VALÈNCIA. Julián Calero ha contagiado una mentalidad diferente en Orriols. No solo por los resultados de un Levante que, con el entrenador madrileño al mando, todavía no ha perdido ni en pretemporada, sino también por un discurso que ha calado en el respetable granota. Sin embargo, para el técnico, el fútbol "sigue siendo un resultado" y el positivismo que transmite, solo un añadido al cariño que la afición ya le profesa. Así lo confiesa en la segunda parte de su entrevista en Plaza Deportiva, donde también asegura que la herida del club, de la que habla prácticamente en cada comparecencia pública, no sana logrando el ansiado ascenso.
"Eso son palabras mayores (...) las heridas sanan regenerándose como institución y sintiendo que vuelves a ser un club importante", comenta Calero, un hombre que trata de trasladar al levantinismo su folosofía de vida, con el barniz del que vivió el trágico atentado del 11-M como Policía Municipal en Madrid. "Fue un antes y un después en mi vida, me llevé un aprendizaje que intento empecé a llevar al fútbol", relata a este diario.
- Déjeme inmiscuirme en una faceta vital, más personal. Usted era policía municipal en Madrid cuando estalló el atentado del 11-M, hace ahora algo más de 20 años... ¿Qué efecto tuvo aquel trágico episodio en su vida?
- Cuando ves la muerte tan cerca, tanta gente que se te va en los brazos, tante gente que te pide ayuda y a la que no puedes ayudar porque es un escenario de guerra, te afecta el resto de tu vida. Te quedas con el dolor, a pesar de salvar a muchísima gente. Te cambia la perspectiva de vida. Para mí, fue un antes y un después. Desde entonces, valoro mucho más el día a día, y la vida en definitiva, de lo que lo hacía antes. Vivimos siempre en el filo de la navaja, pero no nos damos cuenta. Los humanos pensamos que vamos a estar aquí para siempre, pero en realidad estamos de prestado, por eso intento disfrutar y hacer disfrutar a la gente de mi alrededor.
- ¿Qué aprendizaje vital obtuvo de aquello?
- Precisamente este último fue un aprendizaje importante. También me llevé el trabajo en equipo y la solidaridad de mucha gente cuando pasa algo tan grave. Allí había equipos de Guardia Civil, Policía Nacional, Municipal, servicios de emergencias, conductores de autobús, taxistas... todo el mundo puso mucho de forma desinteresada por ayudar. Eso me hizo confiar en que la raza humana tiene ese punto de solidaridad tan bonito. Y eso... me lo llevé al fútbol.
- ¿Por eso es usted experto en luchar contra la adversidad, ahora, en el fútbol?
- No sé si soy experto. Lo que sí sé es que me han tocado situaciones complicadas a lo largo de mi carrera. Pensamos en el Levante, ahora, en el Cartagena o el Burgos, pero he tenido otras vivencias en otras categorías. Yo, por ejemplo, la primera vez que entrené en Tercera División al equipo de mi pueblo, al Parla, lo cogí último. E hicimos, mi cuerpo técnico y yo, algo parecido a lo de Cartagena: no jugamos playoff de ascenso por muy poquito. Fíjate lo que es la vida: esa experiencia me la llevé en la mochila y la empleé en Cartagena. También he estado en el Oporto, que es un club de Champions, con patrones diferentes a uno que lucha por salvarse... y ahora intento traer esa experiencia a Valencia. Es verdad que en los últimos años me han tocado situaciones comprometidas, porque si en Burgos no llegamos a ascender, el club hubiera desaparecido. Al 110%. Logramos ascenderlo y mantenerlo siendo el último presupuesto de la categoría, incluso lideramos Segunda División durante algunas jornadas de la siguiente temporada. Así que, no sé si experto en la adversidad, pero intento adaptarme y ser camaleónico.
- Por regla general, las aficiones de clubes que ha entrenado le quieren. ¿Cree que se debe a lo que transmite más que a los resultados? ¿Es más por su discurso que por el hecho de no haber perdido todavía?
- El fútbol siempre es resultado. Evidentemente, lo que transmites también es importante. Sobre todo, la forma en que lo transmites. Yo intento ser claro y no usar demasiados tecnicismos en ciertas explicaciones. La gente no quiere eso. Si hablo en un foro de técnicos, ahí sí uso todos los tecnicismos que hagan falta; en un foro donde la gente necesita entenderte, es necesario usar un idioma común, un vocablo que se entienda. Luego, el resultado es muy importante, claro. En Burgos, si consigues un ascenso dos décadas después, le salvas dos temporadas y le dejas consolidados en el fútbol profesional, el aficionado te va a querer. Si encima le das un mensaje claro, te da cariño por la calle. Si, en Cartagena, coges a un equipo que va último, involucras a los jugadores, lideras la segunda vuelta, haces récord de puntos... la gente te va a apreciar. ¿Por el mensaje? Sí. ¿Porque eres cercano? También. Pero sobre todo por el resultado.
