VALÈNCIA. Basar el capítulo de incorporaciones en los fichajes procedentes de Segunda División es un modus operandi fructífero en Orriols. El Levante, sin ir más lejos, ya va a incorporar a sus filas a un futbolista que esta campaña ha militado en la categoría de plata: Pablo Martínez, cedido en el Mirandés. Incluso el pasado mercado estival estuvo monopolizado por refuerzos jóvenes y de una división menor. Malsa, Son, Dani Gómez y De Frutos se postularon como opciones buenas, bonitas y baratas para la dirección deportiva, que hizo el clásico encaje de bolillos con los fichajes dado que no entró dinero en venta de futbolitas más allá de la opción de compra efectiva de Moses Simon con el Nantes.
Por todos es sabido que este verano, precisamente en ese apartado bajas, será obligatoriamente muy diferente. Y es por eso que la estrategia de fichajes 'de segunda' y/o a coste cero tomará, de nuevo, un especial protagonismo. Al nombre de Curro Sánchez, extremo de la Ponferradina, apuntado esta semana por Onda Deportiva, se suman otros jugadores destacados de La Liga Smartbank -e incluso inferiores- que restan apuntados en la agenda de Manolo Salvador y David Navarro. El de Segunda es un mercado que controla la secretaría técnica y que, además, en los últimos tiempos ha dado un rendimiento notable en el club granota.
Más allá de la explosión de De Frutos -que ya había pasado por la élite con el Valladolid, pese a su poco protagonismo, antes de recalar en el Levante-, Malsa ha sido la otra gran revelación de la temporada. El segoviano costó alrededor de dos millones de euros y hoy es una de las principales bazas junto a Bardhi para acercarse a los 16,5 millones de euros en venta de jugadores. Por su parte, el parisino llegó libre del Mirandés y ha firmado un curso entero rayando el notable, lidiando con los problemas de cabeza del peroné desde inicios de 2021 y siendo una pieza que, más allá del covid-19, ha estado casi siempre a disposición de Paco López. Malsa ha sido una montaña rusa y su anarquía en el juego ha parado el corazón a más de un levantinista, pero también ha dado alegrías. Con 25 años, todavía tiene margen de mejora y se espera que la próxima campaña sea más importante en los engranajes del Ciutat.
Más lejos de los dos primeros quedan Dani Gómez y Son. El primero llegó a formar una dupla ilusionante con Roger, pero su llama se apagó demasiado rápido, incluso en el mejor momento de la temporada no salió de su parálisis. Se espera mucho más del madrileño, como también de un Son que ha sido el fichaje más decepcionante del Levante este año. Arrancó con fuerza y aportando alternativas al ataque de Paco López, pero terminó llenando su casillero de errores individuales en defensa y actuaciones demasiado desapercibidas cuando le tocó ocupar todo el carril.
Esos son los cuatro que la temporada pasada ocuparon todo el capítulo de entradas en el club de Orriols, pero también hay otros casos de éxito en el currículum de la actual dirección deportiva. Carlos Clerc llegó en el verano de 2019 procedente de un Osasuna que había conseguido el ascenso a Primera División. Hoy, el lateral catalán es incluso un futbolista al que algunos clubes españoles no pierden ojo. Podría ser un jugador de culebrón este verano, pero no parece que vaya a iniciar antes de que llegue julio. Además, a la cuenta de Manolo Salvador también se pueden sumar los Gonzalo Melero y Jorge Miramón, que se vistieron de granota tras descender con el Huesca, por lo que no computarían en la estrategia de altas 'de segunda', aunque fueron incorporaciones a coste muy reducido -Melero estuvo sobre los 4 millones de euros y Miramón llegó libre-. Otro fichaje reciente que aterrizó desde la categoría de plata es Aitor Fernández. El meta de Mondragón se encuentra entre los éxitos de Tito en este caso, pero fue otro futbolista que, llegado desde el Numancia sin hacer demasiado ruido, consiguió hacerse un hueco y triunfar en el Levante.