VALENCIA. El Mundial de motociclismo tiene tres categorías pero para el tema que hoy nos interesa no nos centraremos en la cilindrada de las motos sino en los salarios de los pilotos: están los que cobran cifras con muchos ceros, los mileuristas y los que no cobran. Porque aunque no lo parezca desde la tele, una gran mayoría de los más de 90 pilotos que participan en el Mundial no cobran o, si tienen la suerte de hacerlo, no pasan de cifras modestísimas. Y todo ello, jugándose la vida.
En la verdadera élite están los más reconocidos, los pilotos por los que gran parte de los aficionados encienden la tele o pagan una entrada: Rossi, Márquez, Lorenzo o Pedrosa. ¿Cuánto cobran los pilotos de MotoGP? Aunque nadie dará nunca las cifras oficiales de los contratos de cada uno de estos pilotos, las especulaciones sobre las cantidades suelen coincidir, millón arriba, millón abajo, y Rossi es de todos ellos el que mejor parado sale.
El gasto, o la inversión, que Yamaha hace en él asciende a más de 8 millones y medio de euros. Ya no es el piloto que cobraba 12 millones en su etapa de Ducati, pero sigue teniendo un suculento complemento de los patrocinadores personales como Monster o Nutella, que le procuran más de siete millones de euros más. En total, se embolsará esta temporada alrededor de 16 millones de euros.
Rossi mantiene su aura de nueve veces campeón del mundo y a pesar de que los resultados no le han acompañado demasiado en estas últimas temporadas, lleva años en los que se ha convertido en el único piloto del Mundial capaz de entrar en la lista Forbes de los deportistas mejor pagados, con picos de más de 20 millones de euros anuales. Tanto poder tiene que cuando llegó de vuelta a Yamaha en 2013 Monster, su patrocinador personal, compró el contrato que Lorenzo tenía con otra marca de bebidas para que no le hiciera sombra.
Según las mismas cifras no oficiales, en la lista de mejores pagados le sigue Jorge Lorenzo. El piloto balear ha ido aumentando su caché con el paso de los años y la llegada de los títulos y ya ha pasado del millón y medio de euros con el que debutó a los cinco que recibe ahora. Lorenzo, como Rossi y la mayoría de pilotos, cuenta además con patrocinadores personales de la talla de Air Europa o el banco Eurasian Bank que le reportan unas cifras ligeramente inferiores a su salario en Yamaha.
Marc Márquez y Dani Pedrosa empatarían en una teórica tercera posición con casi tres millones de euros cada uno sólo en concepto de salario por parte de Honda. Son, además, unos de los últimos privilegiados de esta lista, porque las siguientes cifras que se barajan no sobrepasan en mucho el millón de euros, y hasta en esto son pocos los que llegan al listón. Es el caso de la mayoría de los pilotos satélite y de los ofocilaes de Ducati, Cal Crutchlow y Andrea Dovizioso.
Por ejemplo, Aleix Espargaró cobró en sus dos temporadas con el equipo de Aspar alrededor de 250.000 euros, parte de los cuales los tuvo que reinvertir en pagarse su cláusula de rescisión para fichar por otro equipo esta temporada.
Los sueldos de los pilotos de MotoGP (en millones):
Piloto 2009 2011 2013
Valentino Rossi 14 12-15 12
Casey Stoner 3,8 5-7 -
Dani Pedrosa 3,5 3-4 4
Marc Márquez ? 0,2 4
Jorge Lorenzo 2 4-7 7
Nicky Hayden 2 ? ?
Andrea Dovizioso 1,2 1,5 1
Sete Gibernau 1 - -
Toni Elías 0,7 ? -
Aleix Espargaró - - 0,25
Álvaro Bautista 0,7 1 0,1
Se sabe de algún otro caso como el de Héctor Barberá, que rechazó los 250.000 euros que ofrecía el equipo Aspar por pilotar las Aprilia CRT por los 50.000 euros y la Ducati que ofrecía un equipo satélite. O que Andrea Dovizioso se pagó de su bolsillo una mejora en los frenos de su moto porque el equipo no lo iba a pagar.
Fuera de este grupo se unen la ausencia de cifras, incluso de conjeturas, y la necesidad de aportar patrocinios para continuar en el Mundial. Rara es la situación que vivió Maverick Viñales en sus dos últimos años que vivió en Moto3. Viñales, entonces y ahora, un joven imberbe que bordeaba la mayoría de edad, contaba con un sueldo de 300.000 euros y con una cláusula de rescisión similar.
