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opinión

El partido de la temporada

El partido de la temporada no ha hecho más que comenzar. Y no es cuestión de vida o muerte. Es mucho más importante que eso...

14/12/2016 - 

VALENCIA. En situaciones normales, con el calendario marcando que, en la próxima jornada, tocaba la visita del Madrid a Mestalla, la semana se presentaba como esas que se señalan en rojo en los calores de agosto. Está claro que estamos a años luz de la zona noble, pero la visita del rico y mediático de turno siempre es aliciente. Nos permite ensoñarnos, en los días previos salimos más en las teles por ser "rival de" y, en años anteriores, el inquilino del banquillo se marcaba un tour por los medios de comunicación. Había una visibilidad a todas luces extraña por lo inhabitual de la cosa, huérfanos como estamos de una televisión autonómica potente con alcance en toda la Comunitat, o País Valencià, como prefieran.

Pero hete aquí, que el Madrid anda a otras cuitas intercontinentales y no vendrá el Floper Team hasta allá febrero, lo menos. O cuando diga Tebas. Por lo que lo de sentir ilusión, euforia desmedida, esperanza y resignación final en hora y media lo dejamos para otra cosa, mariposa. Nos quedamos, de momento, sin partido de la temporada. Por lo menos de los de césped. Porque el partido de la temporada no ha hecho nada más que comenzar, con el pitido inicial en Singapur.

Miren, estamos en una situación en la que casi lo de menos es la pelota. Y digo 'casi' porque esto no se soluciona con entrar cuatro temporadas seguidas en Champions. Aún a riesgo de aventurarme en una afirmación económica tan tajante, el solventar presupuestos en base a ingresos de competiciones europeas dice bien poco de la hoja de ruta trazada. Pero dice poco de los de ahora y dice poco de los de antes, aunque de aquella agua pasada todos hemos disertado. Yo era de los que esperaba la solvencia económica de Meriton, por cartera y por gestión de activos. Y vamos camino de convertirnos en un club de badulaque oriental del barrio de Ruzafa. Con directivos de supuestas campanillas que no demuestran resultados y con asesores externos que más bien parece que asesoren al querido enemigo desde el otro lado del teléfono. Y ustedes dirán que, si son 30 kilos por estar en la fase de grupos, treinta por cuatro años son 120 millones, que ya es una cantidad seria. Pero no olviden que para hacer eso nos hace falta más talento conjunto que el que ofrece Cartabia, necesitamos más porcentaje de acierto a portería que el que ofrece Rodrigo y es preciso contar con un nivel de exigencia desde el banquillo superior al que te ofrece Santos. Y solo son tres ejemplos, de los más socorridos y trillados, que dicen a las claras cual es la situación del Valencia, a nivel deportivo y económico. Si hacemos la más odiosa de las comparaciones, el Atleti, en estos últimos años, ha tenido como delantero estrella a Griezmann, 30 kilos, y a Diego Costa, vendido por diez más. Y como 'secundarios' a Gameiro y a Mandzukic. Y venían de salir recientemente de allí unas promesas llamadas Forlán, Villa, Falcao y Agüero. Con esas realidades es más fácil. Lo milagroso fue llegar donde llegamos a principios de siglo con delanteros que apenas superaban la quincena de goles.

Donde quiero llegar, antes que abandonen estas líneas para volver a ver el, merecido, bofetón a #caranchoa es a que es necesario que Meriton cambie el rumbo de gestión y que deje a las claras cuales son sus prioridades en esta cartera de valores llamada Valencia CF, SAD. O si las considera acertadas, viables y las mejores para el club, que las mantenga y perpetúe caiga quien caiga. Pero usted y yo sabemos que esto no funciona tal y como está. No hay niño en Valencia que no ande desanimado y triste por los resultados, mientras les toca aguantar las burlas de los compañeros con otros colores. Y los niños sienten indisimuladamente la verdad. Y así como se exige a los jugadores la profesionalidad pertinente, hay que sacar el látigo para vender, vender y vender la marca Valencia CF y conseguir ingresos y remover cielo y tierra para buscar compradores de las parcelas de Mestalla, el verdadero mal de este club y losa para todo aquel que se disponga a remar por él. Y así tendremos un primer punto de apoyo con el que empezar a mover nuestro mundo. Y con eso, será el principio de algo más fácil. Y no tendremos que mover secretarías técnicas, ni duplicarlas, ni tener meros elementos pseudodecorativos a cuerpo de rey. Y parar el timón, que no ruede más, en el tema deportivo. El envite lanzado por Prandelli es fuerte y sin marcha atrás. Con una diferencia con respecto a situaciones similares ocurridas anteriormente: Cesare tiene bagaje y recorrido para confiar. Pero eso no será para siempre si no empieza a acertar en la cosa de los goles, subirlos a favor y bajarlos en contra básicamente. Y ahora, en estas tres semanas largas sin fútbol, viene la lista de transferibles, los rumores y los ofrecimientos de jugadores con el perfil que busca el, por lo que parece, nuevo adjunto a la dirección deportiva. Como dijeron aquellos que recibieron a golpes al autobús, 'jugadores mercenarios' es lo que necesita el Valencia. Ya ven, hasta un reloj estropeado da dos veces al día bien la hora. Y la plantilla que se quede estará señalada en su totalidad, sintiendo, más que nunca, los ojos de Mestalla clavados en la nuca. Y ahora, sin escudos en los que parapetarse y disimular su negligencia.

El partido de la temporada no ha hecho más que comenzar. Y no es cuestión de vida o muerte. Es mucho más importante que eso.

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