- Dijo el otro día que el Levante es un lugar al que ha venido a sanar una herida a la que echa mercromina. ¿Está en el camino para cerrarla?
- Lo estamos. Todos. La propia afición también. Ya les he dicho muchas veces lo de la cicatriz. Las heridas no pueden condicionar, son pasado, solo son un recuerdo que siempre va a estar ahí. Y es duro. Pero es importante que no condicione el futuro, no podemos vivir siempre pensando en la herida. Como el que dice: "Cuidado, que si vuelvo a montar en bicicleta me voy a volver a caer, y me voy a hacer otra herida"... No, tienes que seguir montando en bicicleta e intentar no volver a caerte en la misma circunstancia. Todos tenemos heridas y creo que esta está cicatrizando y la gente está entendiendo el mensaje. Ahora noto una ilusión en la gente que, cuando llegué, no notaba. Hace dos meses y medio percibía más dudas que ilusión, y ahora es al revés. Aunque todavía estamos en el camino.
- Y cerrarla… ¿depende de subir a Primera División?
- Esas son palabras mayores. En la jornada 5 del año pasado, estaban en descenso el Valladolid -que ascendió directo-, el Oviedo y el Eibar -que jugaron promoción-. De eso hace un año. Imagínate el camino que queda como para hablar de esto. Y, por otro lado, las heridas no sanan consiguiendo el ascenso, sino regenerándote como institución y como equipo, volviendo a sentir que eres un club importante. No sanan siendo fusilánime y pensando que van a ocurrir cosas malas porque "esto ya lo he vivido yo". La forma de curar las heridas es cambiar la mentalidad negativa por una consctructiva, y creer. Luego, el fútbol es muy caprichoso y un ascenso depende de una mano en el último segundo de una prórroga. Lo importante es volver a estar en el camino de ser de los que luchan por ese objetivo.
- Dijo el director deportivo que nadie le ha comunicado que el objetivo tenga que ser ese ascenso. Entiendo que a usted tampoco…
- No, ni mucho menos. Es más, si me hubieran trasladado ese objetivo, las exigencias hubiesen sido mucho más altas. Si quieres correr en Fórmula 1, me tienes que dar un Ferrari. Quiero decir, hay que saber quién eres ahora mismo, y nuestra limitación salarial nos hace ver que no estamos entre los que, supuestamente, tienen ese poderío económico para ascender. Eso sí, sí tenemos una historia, una afición y, además, un grupo de jugadores que está preparado para competir contra cualquiera en ese momento. Pero en ningún caso me han exigido el ascenso, simplemente competir bien. Venimos de temporadas donde ha faltado ese puntito de competitividad, y lo que quería el club es que el equipo compitiera bien. Yo les dije que eso sí iba a suceder.
- Y, aunque no sea el objetivo, con la plantilla que tiene, ¿se podría pelear por ascender a Primera?
- Primero, debemos consolidarnos en los puestos de arriba y ganarnos el derecho a pensar que podemos competir por ello. Para eso, tengo que ver al equipo algunos partidos más. Yo siempre digo que las diez primeras jornadas son de acomodamiento, luego viene la travesía por el desierto -que viene a ser hasta la jornada 32- y luego vienen las diez últimas, donde todo el mundo tiene prisa. Y ahí, los nervios y el poso juegan un papel importantísimo. Estamos en la fase de posicionamiento y la plantilla que tengo sí me hace pensar en que nos vamos a posicionar lo mejor posible.
- Usted ha sido uno de los más críticos con las estrecheces del Fair Play Financiero y la pobredumbre de las inscripciones que afecta al fútbol español. Decía Miñambres que los clubes se tienen que sentar para solucionar esto. ¿Está de acuerdo?
- Absolutamente. Toda la normativa que hizo La Liga para sanear a los clubes funcionó muy bien, en general, porque ahora no dejan de pagar y no quiebran. Se logró poner puertas al campo. Pero los tiempos van evolucionando, los clubes han cogido la idea y saben qué pueden gastar, así que creo que hay que subir el límite de gasto. Lo creo por una sencilla razón: se nos están yendo muy buenos jugadores a ligas medias, no superiores. Cuando un futbolista se va a Inglaterra, Alemania o Italia porque le pagan mucho dinero, es lógico. Pero que vayan a otras ligas de índole medio porque tienen más capacidad económica que un equipo de Segunda División en España, ahí empieza a chirriar todo un poco. Hay que revisarlo. Ahora mismo, el Levante vende a un jugador y puede usar en nuevos fichajes un 20% de lo que ingresa. Es muy poco dinero. No digo que sea 1-1, porque el resto se destina a la condonación de la deuda, en el caso del Levante. Pero, como decía Felipe, se ha de dar una vuelta y abrir un poco el abanico. Que no lleguemos a la segunda jornada con gente por inscribir. Da una sensación muy fea al fútbol español.