Hoy es 10 de octubre
ALICANTE. Si alguien se fue a casa este sábado contento con el empate fue el Intercity y como muestra de ello queda la frase con la que Alejandro Sandroni cerró su comparecencia tras el mismo: "Con todo lo que nos ha pasado damos por bueno el punto, aunque habíamos venido a ganar", dijo el técnico negro en la sala de prensa del estadio Rico Pérez, donde el delegado de la Real Federación Española de Fútbol hacía su trabajo tomando buena nota de las deficiencias una jornada más, aunque seguirá sin pasar nada porque en Las Rozas solo están preocupados por conservar su sillón.
El Hércules arrancó el derbi (con perdón) con las mismas dudas que había terminado el choque en Alcorcón, haciendo concesiones atrás que estuvieron muy cerca de costarle otra derrota porque no solo el Intercity se adelantó tras dos graves errores defensivos, encadenados y a cada cual peor, es que estos se extendieron más allá de los primeros compases (hubo fallos de marca groseros) y el rival tuvo en las botas de Locadia el 0-2. Carlos Abad con su intervención en el segundo mano a mano que le ganaba al delantero del Intercity y 'Solde' con su tercer gol en tres jornadas salieron al rescate de los suyos y el panorama cambió. Con el 1-1, el encuentro devino en "loco" como decía Sandroni, pero más por mérito del Hércules. Ahí es cuando el mensaje de Rubén Torrecilla en su comparecencia pospartido de que el resultado de empate "no fue justo" y los suyos "merecieron ganar" tiene sólida base y no solo por ese balón que estrelló 'Solde' en el travesaño de la meta de 'Samu' Casado y que hubiera permitido a los blanquiazules irse al descanso con un 2-1.
Es verdad que el Intercity llegaba al choque muy condicionado por las bajas (y se fue aún más), pero en la primera mitad no solo la batalla del centro del campo la ganó sobradamente el Hércules (y no solo por superioridad numérica de mediocentros, también por la actitud de estos), es que la banda izquierda de los hombres de negro fue un coladero, algo que el equipo de Torrecilla supo aprovechar: 'Eka' Jiménez estuvo la mayor parte de los primeros 45 minutos solo ante el peligro, sacándole partido 'Alvarito' y 'Solde' para quien lograr "un 'hat-trick'". como dijo Torrecilla, parece que es excesivo, pero sí pudo firmar un doblete ante su exequipo.
Es verdad que el Hércules generó "muchas más ocasiones claras" como sostenía su entrenador, incluso en una segunda mitad en la que, eso sí, el Intercity equilibró el duelo por el balón (algo que no pudo responder solo al lógico cansancio de Colomina) y se adaptó infinitamente mejor a un encuentro bien distinto al del primer tiempo, con continuos parones que no pérdidas de tiempo. Los hombres de negro regatearon los contratiempos (a la lesión muscular de Locadia se sumaría la de Mendibe con un brecha por un choque con su compañero Burlamaqui) y salieron 'vivos' de un Rico Pérez en el que la sensación reinante era que el Hércules se había levantado de la lona para poner contra las cuerdas a su vecino, pero desaprovechó la oportunidad de noquearlo y luego no fue capaz de crearla de nuevo pese a los intentos en la forma de cambios con los que Torrecilla trató sin suerte de hacerlo: a los jugadores blanquiazules les fallaron las piernas (a varios por adelantado) y además sin excepción, pues no hubo esa marcha más que debe representar el concurso de futbolistas que han visto el inicio del choque desde el banquillo. De los jugadores que se sumaron a la causa en el segundo tiempo solo Javi Moreno aportó algo distinto.
Penalti y expulsión
Mención aparte merece el tema arbitral y es que el Hércules tiene razones para sentirse agraviado por la actuación de Juan Antonio Campos. Igual no fueron "dos penaltis clarísimos" como denunciaba Torrecilla (aunque nadie puede negar que a Colomina lo empuja Andreu Hernández en la acción de la segunda mitad), pero en el primer tiempo el árbitro ceheginero y sus asistentes Borja Jiménez y Guillem Batlle se comieron un penalti de libro cometido por Mendibe sobre Dani Romera. Esa pena máxima habría permitido a los blanquiazules irse con la victoria parcial y en superioridad numérica al descanso pues el central de Markina hubiese sido expulsado al ser amonestado con la segunda amarilla (e incluso con una roja directa porque fue un agarrón, no hizo gala de querer jugar el balón que es el único supuesto en el que ya es aplicable el 'doble castigo' del 'penalti y expulsión'), contribuyendo a que la segunda mitad hubiese sido bien distinta, no obstante el cansancio de no pocos jugadores.