VALÈNCIA. El Hércules mantiene viva su crisis deportiva e institucional cuando este domingo 31 de mayo se cumple seis años del descenso matemático del club a Segunda División B, categoría en la que se encuentra desde entonces.
El equipo alicantino caía, por tercera vez en su historia en la tercera categoría del fútbol español, a pesar de ganar en su visita al Mirandés (0-1), con lo que ponía fin a nueve temporadas consecutivas en el fútbol profesional, de las que solo una pasó en Primera División (2010-11).
Aquel Hércules, diseñado para discutir el ascenso, llegó a la penúltima jornada de la competición en una situación crítica tras desplomarse en la segunda vuelta con Quique Hernández, recién dimitido presidente, en el banquillo.
El conjunto herculano pasó toda la temporada en la zona media baja de la tabla, pero entró en colapso definitivamente en la jornada 34.
El serbio Slavisa Jokanovic fue el relevo de emergencia del valenciano para los cinco partidos finales, pero el equipo no logró alzar el vuelo y acabó desplomándose a Segunda B como último clasificado, al igualar su peor clasificación en la categoría.
La situación era tan complicada que ni con una victoria en Anduva los alicantinos, que ya dependían de sus rivales, pudieron evitar el descenso.
La caída a Segunda B amenazó con provocar una profunda restructuración en los cimientos de la entidad, pero tras seis años el club continúa en las mismas manos, ya que el empresario Enrique Ortiz sigue como máximo accionista y Carlos Parodi, entonces presidente, es ahora consejero delegado.
De aquella plantilla solo permanece en el equipo el portero Ismael Falcón, si bien el gaditano abandonó la entidad tras esa temporada para regresar a Alicante hace tres años.
A excepción de en momentos puntuales, sobre todo en las tres eliminatorias de ascenso disputadas sin éxito, el club ha vivido durante estos seis años una gran inestabilidad que se ha dejado notar en cambios continuos en la dirección deportiva, la presidencia y en el banquillo.
De hecho, solo un entrenador, Lluís Planagumá, logró comenzar y finalizar el campeonato sin ser destituido.
Además, el entorno del club continúa crispado y es cada vez más crítico con la gestión de Ortiz, al que reclama de forma urgente que ponga en venta la entidad y deje paso a unos nuevos dirigentes.
Deportivamente, la situación no ha ido mucho mejor, sobre todo en la actual temporada, en la que la paralización de la competición por la pandemia del coronavirus evitó que el equipo tuviera que pelear hasta el final y por primera en su historia por evitar el descenso a Tercera.
De hecho, la competición se paralizó con el equipo alicantino hundido en la zona de descenso desde hace varios meses, si bien la de permanencia se encontraba a solo dos puntos de distancia.