VALÈNCIA. El próximo será el cuarto entrenador que, con Quico Catalán al mando del Levante, cogerá al equipo con la temporada en marcha. Lucas Alcaraz, Rubi y Paco López ya vivieron lo que es entrenar al cuadro granota con el curso ya iniciado, todos con un denominador común: el padecimiento por sacar al club de los puestos rojos de la tabla. Ese es, de hecho, la meta que ha de lograr el próximo inquilino del banquillo de Orriols, con todas las papeletas para un Javi Pereira que trabaja en China para resolver su contrato con el Henan Jianye. Según pudo saber este periódico, la intención es que el pacense se haga cargo de lo que cuesta rescindir el contrato con la entidad en la que tiene contrato con vigor, aunque ya llevaba siguiendo los pasos del equipo durante varias jornadas.
Si el preparador extremeño termina aterrizando definitivamente en el Ciutat de València -de todas las opciones que ha sondeado el club es ahora el primero de la lista- se enfrentará al reto que ya encararon sus sucesores después de que abandonara la ciudad de la mano de Juan Ingancio Martínez rumbo a Valladolid. Alcaraz cogió al Levante el 21 de octubre de 2014, después de que Mendilibar cayera goleado, por 0-5, ante el Real Madrid. El Levante, entonces, también ocupaba los puestos de descenso de la clasificación, con 5 puntos en 8 jornadas, uno más que ahora mismo, y la tarea del granadino estuvo enfocada durante el resto del curso en salvar la categoría. Arrancó con derrota contundente en Vigo (3-0) y después fue levantando el vuelo de manera irregular, encadenando una racha de dos meses sin conocer la victoria y logrando la permanencia en la penúltima jornada, pese a caer frente al Deportivo de la Coruña. Eso sí, el andaluz continuó en el cargo la siguiente campaña, con el objetivo cumplido, pero con tan solo 37 puntos en la tabla, los mismos puntos que el descenso de 2005.
El final de temporada y el desgaste entre entrenador y club invitaban a una separación de caminos aquel mismo verano, pero Alcaraz inició la 15/16 y la escasa confianza se agotó definitivamente a las primeras de cambio, después de una sola victoria en nueve jornadas que dejaron a su elenco en el farolillo rojo. Fue Rubi el encargado de coger las riendas del club aquella temporada, que terminó con el último descenso levantinista tras 26 puntos cosechados en 29 jornadas. Si la campaña anterior había terminado en susto, la de Rubi al frente del barco granota acabó en muerte al caer en Málaga. El catalán fue despedido para que Juan Ramón López Muñiz cogiera al equipo desde la pretemporada y en Segunda División, pero tras el asturiano ya fue Paco López el que, con suerte distinta, tuvo que salvar al Levante de la quema en 2018.
Con el curso mucho más caliente, en la jornada 28, el de Silla arrancó con un triunfo en Getafe y una salvación más cómoda de lo que las sensaciones de aquellos meses invitaban a presagiar, tras 15 partidos consecutivos sin ganar a las órdenes de Muñiz. La 18/19 fue más dura para Paco López en el banquillo, con la permanencia sufrida y lograda en Girona. El valenciano es el tercer técnico cesado en octubre durante el mandato de Quico Catalán -tras Mendilibar y Alcaraz- y su sucesor en Orriols habrá de enfrentarse a una temporada donde el objetivo se cierra exclusivamente en una permanencia obligada con las experiencias anteriores en la retina.