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El valioso legado de Elena Tejedor

23/04/2021 - 

VALÈNCIA. Recuerdo que cuando llegó la Fundación Trinidad Alfonso en 2012 y supe que su directora iba a ser una tal Elena Tejedor, me puse a escarbar para ver quién era. Vi su pasado en Mercadona, que era una persona ajena al deporte y, por qué mentir, el aspecto de santurrona que ofrecía en las fotografías que se difundieron de ella. Aquella investigación tan cutre me sirvió para formarme una idea cargada de prejuicios. Y seguí mi vida.

Tiempo después llegó un Maratón de Valencia y, como todos los años, escribí un artículo contando alguna historieta que salió publicado el domingo, el día de la carrera. Por la mañana, todavía era de noche, llegué a la salida y vi que venía hacia mí junto a Julián Lafuente, que trabaja en la Fundación y que me conocía muy bien de sus tiempos como plumilla. Elena se plantó delante de mí y me felicitó por el artículo. Luego estuvimos charlando un rato y me dio una especie de pronóstico sobre la carrera que se me antojó ridículo, así que nos despedimos y me fui pensando: “¿Y esta que sabrá?”.

Elena acertó y eso me dejó meditabundo. ¿Y si estoy equivocado? Yo ya estaba fuera de la información deportiva, pero cada cierto tiempo coincidía con ella en algún acto relacionado con el maratón y hablábamos un rato. En estos nuevos encuentros lo que me sorprendió es que cuando tú dabas tu opinión, ella guardaba silencio, te miraba a los ojos y te escuchaba. Puede parecer una simpleza, pero hay muy poca gente con poder que lo haga.

A cada encuentro, a cada acción, fue despojándome de todos mis prejuicios y al final acabó convirtiéndose en una persona, en una dirigente, que se ganó todo mi respeto y mi admiración.

Luego supe de su estratagema para acercarse al Maratón de Valencia casi de incógnito, cómo engañó a Paco Borao para que no descubriese  que el empresario al que representaba y que quería patrocinar la carrera era Juan Roig ,y cómo fue desentrañando las particularidades y las rarezas del club que lo organiza, la SD Correcaminos.

Tampoco fue bien recibida en el club de corredores que había mantenido vivo su maratón durante lustros. Pero, lejos de ofuscarse, le hizo gracia que la llamaran “chavala” o cosas así. Aquella reticencia no la ofendió y en vez de arrasar con todo, como podría haber hecho, prefirió reunirse periódicamente con los socios de Correcaminos, con los veteranos corredores, para explicarles que no quería usurpar su carrera, que únicamente quería aprender de ellos.

Todavía queda algún insurgente, pero Elena Tejedor hoy es socia de Correcaminos, ha liderado la conversión de un maratón de segunda en uno de los mejores del mundo y se ha enamorado de este deporte. Hasta el punto de que ha pasado de no hacer ningún tipo de ejercicio a correr con cierta regularidad y, en los últimos días, incluso, se ha puesto las zapatillas para hacer las seis etapas del maratón virtual de Correcaminos.

Dice Paco Borao, con quien ha formado un tándem providencial para el Maratón de Valencia Trinidad Alfonso, que no solo se ha puesto a correr sino que se ha convertido en corredora, haciendo suyos los valores de amistad y solidaridad que caracterizan a toda comunidad de trotones. La mejora deportiva fue un estímulo para ella y, al principio, con la ilusión del neófito, se guardaba los mensajes que mandaba el Circuito de Carreras Populares con la información sobre su marca en la última prueba de cinco o seis kilómetros y la media que le salía, que cada mes era un poco mejor.

En la Fundación Trinidad Alfonso confluyeron los trabajadores canónicos procedentes de Mercadona y los más anárquicos que provenían de otras empresas. Ella, siempre con la puerta de su despacho abierta, supo hacer que todos dieran lo mejor sin perder su esencia. Porque no intenta imponer, su propósito es mejorar.

Pero además de ser una persona con una educación exquisita y muy empática, tiene instinto, muchos reflejos y determinación para cuando es necesaria. Y si veía preciso forzar un encuentro con Irene Lozano, la presidenta del Consejo Superior de Deportes, cogía el bolso, salía de su despacho y se iba a por la secretaria de Estado. 

El dinero con el que Elena Tejedor, que ahora vuelve a Mercadona, ha anegado el deporte valenciano es el dinero de Juan Roig, esto es indudable, pero Elena Tejedor ha hecho, y ese es parte de su gran legado, mucho más que repartir dinero. Porque ha escuchado a los dirigentes y deportistas de cada especialidad y ha intentado ayudarles. Y cada vez que llegaba a un deporte nuevo, preguntaba: “Y aquí, ¿dónde está el Correcaminos de este deporte?”.

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