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opinión

El cangrejo

12/10/2019 - 

VALÈNCIA. Resulta reconfortante comprobar que el Valencia CF, una institución histórica y respetada -aunque cada vez un poquito menos-, se encuentra en manos de gente solvente y, sobre todo, innovadora. Porque cabe reconocer a Lim y su sargento ‘chusquero’ su indudable capacidad para implementar nuevos métodos de gestión que, sin ningún lugar a dudas, pasarán a formar parte de las más prestigiosas escuelas de gestión deportiva. Sólo hace falta poner la lupa en el último mes vivido en Valencia para comprobar su habilidad, destreza y buen gobierno. Ayer hizo exactamente un mes del tsunami que se llevó por delante a Marcelino y, lo que sin duda es más importante, a los cimientos de un proyecto que había resultado ser eficaz con independencia de filias y fobias. El nuevo libro de estilo del Valencia CF es verdaderamente revolucionario. Lo importante no es ganar sino obedecer hasta la sumisión más humillante y todo vale con tal de imponer el nuevo orden y, seguramente, tienen razón porque ellos son los que saben de esto. A tal efecto cuenta con un ‘aparato blanqueador’ capaz de comprar cualquier mercancía caducada que sirva para dar lustre al Presidente y realzar las virtudes que le alumbran como un gobernante ejemplar. Poco importa si, a día de hoy, el Club se encuentra huérfano de estructura deportiva alguna y con un Director General, de eficacia demostrada, arrinconado en el trastero donde quedan arrumbados los cacharros inservibles. No pasa nada: Anil se enfunda el traje de Director Deportivo y punto, que para eso se trata de un ‘hombre de fútbol’. Todavía no lo hemos visto pero... todo se andará. Lo que importa es que el buen nombre del “señorito” quede convenientemente blanqueado y libre de cualquier responsabilidad. Es una nueva era tan ingeniosamente innovadora que todavía no alcanzamos a entender algunos cazurros que por aquí habitamos aunque parece que hay quien sí lo entiende todo perfectamente. 

Desmantelar un proyecto exitoso, con la temporada en marcha, porque “me han llamado cangrejo”, desprestigiar a leyendas valencianistas porque son críticas con lo acontecido aunque para ello haya que llevarse por delante la participación en una iniciativa para la lucha contra el cáncer infantil, utilizar al entrenador y a ex futbolistas ilustres -a sueldo- para tratar de limpiar tu imagen y atacar a tus contrincantes, mentir a toda la afición anunciando que habría explicaciones oficiales por todo los ocurrido el 11S sin que esto se produzca, hacer callar a la afición desde el palco en un gesto totalitario sin parangón y... utilizar a la Agrupación de Peñas para que sea su Presidente quien acepte tus disculpas en nombre de todo el valencianismo y lo explique públicamente para que, así, quede todo zanjado. Todo esto, y lo que está por venir, forma parte de esa nueva política que va a deslumbrar al Planeta Fútbol aunque los torpes, como yo, no podamos entenderlo.

Porque cada vez tengo más claro que soy yo quien, por mi condición de “analógico”, estoy fuera de juego. Que son ellos los que traen bajo el brazo un método revolucionario que acabará imponiéndose como la piedra filosofal de un Mundo, el del fútbol, que vivía anclado en un aburrido sentido común y que ellos van a cambiar de arriba abajo demostrando así que todo está por inventar. Pedir disculpas a todo el valencianismo al estilo ‘Rey Emérito’ y dar explicaciones convincentes públicamente de todo lo acontecido en el último mes presentando una estructura alternativa y solvente contrastada... está fuera de lugar. Ahora lo que funciona es el rinoceronte, el cangrejo, el Twitter y el blanqueamiento. ¡Si es que no tenemos ni puñetera idea! 

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