VALÈNCIA. Todo el protagonismo informativo de las últimas semana es, sin lugar a dudas, para la grave crisis del Coronavirus. El deporte mundial ha sufrido un apagón global. El COVID-19 se lo ha llevado todo por delante. Incluido el fútbol. Y eso son palabras mayores. Por-que parecía que el denominado deporte rey podía con todo. Que el balón no tenía rival. Pero el Coronavirus está siendo un enemigo demasiado duro. Ojalá pronto encontremos la manera de pillarlo en fuera de juego. Al lado de esa situación de alarma, cualquier otra noticia es filfa. Sin embargo, pese a ello, me atreveré a hablar de una información menor: el interés del Atlético de Madrid en fichar a Mateu Alemany.
Alemany, el arquitecto del último Valencia campeón, no es un tipo válido para el proyecto de Peter Lim. Pero el Atlético recurre a él para continuar creciendo a nivel deportivo. Una vez más, como ha sucedido en los últimos 15 años, el Atlético ha copiado cualquier mo-delo exitoso de Mestalla para laminarnos. Todo comenzó en el año 1999. Gracias a un modelo diseñado por Javier Subirats, el Valencia le ganaba la Copa al Atlético y los roji-blancos se iban de cabeza a Segunda. En muy poco tiempo, Mestalla se disparaba como un cohete. En el año 2004, el Valencia gobernaba la Europa futbolística. Ni siquiera el todopoderoso Liverpool era rival para un equipo de Rafa Benítez, que dejaba huella por donde pasaba. ¡Qué tiempos! Ahora, la Atalanta te mete 8 goles y el Atlético conquista Anfield a la heroica. ¡Vaya envidia!
Subirats estuvo inteligente cuando se hizo cargo de aquel Valencia allá por el año 98. Recuperó el modelo de los ochenta, aquel en el que el propio Subi había ganado la Re-copa junto al irrepetible Mario Kempes, e impregnó ese espíritu en Mestalla. Los resulta-dos no tardaron en llegar: dos finales de Champions, dos ligas, Supercopas, una Copa de la UEFA…. Mientras, el Atlético ardía en el infierno y miraban con recelo al Valencia. Fue entonces cuando la directiva rojiblanca lo tuvo muy claro. Había que pescar en Mes-talla. Entonces ya un río revuelto bajo el mandato de Juan Soler. Lo mismo que ahora con Peter Lim. Y como dice el refrán, hubo ganancia de pescadores.
En el año 2006, el Atlético fichó a Jesús García Pitarch como Director Deportivo. Tras su también exitosa experiencia en el Valencia, Suso sabía cuál era la clave del éxito. Había que copiar el modelo de Mestalla. Y trasladó la idea futbolística desde el Túria hasta el Manzanares. Lo hizo con otro viejo conocido de la afición del Valencia: Quique. Los re-sultados no se hicieron esperar: Liga Europa, Supercopa de Europa…. hasta años más tarde, rubricarlo con una Liga ya con Simeone en el banquillo. En lugar de vender a Ba-raja, se traspasaba a Siqueira. El Atlético había atropellado al Valencia. Hasta el punto de arrebatarle el tercer puesto en la clasificación histórica de La Liga.
Ahí no paró la cosa. El Atlético siguió pintándonos la cara. Lo hizo a la hora de elegir con mejor criterio a sus futuros socios. La llegada de Wanda como compañera de viaje, permi-tió elevar un escalón más su potencial deportivo. A día de hoy, el Atlético duplica en pre-supuesto al Valencia. El equipo colchonero juega sus partidos en un remodelado estadio Metropolitano, que inauguró en 2017. A Mestalla, sin embargo, llegó Peter Lim en loor de multitudes. Como gran mecenas. Como salvador de la patria. Nunca más íbamos a volver a pasar penurias…. Después de cinco años bajo el yugo esclavista de Singapur, se pue-de afirmar con rotundidad que el de Meriton es un proyecto vacío.
Pero lo peor de todo parece que está por llegar. Porque la intención de Lim es perpetuar su particular modelo de negocio en el Valencia durante los próximos diez años. Y mien-tras, como siempre, el Atlético seguirá importando cualquier modelo exitoso para volver a reírse en nuestra cara. Esta vez será con el fichaje de Mateu Alemany, ¿Estamos más cerca de la Champions que el año pasado, Anil?. No, querido, vives una realidad parare-la. Te engañas a ti mismo. No estamos más cerca de la Champions, estamos mucho más lejos del Atlético de Madrid.