El talento no lo es todo 

VALÈNCIA. Me cuesta comprender a los aduladores de Campaña. Al futbolista mejor pagado de la historia del Llevant se le han consentido todas la boutades, sobre todo durante las dos últimas temporadas, en las que vivió obsesionado con irse a un Sevilla que jamás apostó de verdad por él y que tampoco lo ha hecho ahora. Es de Perogrullo que el talento no lo es todo en el fútbol. Hay casos y casos de chicos que no progresaron por poco sacrificio y mucha expectativa, escollos muy comunes, en realidad, en todos los ámbitos de la vida. Los últimos días de mercado, Campaña llegó a lanzar un ofrecimiento público al Sevilla a través de las redes del Llevant, algo insólito. A Monchi no le cuadró. No tenía que pagar traspaso. Sólo igualar su ficha. Ni aún así. El talento no lo es todo.

Además de una inestimable contribución al descenso, por incomparecencia, Campaña representa una piedra en el zapato de Quico Catalán, su peor operación financiera, una renoventa a todas luces innecesaria, alimentada mediáticamente de forma artificiosa, para ofrecerle una cláusula y una ficha para cuatro años inasumibles, con unas cifras que reventaban para siempre todo rastro de austeridad en el club. Un callejón sin salida que finalizará en el verano de 2023 con cero beneficio y doce millones de coste. Club, representante y jugador ansiaban la salida en este mercado para minimizar el destrozo, económico y emocional. No sucedió. 

Como llueve sobre mojado, es difícil discernir si el Campaña que vimos un rato en Zaragoza o ante el Tenerife es el que disfrutaremos todo el año porque ha hecho propósito de enmienda y nos ofrecerá su mejor perfil, o si sencillamente estaba aprovechando el escaparate previo al cierre del mercado para demostrar que aún queda clase en sus botas. Tampoco sabemos si esta versión es mérito de Mehdi Nafti y de una decisión táctica inteligente: colocarlo muy por delante de Iborra y Pepelu para no interferir con el trabajo de la sala de máquinas, decisivo para el equilibrio del equipo. Pese a todo lo expuesto, Orriols ya se ha mostrado dispuesto a perdonar todos los devaneos de Campaña, si él muestra la actitud correcta en cada partido. Y sin duda esa sería una enorme noticia. 

Nafti ha aplaudido de forma entusiasta la gestión del mercado y la plantilla que le queda, la más poderosa de la categoría. Una de sus primeras declaraciones, tras aterrizar en el Ciutat, fue que había futbolistas que no querían seguir en Segunda. Han salido muchos, pero, ¿quiénes se han quedado? Es fácil apostar por el propio Campaña, De Frutos y Vezo. ¿Será capaz el míster franco-tunecino de implicar a los tres? Los quilates de calidad ofensiva de sevillano y segoviano serían diferenciales, en la categoría; y un portugués implicado, junto a Mustafi, si le respetan las lesiones, armarían un bastión atrás. Pero el rendimiento de ambos es una incógnita. Y Postigo y Pier vienen de una temporada calamitosa. Es el gran talón de Aquiles de la planificación deportiva: los centrales. Aunque se cuente con los comodines de Álex e, incluso, Iborra. La plantilla está desequilibrada por líneas. Aparte de los centrales, cuenta con diez futbolistas de corte atacante, donde sólo Campaña y quiza Joni puedan jugar entre líneas, y sólo con tres medios para la dupla medular: Pepelu, Iborra y Pablo. 

Es sólo una paradoja que el Llevant lleve cero goles en contra: los rivales tuvieron ocasiones y el equipo, desajustes defensivos, sobre todo ante el Zaragoza. Cárdenas, un travesaño y la fortuna evitaron goles. Este Llevant, en todo caso, está construido para ser demoledor arriba. Si se consigue el ascenso, será con un fútbol más ofensivo que en el año de Muñiz. Wesley, Bouldini, Musonda, Cantero, Soldado, Brugué, Joni, Ibáñez, De Frutos… Un par de buenos centrales hubiesen sido la guinda del proyecto y algún mediocentro. Quizás hubiese bastado con quedarse a Leal, Blesa y Giorgi. Son 42 jornadas y muchos meses de competición. En todo caso “lo que n’hi ha, juga”. Con la implicación y el compromiso de todos, con la mejor versión de cada futbolista, a este Llevant, pese a todo, no se le puede escapar el ascenso.