Lo 'normal' era lo que pasaba al otro lado del box, que el piloto fuera quien financiara al equipo. Ana Carrasco, compañera de Viñales en 2013, se comprometió a pagar por su asiento una cifra similar a la que cobraba su compañero, cantidad que a pesar de todo no llegó a satisfacer totalmente.
Este año, la piloto murciana ha vuelto a intentarlo, aunque ha tocado ir con dinero por delante otra vez. Esta vez ha sido en un equipo holandés que pedía un presupuesto ligeramente inferior al que le vio debutar en 2013. Y todo ello, pese a terminar su año de debut con varios puntos en las últimas carreras y habiendo demostrado su calidad.
PILOTOS DE PAGO O MILEURISTAS
La situación de Carrasco sí que es más común en la jungla en la que se ha convertido el ‘paddock' de MotoGP: o vienes con un patrocinador bajo el brazo, y si son dos mejor, o lo tienes complicado. Héctor Faubel, Adrián Martín, Alberto Moncayo, Iván Moreno o Ricky Cardús lo han vivido en sus carnes en los últimos años. Todos ellos se han quedado sin moto porque no cumplían la primera exigencia de los equipos, antes incluso que la de ser un buen piloto: no cubrían el presupuesto que les pedían.
Igual que no todos los futbolistas pueden jugar en el Barcelona o en el Real Madrid, no todos los pilotos pueden correr para Honda o Yamaha. Algunos tienen que correr para equipos de la parte media o baja de cualquiera de las tres categorías y el problema llega cuando estos equipos no son capaces de garantizarse por sí mismos la supervivencia.
El procedimiento entonces es fácil: empieza la subasta, un juego en el que entran de lleno la ley de la oferta y la demanda para equilibrar un mercado necesitado de dinero y de pilotos al mismo tiempo.
Entre todos los pilotos que no cobran las grandes cifras que sí ven los principales favoritos al título de MotoGP hay dos clases diferenciadas: los que llegan a acuerdos con sus equipos para repartir el dinero y los que tienen que deducir su sueldo del sobrante del patrocinio que hayan logrado conseguir. Este segundo caso, el de los pilotos que simplemente pagan por correr, ha existido y existirá siempre. Poderoso caballero es don dinero, que decían.
Es más interesante analizar y detallar cómo funciona el sistema con los pilotos intermedios, los que no son Rossi o Márquez ni un indonesio o un qatarí con dinero. Estos pilotos combinan, con cifras modestas, un salario base con otro ligado a la productividad, en forma de primas. Al mismo tiempo, se ven obligados a ‘hacer la calle' y luchar en los despachos por sumar algún patrocinador personal que nunca alcanzará las cifras astronómicas de los mayores pero que ayudará a sufragar el gasto en monos, botas o cascos.
Hay ex pilotos del Mundial que incluso le ponen cifras a la situación: en el CEV llegaron a ganar 2.000 euros por fin de semana de carreras cuando subieron al podio y en el Mundial su sueldo estaba rondando los 1.500 euros mensuales después de haber venido con un patrocinador.
Si ya de por sí la tarea de buscar patrocinadores es complicada, los equipos la dificultan un poco más añadiendo la norma de que no pueden colisionar los sponsors del piloto con los suyos. Esto es, si el equipo tiene de sponsor a Coca Cola, el piloto no puede llevar publicidad de Pepsi. Tiene todo el sentido del mundo pero en equipos que sí han trabajado el apartado del marketing -algunos como el Aspar Team están asociados hasta a un equipo de fútbol, en su caso el Valencia- deja a los pilotos sin margen de maniobra. Algo así le sucedió al brasileño Eric Granado, que iba a correr con Aspar pero por incompatibilidad de patrocinadores ha terminado cedido en otro equipo.
A cambio, algunos pilotos se han sacado de la manga ideas como el patrocinio exclusivo, haciendo que un fin de semana gire en torno a un patrocinador tanto en el circuito como en las redes sociales, instrumentos que muchos han aprendido a utilizar como un escaparate para dar más juego a los patrocinadores. Todo sea por llegar a fin de mes, algo que todos terminan consiguiendo pero que debería ser más fácil tratándose de una competición a nivel mundial y que genera millones de euros de beneficios.