En una de esas Campaña se marcó su eslálon. Con un requiebro de cintura dejó atrás a dos rivales y con un caño, a un tercero. Avanzó como Pedro por su casa y le señaló a Morales con el índice dónde iba a ponerle la bola al hueco para que se la dejara en la puntera a Mayoral, en boca de gol.
VALÈNCIA. El Llevant sacó petroleo de un partido alocado, gracias a la magia de Campaña en una jugada aislada. Un punto que incluso pudieron ser tres, si los levantinos hubiesen tenido la sangre fría de matar el partido en vez de ir a buscar el 0-2. El Villarreal no marcó hasta el 92' pero, por empuje y ocasiones, lo había merecido mucho antes. El resultado final no fue justo ni dejó de serlo, que ya saben ustedes que aquello de la victoria a los puntos es cosa del boxeo, pero se ajustó bastante a los merecimientos de unos y otros.
El Villarreal generó mucho peligro, sobre todo en la segunda mitad, aunque el Llevant tuvo también algunas ocasiones claras, que podían haber cambiado el rumbo del partido: dos libres directos de Bardhi en posición inmejorable (uno de ellos, la última jugada del encuentro); un testarazo de Roger a bocajarro y otro de Mayoral, pero con el pie. Asenjo respondió a todo con acierto. En la reanudación el intercambio de golpes no dio tregua por momentos: se pasaba del área blaugrana a la amarilla sin que nadie diera un respiro al balón en la medular.
En una de esas Campaña se marcó su eslálon. Con un requiebro de cintura dejó atrás a dos rivales y con un caño, a un tercero. Avanzó como Pedro por su casa y le señaló a Morales con el índice dónde iba a ponerle la bola al hueco para que se la dejara en la puntera a Mayoral, en boca de gol. No llegó a rematar porque Funes lo evitó como pudo, pero en su intento a la desesperada la envió a la red. La propia puerta restó mérito al golazo.
El resultadismo está ganando la batalla. Tal vez, de hecho, ya la ganó a mediados del siglo XIX, con la irrupción del fútbol. Y hasta ahora. Quizá todo lo demás sean meros ejercicios de dialéctica. Y elucubraciones. Vean si no: Calleja estaba al borde del abismo, antes del partido, pero el Villarreal jugó un buen partido, aunque no tiene a los futbolistas resolutivos de sus mejores campañas. Perdonó y pudo perder; al final empató. El míster ofreció una buena puesta en escena, con desbordes por bandas y muchos balones peligrosos al área; y cuando no se podía, con disparos lejanos. La falta de acierto tiene poco que ver con el trabajo del míster. Si el talonario fuese garantía de éxito, el fútbol sería aburridísimo. Y los de la Plana este año no parece que den para mucho más.
En el banquillo de los de Orriols también se impone el resultadismo, aunque el entrenador sea tan bueno como Paco López. El partido ante el Leganés pudo servir de alerta, pero ¿quién se atreve a tocar algo después de cuatro victorias seguidas, incluída la del Bernabeu?
Más allá del 2-0 los errores ante los pepineros se repitieron frente als groguets, aunque con una pizca menos de suerte:
1. Inseguridad de Chema y Pier. El manchego se mostró lacónico y poco expeditivo en situaciones que requieren nervio; el gallego dejó que Pedraza, tras ganar la espalda a Jason, se colara hasta la cocina para empatar, mientras él reculaba hacia el centro sin que nadie sepa aún con qué objeto.
2. Temeridad ofensiva. Con 0-1 en el 92' una contra grogueta pilló al Llevant en campo rival, buscando el segundo, en vez de atesorar el botín y jugar con el nerviosismo del Madrigal, dentro y fuera del terreno de juego, mientras las gargantas de los 500 granotes desplazados, que veían ya la victoria en el saco, se escuchaban desde el faro de las Columbretes.
3. El balón parado volvió a ser un dolor de cabeza.
4. El alud de pérdidas en la medular que generan situaciones de alto riesgo sigue sin corregirse. El juego combinativo no brilló como otras veces y las imprecisiones, sobre todo de Rochina, lastraron cualquier opción. Paco López intentó frenar la sangría con la entrada de Prcic y Doukouré, pero no fue suficiente.
Como ya advertimos hace una semana, este Llevant necesita con carácter de urgencia un metrónomo, alguien con carácter y galones capaz de corregir sobre la marcha, sobre el césped, el tempo del partido para transmitir al resto del equipo cuándo es hora de nadar y cuándo de guardar la ropa. Es muy complicado así que lo más inteligente será abordar de momento aquellas mejoras que son más plausibles. Es fácil de decir y difícil de hacer pero lo ideal sería aprovechar las victorias para mejorar. Con eso y todo, el Llevant suma cinco partidos sin perder y 17 puntos ya en la tabla, toda una gesta que habría que refrendar el viernes con la Erreala enfrente.
Oier (7); Pier (4), Postigo (7), Chema (4); Jason (7), Rochina (4), Campaña (7), Bardhi (5), Toño (7); Roger (5), Morales (5).
60' Mayoral (6) por Roger
84' Doukouré (sc) por Campaña
71' Prcic (6) por Rochina
Paco López (6)
Goles:
0-1 76' Funes (pp)
1-1 92' Pedraza