El Tour de Francia 2016 ha confirmado la supremacía del británico Chris Froome, que firmó un triplete histórico, así como el frenazo en sus ambiciones del "sueño amarillo" del colombiano Nairo Quintana
VALENCIA. El Tour de Francia 2016 ha confirmado la supremacía del británico Chris Froome, que firmó un triplete histórico, así como el frenazo en sus ambiciones del "sueño amarillo" del colombiano Nairo Quintana y la necesidad de relevos urgentes en el ciclismo español, que cerró un balance con el triunfo de etapa de Ion Izagirre y el sexto puesto de Alejandro Valverde en la general.
Froome es el rey del Tour. Ha ganado tres de las últimas cinco ediciones y mostró una superioridad aplastante ante rivales que no mostraron ambición ni fuerzas. Cierto que el equipo Sky bloqueó la carrera con su enorme potencial, pero hasta su propio líder se mostró "sorprendido" porque sus enemigos nunca le atacaron.
El británico sorprendió en terrenos nada habituales: en el descenso del Peyresourde, en la llegada llana a Montpellier y sobre todo en las dos cronos, donde marcó las diferencias definitivas.
Indudable la fuerza de Froome, ganador indiscutible; probada la ineficacia de sus rivales. Nadie le trató de tú al ciclista de origen keniano. Su rival natural, Nairo Quintana, en ningún momento entró en combate. Ni en su territorio de la montaña.
Quintana llegó al Tour con triunfos en País Vasco, Volta a Cataluña, Vuelta a Romandía y Ruta del Sur. Dijo sentirse "en plena madurez y mejor preparado que nunca". La realidad mostró la versión más débil del ciclista de Boyacá.
¿Qué sucedió con Quintana?. Los expertos apuntan dos razones para explicar su bajo rendimiento: llegó pasado de forma por una errónea preparación de temporada y el exceso de presión de un corredor de 26 años al que se le exigía ganar ya el Tour después de dos segundos puestos (2013 y 2015) y el triunfo en el Giro 2014.
El tercer puesto de Quintana, junto al triunfo de etapa de Ion Izagirre en Morzine y la general por equipos del Movistar, 'maquillaron' el Tour a la escuadra española. Pero con cumplió los objetivos.
Otro aspecto a destacar del Tour fue la preocupante situación del ciclismo español mostrada en la mejor carrera del mundo. Los "viejos rockeros" que han sostenido el andamiaje en la última década empiezan a anunciar la retirada. El primero de ellos Joaquim "Purito" Rodríguez. En la jornada de descanso que tuvo lugar en Andorra anunció que a final de temporada colgará la bicicleta.
Aquel día ya no estaba en carrera Alberto Contador. En principio la baza española para la general, pero un par de caídas lastraron al madrileño, que optó por tirar la toalla. Dejó la incógnita de qué hubiera hecho ante el potencial de Froome. La carrera le echó de menos, sobre todo por la falta de ataques al maillot amarillo.
Contador, que correrá la próxima temporada en el Trek, volverá a intentar la aventura del Tour en 2017 con 34 años, la temporada previa a su anunciada retirada definitiva. El único corredor español que ha ganado las tres grandes lleva 7 años sin ganar el Tour, y tan siquiera ha pisado el podio en ese tiempo.
Y Alejandro Valverde, el "incombustible", fue con 36 años el mejor español clasificado, sexto a 6.16 de Froome. Al "Bala", tercero en el Giro, le siguió Purito Rodríguez, séptimo. Un balance que no debe contentar al ciclismo español, que espera relevos como agua de mayo.
¿Quién tomará el relevo en el pelotón español a partir de ahora?. Contador y Valverde no se rinden, pero por edad y calidad el dedo señala a Mikel Landa. El ciclista vitoriano, gregario de lujo de Froome en el Tour, se retiró en el Giro con los galones puestos.
Landa debe confirmar las expectativas cuanto antes. El ciclismo español necesita vitaminas urgentes. Y si otras promesas como Marc Soler ó Rubén Fernández despuntan, serán bienvenidos para sacar a flote el deporte del pedal en España.