El Valencia recibe al Atlético con las pilas cargadas

VALÈNCIA. El fútbol actual sigue siendo una onomatopeya a la sinrazón o quizá esa sinrazón es la que está convirtiendo al fútbol actual en una especie de tótum revolútum donde ya da igual el equipo de tus amores, da igual de la ciudad que seas; el dinero lo compra todo en el fútbol mundial... y pese a eso el fútbol es cada vez más pasión de sus seguidores y simpatizantes.

Lo inmediato

Y, como siempre, eso no ha cambiado en la historia de este deporte, lo más importante es el siguiente partido que tu equipo del alma y en el caso que nos ocupa, en el caso de mi alma y de mi equipo, lo inmediato es ese duelo ante el Atlético de Madrid en Mestalla. Ambos equipos aterrizan con la moral contrapuesta pese a que la realidad del día a día de ambas escuadras nos indica que el Atlético, pese al guantazo que le acaban de pegar en Champions, es mucho más equipo que este Valencia descontrolado con un torpe y chulito gestor como Murthy comandando la nave.

Pero la grandeza

Y pese a todo, pese a lo que nos dicta el corazón y el raciocinio, este deporte tiene siempre a bien romper con lo teóricamente razonable y tiende a hacer un guiño a todo lo establecido para dar paso a lo extraño y a un sinfín de novedades que provocan que el fútbol desnortado de hoy en día todavía sea generoso con el corazón de los aficionados, de todos los aficionados de este deporte.

Lo anormal

Y es en esa curiosidad donde anida la grandeza de nuestro querido deporte llamado fútbol. En el fondo, lo normal sería que el Atlético ganara el siguiente duelo con absoluta normalidad. Ahora bien, si hablamos de fútbol, obviamente, no estamos hablando de normalidad. En este deporte se suceden los resultados inimaginables como por arte de magia -cualquiera en un momento dado puede ganar a cualquiera- y es precisamente en ese disloque de sensaciones donde el fútbol de hace grande partido a partido y donde la pasión siempre tiene un sitio de honor en el corazón de sus seguidores.

Lo especial

Y en el fondo, de cara al inmediato partido de Liga, el Atlético cuenta a priori con todas las posibilidades de resolver ese duelo a su favor...pero como el fútbol es así, así de caprichoso e inestable, también se puede dar en esta oportunidad una victoria del Valencia que en el fondo sería una victoria preciosa y casi caprichosa.

Habla Mestalla

Y lo curioso del caso es que se miden dos equipos con un camino en la vida deportiva absolutamente inverso, pero que, en este caso, como en cualquier caso en el mundo del fútbol, lo cierto es que, a priori, pensar en un resultado final es hacer un ejercicio de simple filosofía que no nos conduce a ninguna parte. Puede ganar el Valencia de Bordalás y puede ganar el Atlético de Simeone. Sea como sea es un partido catalogado por los especialistas como histórico y en ese duelo histórico puede pasar realmente de todo. ¿Y? Pues miren, como el fútbol en el fondo es un camino de ilusión y de divertimento, yo lo que espero es que el Valencia gane contra todo pronóstico y que los aficionados de verdad de este Valencia se acuesten este próximo domingo con la sensación de que este Valencia de su corazón sigue siendo un equipo gigantesco.