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análisis / la cantina

El Valencia Basket femenino me deslumbra

1/01/2021 - 

VALÈNCIA. Este año ha sido largo, crudo y pesado. Así que no me voy a andar con rodeos: me cansa el buenismo. Y, de entre sus numerosas ramas, una de las que más detesto, es la de exaltar a la mujer deportista por lo primero y no por lo segundo. Es decir, que su mérito no haya sido ganar esta medalla o batir aquel récord, no, que su vía hacia la notoriedad haya sido ser mujer y practicar deporte (de élite, al menos).

Es posible que no haya sufrido los defectos del machismo del periodismo deportivo porque me hice periodista escribiendo sobre el legendario Dorna Godella de Miki Vukovic o el no menos prominente Valencia Terra i Mar de Rafa Blanquer. Miki y Rafa eligieron llevar un equipo de mujeres y, la verdad, nunca les escuché decir que eso les hiciera especiales. Lo hicieron y punto.

Y cuando Ruth Beitia batía el récord de España o Anabel Medina ganaba un torneo, cogía y me ponía a escribir. Recuerdo que las entrevistas con Almudena Muñoz y Niurka Montalvo siempre tenían mucho contenido. Y si querían hablar de que se sentían discriminadas, lo hacían. Y si no, hablaban de otra cosa que les interesaba más. Pero nunca, creo, entrevisté a una mujer por ser mujer.

La prensa, lubricada por el dinero de unas empresas que han visto en el deporte femenino una forma de promocionar lo que venden, ha puesto de moda, en los últimos años, escribir sobre mujeres en espacios acotados como espacios para mujeres deportistas. Pero luego llega el día que esas mujeres tienen una competición y acaban en un breve.

València tiene un equipo que es una joya y que se merece titulares gruesos. Un equipo que, creo, no tardará muchos años en emular a aquel Dorna Godella de Ana Belén Álvaro, Laura Grande, Blanca Ares, Natalia Zasoulskaya, Razza Mujanovic o Katrina McClain. El Valencia Basket femenino, insisto, ha completado un año sensacional.

La facción femenina del Valencia Basket lleva años creciendo, casi sin dar un paso atrás. De la mano de un exjugador, Rubén Burgos, que ya ha demostrado ser una gran entrenador y que lo hace sin estridencias y sin presumir, como ha sido toda su vida.

Su 2020 ha sido para enmarcar y demuestra que ya solo le queda un peldaño más para ser las mejores. Antes de la suspensión por la COVID, el Valencia Basket iba cuarto en la Liga, había jugado las semifinales de la Copa de la Reina y había alcanzado los cuartos de final de la Eurocup para enfrentarse al Castors Braine belga. En verano se reforzaron muy bien y, de momento, se han clasificado como cabeza de serie para la Copa y en la Liga llevan solo una derrota en 18 partidos, y fue ante el líder, el Perfumerías Avenida de Salamanca, y en la prórroga.

Una trayectoria deslumbrante para las jugadoras de Rubén Burgos, un equipo que se merece un saco de elogios al final de este 2020 que no solo ha traído desgracias y hastío. Porque, hasta en el cielo más oscuro, siempre brilla una estrella.

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