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El baile de los vampiros

28/06/2022 - 

VALÈNCIA. Sigue el baile de máscaras, el momento de jugar al escondite, de guardar las jugadas maestras, los órdagos, los faroles, las amenazas. Lo malo es que es el Valencia CF el que tiene realmente el problema, el que no puede ir sacando pecho, o al menos no debería ir marcando el paso de nadie. No sé si esto es soberbia oriental o si, por el contrario, se trata de estrategia empresarial, pero a mí, lo del otro día, allí, entre escombros, hierbajos, hormigón y hierros oxidados, me pareció una puesta en escena contemporánea de la mítica película de Roman Polanski, «El baile de los vampiros», con sus intrigas, sus desafíos, su glamour y su velada amenaza.

Todo estaba dispuesto, preparado, estudiado: fue tan evidente todo el teatrillo que Sean Bai tenía hasta las respuestas escritas a posibles preguntas que podían hacerle, no vaya a ser que se saliera del guion establecido. Luego ya se desencadenó ese festín del desangrado, esa apología del muerdo luego existo que suele emplear Meriton cuando las cosas no son como ellos dicen que son, pero podrían serlo, si somos tontos y nos lo creemos, claro.

El papelón de los que allí estaban sentados fue importante: cabía defender justo lo contrario de lo que pasa y, sin embargo, hacer creer que son los héroes de este conflicto, los que venimos a ayudar al desvanecido club de fútbol ahogado por los malos gestores que alguna vez hubo aquí. Peter Lim es solo la mano salvadora que diría Inmaculada Ibáñez si le dejamos más tiempo. Fue una grata celebración de la pantomima, sin duda. Frente a las ruinas heredadas por Meriton, la gestión de alto copete que sigue prometiendo, después de ocho años de infamia y de pérdidas económicas y deportivas sin parar.

El caso es que presentaron lo mismo de siempre, con los mismos argumentos de siempre, pero con un tono más chulesco y desafiante: los juzgados están ahí, amenazando la yugular de los valencianos. Ese es el titular real de la rueda de prensa, pues lo demás ya lo sabíamos. Bueno, todo no: tampoco sabía que Lim no debe estar metido en todo esto, según dijo su portavoz aquí.
Lo cierto es que CVC está siendo un arma de doble filo: por un lado, le está sirviendo de coartada a Meriton para sacar adelante sus planes escatimadores para seguir sangrando al club todo lo que puedan y más. Por el otro, es un serio problema, incluso para LaLiga, ya que les obliga, sí o sí, a invertir ese dinero (los famosos 80 millones) en esta obra que, a pesar de lo que afirmen, no estaba en los planes del máximo accionista. Lim pretende ahora hacernos creer que el problema es nuestro, de la ciudad, del gobierno valenciano o de quien pase por ahí; y lo hace cambiando el punto de mira: de verdugo pasa a ser la víctima. Pues no: sigues siendo el verdugo del club, el que estrangula con su deficiente gestión a esta centenaria institución. Esa es la realidad.

Las urgencias, las prisas, la presión son para el Valencia CF, así que déjense de ir apretando y amenazando, porque llevarlo a los tribunales es aletargar una decisión que no se quería tomar, eso es cierto, pero, al final, el perjudicado, como siempre, solo podrá ser uno: el Valencia CF. Lo normal es que las instituciones valencianas no se fíen de los vampiros que tiene el club en sus oficinas, y acudan al baile con su ristra de ajos al cuello, preguntándose si los avales que faltan son fiables y a qué plazo. Si ya nos intentaron engañar varias veces ¿qué hace que ahora nos quieran decir la verdad, si son los mismos?

Luego está ese encubrimiento velado de las carencias y miserias de la plantilla, con una descompensación terrible en todas las parcelas, excepto en los laterales, a falta de la posible salida de Gayá principalmente. Nombres para reforzar no faltan: lo que no hay son hombres. El Valencia CF acude al mercado…¡No! El Valencia CF mira, desde el suelo de ese mercado, desde el portal de un templo, y extiende la mano, pidiendo algo de caridad humana. Y a ver qué le cae. Esa es la realidad de la planificación deportiva del club, con sus maravillosos gestores al frente, cobrando una importante cantidad económica para hacer eso: poner la mano y esperar las migajas de los demás. Y lo de los nombre que salen, pues…más máscaras.

Lo siento, soy incapaz de articular ilusión alguna ante todo esto. Solo seré feliz el día que vea que Meriton sale definitivamente de Valencia CF, aunque lo deje como parece que lo va a dejar. Ese día esbozaré una sonrisa de oreja a oreja. Mientras tanto, mi experiencia con ellos y ellas, me dice que debo ir acompañado de una estaca y un crucifijo, por si acaso, ya que con Meriton las noches son largas y el tiempo de luz es muy corto. Espero que no haya muchos ilusos valencianistas por ahí, esperanzados, porque yo ya he pasado por esa sensación y luego siempre se te acaba poniendo cara de espantapájaros. A estas alturas ya solo pido que el baile sea sin máscaras: por lo menos, que sepamos qué quieren de verdad y por qué. Mientras esto no ocurra, cualquier emisario suyo me parecerá un vampiro al acecho.

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