opinión

El caso Guedes

De no haber fichado por el Valencia, con toda probabilidad, Guedes no habría tenido minutos en su club y por tanto, se habría tenido que conformar con ver el Mundial por televisión. En Valencia tiene su espacio, ha encontrado su ecosistema ideal y está convencido de que, con Marcelino al mando, el proyecto deportivo está condenado a mejorar, no a estancarse...

25/04/2018 - 

VALÈNCIA. A vueltas con el futuro de Gonçalo Guedes, el valencianismo de a pie se devana los sesos porque se acerca el final de temporada y aún no se ha resuelto el asunto. Hace meses que el club viene trabajando, en silencio y con absoluta discreción, en la posible compra del portugués, que se siente feliz, realizado y satisfecho en Valencia, donde ha encontrado un lugar ideal para ser competitivo, para poder crecer, para ser ídolo y formar parte de los planes maestros de un entrenador que ha sacado lo mejor de él, Marcelino. No es nuevo que el VCF encontrará serios obstáculos financieros para rematar la operación –el tema de la sanción de Bruselas que ascendería a 23 kilos y la venta presupuestada y asumida de jugadores por valor de unos 45 millones de euros-, pero Peter Lim ya sabe, de primera mano, que no existe estamento del club que no le haya recomendado que, si hay que hacer un esfuerzo por Guedes, ahora es el momento. No se trata de desestabilizar el futuro del proyecto, ni de tirar la casa por la ventana por el jugador, ni de que Guedes sea la última Coca-Cola del desierto. Se trata de ponderar que es una ocasión única de mercado, una en la que el VCF tiene bastantes más condiciones favorables que desfavorables. Una en la que el VCF ya planteó su oferta: 37 más variables. Una en la que el PSG ya sabe hasta dónde llegará el club de Mestalla, que quiere poner la tela, pero a plazos. Una en la que ambas partes, a cada día que pasa, están más cerca de entenderse que de romper la operación. Una que, por cierto, existe. Algunos se reían, pero Peter Lim estableció las bases, preguntó por el jugador, tiene la intención de comprarlo y en ello anda. Suceda o no, el tiempo dirá. Pero la verdad es la que es: el Valencia CF está haciendo lo que debe, mal que le pese a algunos, intentarlo.

Si fuera por dinero, por potencial y músculo económico, varios clubes ingleses llevarían a delantera. Pagando 60-70 millones por Guedes, el PSG estaría encantado de vender y Guedes estaría lejos de Valencia, para no volver. Eso es un hecho. Sin embargo, las hojas del calendario avanzan, no aparece ese club comprador que haga una apuesta en firme por el luso y el Mundial está a la vuelta de la esquina. ¿Y el jugador? Pues si es cierto que los jugadores terminan jugando donde quieren, Guedes no quiere moverse de Mestalla. Es más, ha interiorizado que su carrera ha vuelto a brillar gracias a la apuesta ché y tiene claro que Valencia, además de un lugar idílico para vivir, es la plataforma perfecta para seguir creciendo y mejorar sus prestaciones como jugador. De no haber fichado por el Valencia, con toda probabilidad, Guedes no habría tenido minutos en su club y por tanto, se habría tenido que conformar con ver el Mundial por televisión. En Valencia tiene su espacio, ha encontrado su ecosistema ideal y está convencido de que, con Marcelino al mando, el proyecto deportivo está condenado a mejorar, no a estancarse.

Por su parte, el club contempla tres escenarios diferentes: el primero, pactar la compra definitiva del jugador, siempre y cuando las condiciones que imponga el PSG no sean lesivas para Mestalla y no hipotequen su economía, que entrando en Champions ya no será de guerra, pero no estará para grandes dispendios; el segundo, alargar su periodo de cesión y prorrogarlo por otra campaña más, operación que satisfaría al conjunto ché y que permitiría al PSG no perder el control del futbolista, que está feliz en Valencia y ve con buenos ojos seguir otro curso más a las órdenes de Marcelino; y tercero, aunque bastante más complicado, pactar una nueva cesión con opción de compra- fórmula que desea regular la FIFA para lograr que los clubes eludan rebasar el Fair Play Financiero, pero que aún no ha entrado en vigor-, que daría tiempo al Valencia no sólo a disfrutar al jugador, sino a ahorrar dinero y encontrar nuevas vías de financiación para afrontar la suma que le pidiese el PSG. Tres escenarios parecidos, pero en realidad, bastante diferentes. Todos dependerán de la entente cordial, buena relación y capacidad negociadora de los diferentes agentes: el PSG, que necesita aliviar masa salarial y recaudar dinero para evitar una sanción de la FIFA; el Valencia, que necesita atar un crack que no sólo amenaza son ser un jugador diferencial, sino que sería el icono ideal para el club en su regreso a la Champions; y Jorge Mendes, que busca la operación más conveniente para su pupilo y también para su factoría, a la que le interesa estar a bien con el PSG y también con su íntimo amigo Peter Lim. La policía no es tonta: a Mendes le interesa mantener viva su base de operaciones en Mestalla, tener buenas relaciones con sus aliados y no desairar al PSG.

En realidad, el asunto Guedes, cristalice o no, siempre ha sido una operación más estratégica que financiera. Guedes es feliz en Valencia, el club lo es con él, Mendes lo ve con buenos ojos y el PSG, aún sabiendo que es un magnífico jugador, sabiendo que es el dueño de un diamante en bruto, está agobiado por la posible sanción de FIFA por el tema del Fair Play y tiene que elegir dos caminos: cederlo de nuevo y seguir teniendo a Guedes bajo control o afrontar una venta definitiva para calmar las aguas, recibir una fuerte suma de dinero y no ser sancionado. No hay día que los aficionados del Valencia CF no me pregunten por el futuro de Guedes y no hay semana que los medios franceses, desde Le Parisien hasta L’Equipe, no coloquen al portugués destino definitivo Valencia, como parte de un paquete de medidas del PSG para sanear sus números y evitar una sanción drástica. La solución está muy cerca y el anuncio no excederá del 30 de mayo. Servidor no estaría nada seguro de que Guedes no acaba vistiendo la próxima temporada la camiseta del Valencia CF. Difícil, sí. Complejo, también. ¿Imposible? Para nada. No es cuestión de dinero, sino de habilidad negociadora. Y en esa coyuntura, el VCF no tiene todos los triunfos en la mano, pero sí puede cantarle las cuarenta a más de uno.

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