se habló de que Gidey estaba capacitada para correr en 2h13, 2h12, 2h11 y hasta hubo quien se atrevió a decir que ella correría algún día en 2h10. Lo que nadie sabía es que la víspera de ese medio maratón, la organización ya había empezado a negociar con la fantástica atleta de la región de Tigray y el NN Running Club para que ese esperado debut en los 42,195 kilómetros se produjera también en València. 

Aquella negociación no tardó en cristalizar y, durante meses, la histórica Sociedad Deportiva Correcaminos ha vivido la preparación de Gidey para este 4 de diciembre del mismo modo que unos padres están pendientes de la hija embarazada que les va a dar un nieto. Sus entrenamientos son un secreto de Estado y Marc Roig, la persona encargada de traer a los atletas internacionales, solo concede que llegará en plena forma. 

Gidey, ella sola, ilumina toda la carrera. Después de aquellos dos récords del mundo en la pista azul del viejo cauce y algunos otros en distancias como la 10K y el medio maratón -además de algunos más antiguos, un par, en la pista cubierta del Palau Luis Puig-, València se relame pensando que, al fin, después de 41 carreras, puede llegar el primer récord del mundo de maratón. 

La etíope, una mujer muy religiosa que entrena a las órdenes de Haile Eyasu, saldrá el 4 de diciembre a por el récord mundial, pero no a por una proeza similar a la del medio maratón. Los 42 kilómetros pueden ser demoledores y en su debut han preferido ser precavidos. Pero Gidey llega muy fuerte, terminando algunos entrenamientos, a 2.700 metros de altitud, a menos de tres minutos el kilómetro, y está claro que, si todo cuadra, que no siempre cuadra, debe liquidar los 2h14:04 que firmó como récord del mundo la keniana Brigid Kosgei en el Maratón de Chicago de 2019, una marca que, a su vez, acabó con dieciséis años de supremacía de la británica Paula Radcliffe (corrió en 2h15:25 en el Maratón de Londres de 2003, aún la tercera mejor marca de todos los tiempos). 

El récord del Kosgei era, además, el récord de la nueva era, el de las zapatillas con placas de carbono y espumas milagrosas. Y, la verdad, todos esperábamos que alguien pudiera mejorarlo de nuevo en los siguientes años, algo que no ha sucedido todavía en estos tres años. Ruth Chepngetich no anduvo lejos el pasado 9 de octubre (2h14:28), de  nuevo en Chicago, pero ahora el atletismo mundial contiene la respiración a la espera de qué puede hacer Gidey en València.

El 4 de diciembre todo ha de ser perfecto. La meteorología, el circuito, el ritmo, las ‘amenazas’ externas -parece ser que llevará liebre por delante y por detrás.-… y los avituallamientos. Y ahí, Javi, el triatleta de Correcaminos, tendrá la responsabilidad de no fallarle.

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