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El golpe de Gracia

10/12/2020 - 

VALÈNCIA. Mañana tendrá lugar la Junta General Ordinaria de Accionistas del Valencia Club de Fútbol y mucho podrán leer sobre la misma aquí en este mismo periódico. Los números, las cuentas y el futuro societario de la entidad pasarán a protagonizar un alto porcentaje de los titulares y, periodísticamente hablando, que esto suceda tendrá toda la lógica del mundo. Sin embargo, para pasar unas felices Navidades y no tener que estar pendiente de la parte baja de la clasificación entre turrón y turrón, el partido del sábado se antoja indispensable. ¡No quiero pensar que este maldito 2020 todavía puede ser peor! Y qué mejor que una victoria para dibujar una pequeña sonrisa en el rostro de los valencianistas, aunque esta sea simplemente pasajera, sumando los tres puntos frente al otro gran histórico de nuestra Liga que lo está pasando mal.  

Duele ver cómo Athletic Club y Valencia apenas suman 13 puntos en su casillero. Y aunque los rojiblancos hayan jugado un partido menos que el combinado che, las sensaciones de ambos son de todo menos positivas. Incluso me atrevería a decir que los vascos aterrizarán en el coliseo de la avenida de Suecia aún más tocados que su rival. La derrota frente al Celta en San Mamés ha escocido mucho por El Botxo. El futuro de Garitano pende de un hilo y, si me permiten el juego de palabras, Javi podría darle el golpe de Gracia. Como el golpe encima de la mesa que también demandan los suyos. El vestuario necesita de la mano de su entrenador para dar más. Porque, pese a las limitaciones, creo que el equipo está capacitado para ofrecer una mejor versión que la que hemos visto ahora salvo en muy honrosas excepciones. Pero las ha habido. Y yo quiero acogerme a ellas. Las reacciones ante Elche y Alavés, el triunfo frente al Real Madrid y la seriedad de Anoeta son ejemplos de ello. Pese a ello, tres victorias en doce jornadas es un balance demasiado pobre antes de afrontar un tramo del calendario en el que se acercan las curvas. 

Tras la marcha de Kondogbia, el técnico navarro se ha quedado casi huérfano de futbolistas para poblar su centro del campo. Quizá por esta razón, en Ipurua presenciamos un plan de partido en el que la medular no tenía como labor la creación de fútbol. El pelotazo largo buscando a Maxi y la segunda jugada fue el principal argumento de ataque con el que los che, incluso, pudieron doblegar al Eibar. Si el delantero uruguayo hubiese ejercido de sí mismo en vez de asistir a Soler o si Dimitrovic no se hubiese sacado de la chistera una mano majestuosa, el Valencia se hubiera puesto por delante en el marcador y hoy veríamos el vaso medio lleno. Después aparecería Jaume y fallaría Gameiro. Pero detalles finales al margen, la duda estriba en saber si el míster ha tomado la decisión de ‘pasar’ de los mediocentros. ¿Jugar directo puede ser una alternativa? ¿El nuevo estilo? Sinceramente pienso que no. 

Entre otras cosas porque Carlos Soler está de sobra capacitado para comandar la medular. No con el mismo estilo que Parejo porque se trata de futbolistas distintos, pero sí con más llegada y menos circulación. Virtudes que, por contra, no obligan a que el Valencia deba renunciar a que la pelota pase por los pies del canterano, algo que sí sucedió en tierras vascas. Además, el equipo tiene que aprovechar más sus alas. Con Wass y Gayá -esperemos que esté recuperado para pasado mañana- llegando desde los laterales, y con Yunus, Cheryshev o Guedes, los blanquinegros deberían hincar más el diente a su rival y de esta manera, surtir a su principal arma ofensiva: Maxi. Escrito resulta sencillo y trasladarlo al césped mucho más complicado pero creo que con los mimbres con los que cuenta el técnico esta podría ser una solución para conseguir que, de una vez por todas, comiencen a llegar los resultados. 

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