El Valencia entra en pánico

VALÈNCIA. "Voy a morir por este escudo y vosotros también", fueron las únicas palabras que acertó a decir un derrumbado Gabriel Paulista cuando se acercó al fondo de los seguidores valencianistas presentes en Getafe para pedir disculpas -único futbolista en acercarse a los aficionados-. Más tarde fue Diakhaby con la voz entrecortada quien dijo: "Vamos a darlo todo para salir de esta situación. Hay que creer. Sabemos que es difícil, pero tenemos que estar unidos en los malos momentos. Sin la afición va a ser difícil. Necesitamos de la afición, de todo el Club y del staff para sumar la mayor cantidad de puntos posible". Y también con visibles gestos de afectación Hugo Duro añadió tras la derrota ante su ex equipo que: "Esto se puede sacar, es necesario estar todos juntos, ahora más que nunca esa unión es lo que nos puede ayudar a salir de ahí". 

Las miradas, los gestos, las caras, el tono de voz y la expresión corporal de los futbolistas (muchos de ellos ya durante el partido) denotaban una realidad tan evidente como dolorosa: la realidad por la delicada situación ha superado mentalmente al equipo; el Valencia CF ha entrado en pánico.

Con la derrota del lunes en Getafe el saldo general de goles pasa a ser negativo por primera vez en la temporada (27 en contra y 26 a favor), y aún con todo, ese es el menor de los problemas de este equipo.

El resto de cifras son demoledoras con 6 derrotas consecutivas, 7 partidos seguidos sin ganar, 1 triunfo en 16 jornadas, 8 puntos conseguidos de los últimos 48 en juego y 5 victorias en 22 encuentros. La salvación ya está a dos puntos, viene la Real Sociedad a Mestalla el sábado (equipo en plaza Champions actualmente) y las dos próximas salidas son al Camp Nou y al Metropolitano.

Tiempo hay, como viene diciendo Baraja desde que llegó al banquillo, sin embargo no hay un sólo elemento al que agarrarse para pensar en que la plantilla le pueda dar la vuelta a la situación. Porque encima a las bajas de Cavani y Nico se une la de Gayà quien estará al menos dos semanas fuera de los terrenos de juego.

La faceta goleadora también ha caído en picado 5 goles a favor en 9 encuentros (menos de medio gol partido) con sequía a domicilio que ya se extiende hasta los 429 minutos (arrancó tras el gol de Cavani en La Cerámica y se ha prolongado durante las cuatro últimas salidas).

Para colmo de males hay defectos que se repiten partido tras partido de manera mimética. El equipo aguanta en pie la primera media hora aproximadamente y a partir de ahí comienza a diluirse tras perder el control en la zona central del mediocampo. Los números hablan de tramos finales de partidos, letales para los blanquinegros. Sufre en los últimos 15 minutos de los encuentros, un tramo en el que le han metido 9 de los 27 goles totales, dos más que en todas las primeras partes de los partidos de Liga. Estos goles en los últimos minutos han provocado derrotas ante Getafe, Valladolid, Villarreal, Barcelona y Mallorca. Mucho peores son los números de las segundas partes a nivel global ya que 20 de los 27 goles encajados en Liga provienen de las segundas partes.

Los rivales lo saben y suelen oxigenar esa zona como movimiento de inicio en la segunda parte. En Valladolid Gonzalo Plata suplió en el 60 a Aguado situando más centrado a Roque Mesa, quien dominó la zona de medios centros. En Girona, y en el minuto 62, Rodrigo Riquelme suplió a Toni Villa, para oxigenar la media punta dejando el centro del campo bajo el dominio de Oriol Romeu. Y ante el Getafe, Quique Sánchez Flores retiró en el descanso a Gonzalo Villar (con una amarilla) para meter a Maksimovic, que junto con Arambarri, desarmaron al equipo valencianista en la segunda mitad. 

Tampoco ayuda el extenso catálogo de errores en la pelota parada. Así llegó el gol en el Coliseum, pero antes Mamardashvili ya salió en ayuda de los suyos en varias pelotas paradas desde el lateral o las esquinas. 

La dinámica es terrible y el equipo pide desesperadamente a Mestalla que apriete en los partidos que quedan para lograr la salvación. Atendiendo al tiempo y las jornadas que faltan, es evidente que hay tiempo para enjugar la distancia con los equipos que luchan por eludir el descenso. Con los números en la mano, parece evidente que el pánico está más que justificado.