VALÈNCIA. Es el tema de la semana en Orriols. Un penalti, tres responsables y una historia que se repite. El año pasado, en plena carrera por huir del destino, ya abrimos el mismo debate. Roger asumió la responsabilidad contra el Barça, Morales cedió el testigo tras haber anotado un primero y el de Torrent erró la posibilidad de empatar un partido que acabó escapándose en el descuento. Fallo desde los once metros, cortocircuito entre especialistas y vestuario tocado. Semanas después, Bardhi cogió un buen globo porque Melero, que había demostrado ser el más fiable, no le permitió tirar otro ante la Real. Fue una temporada fatídica desde ese punto. De hecho, otro fallado en Mallorca acabó siendo la estocada definitiva para el despido de Paco López. Gritos del pasado.
Al menos, lo eran, porque este curso aún nadie había errado y los lanzadores parecían estar claramante asignados. Campaña, en eso, está impecable y Soldado, también en el campo, aún no ha fallado, pero apareció Wesley para pedir el suyo y esta vez no hubo Melero que utilizase el coco. En una situación tan extrema como la de tirar por la borda un paso de gigante por el ascenso, al brasileño se le ocurrió levantar la mano -insensato- y, peor, a ninguno de los especialistas se les pasó por la cabeza bajársela -doblemente insensato-. Y en medio del torbellino de críticas a unos y otros por lanzar o dejar lanzar, Javi Calleja.
El técnico aludió a la autogestión en sala de prensa, porque "hay especialistas" en el equipo... pero "luego están las sensaciones de los jugadores dentro del campo". Compraría el discurso si el debate interno se dirimiese entre uno u otro de los habituales, pero no me convencen las modernidades que nos han hecho ver a Dmitrovic chutar penaltis en el Eibar y a Wesley, fallarlos en el Levante. Por mucho que la ansiedad del brasileño estuviese por las nubes y a Campaña le pareciese buena idea prestarlo porque "me lo ha pedido y se lo he dado", no compro que no se frene la temeridad desde el banquillo. O Calleja no vio tan mal el asunto y quiso tentar a la suerte, o, de lo contrario, sí es una cuestión de autoridad.
Si lo anota y el Levante gana, no sale esta columna. Pero... ni Wesley lo anotó ni el Levante ganó. Y no valen más vueltas sobre lo que no ocurrió. De hecho, por el bien del equipo y las esperanzas que quedan para el ascenso, directo o no, mejor olvidar cuanto antes.