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vicent molins presenta su obra 'club a la fuga' en plazadeportiva.com

"Los clubes de fútbol ya no necesitan a sus comunidades de siempre para sobrevivir"

10/09/2022 - 

VALÈNCIA. De cómo los clubes de fútbol ya no pertenecen a sus ciudades. Del proceso que ha acabado alejando a los equipos de su gente local y las nuevas etapas que vienen, que pueden dejar algunos cadáveres por el camino. De cuando magnates foráneos o grupos empresariales aterrizan en sentimientos deportivos tradicionales para 'despersonalizarlos', en base a un lícito negocio y con un mando a distancia, aprovechando la caída de los sistemas sociales de siempre. Vicent Molins publica 'Club a la fuga' (Barlin Libros), un libro que, con el Valencia Club de Fútbol como pilar del desarraigo mundial de los clubes respecto a sus comunidades, trata de explicar la transformación general del balompié.

Podría ser perfectamente una novela, porque "al Valencia le han pasado cosas tan terriblemente divertidas que parece una obra berlanguiana". Molins, geógrafo, escritor y columnista de PlazaDeportiva.com, se refiere a los macabros pasajes recientes y no tan actuales de la historia del club de Mestalla, que sirven como molde perfecto para demostrar la mutación del fútbol al ritmo del resto de engranajes económicos y sociales. 'Club a la fuga' saldrá a la luz este próximo 14 de septiembre, aunque ya puede adquirirse en preventa, tanto en librerías físicas como online. Se presentará el día 26 en un lugar especial, aunque todavía secreto, un libro que versa sobre la detonación del Valencia tradicional, pero sin hablar solo del Valencia.

- 'Club a la fuga’ trata el proceso de desvinculación, cada vez más acusada, de los clubes con sus ciudades en favor de un sistema despersonalizado, en el momento en que los clubes caen en manos de magnates. ¿Podría ser ese un resumen de la obra?

- Sí. Intento contestar a una pregunta muy básica: ¿tu club sigue perteneciendo a tu ciudad? Cada uno que lo aplique al equipo al que guarda fidelidad. Soy geógrafo de formación, me gusta la economía urbana y me gusta mucho el fútbol... y el Valencia. Todo tiene un paralelismo bastante potente porque están pasando cosas muy parecidas. Si cambias tu club por tu plaza, tus calles o tu comercio, los procesos son parecidos y muy lógicos. Los que nos gusta el fútbol quizá estamos demasiado pendientes del mercado de fichajes y del partido del domingo, y posiblemente perdamos de vista la fuerza que tiene el fútbol como deporte de masas para explicar cosas que van a ocurrir en la sociedad, y no las vemos. El fútbol es una especie de 'canario en la mina' que nos advierte de cosas que van a suceder.

- La obra se basa en tres fechas clave para explicar ese proceso...

- El libro está estructurado como una especie de viaje a partir de tres fechas que considero clave. Son tres cambios industriales, dentro de la industria futbolística: Barcelona 92', la adicción inmobiliaria de 2004 y el año 2014. Y aplico esto al caso del Valencia porque estos tres años encajan a la perfección. Esas tres fases cuentan bien cómo ha evolucionado, en todo el mundo en realidad, la relación entre la industria del fútbol y sus entornos locales.

- El Valencia es el punto central de la obra, pero ¿es el club que ha vivido con más fuerza esta 'deserción' de los clubes de sus comunidades?

- No. Una de las cosa que intento explicar en el libro es que el Valencia no es ninguna excepcionalidad. Para nada. Utilizo el caso del Valencia por cercanía y por conocimiento, pero si viviera en el Reino Unido o en Italia usaría otro. Creo que en España sí es el club donde ha ocurrido todo esto de una manera más visible, pero está pasando en todos los sitios. El 95% de los clubes de la Premier League pertenecen a poderes extranjeros y más o menos remotos. En Italia, un club tan tradicional como era el Milan pasó a formar parte de uno de los fondos buitres más potentes del mundo como era Elliot, lo acaban de revender a otro fondo americano y no tiene nada que ver con su poder tradicional. Pero es que al Atalanta lo acaba de comprar un empresario norteamericano, que también tiene en cartera a los Boston Celtics... Está pasando y va a seguir pasando. 

- ¿Por qué ocurre esto?

- Ocurre porque puede ocurrir. Los clubes de fútbol ya no necesitan de sus comunidades para sobrevivir. Tienen otras fuerzas.

- Hablas en el libro de "clubes buitreados". ¿Es el Valencia un "club buitreado"?

- Es el gran ejemplo de club buitreado en España. Y fuera hay muchos más. En el Valencia se cumplen las tres fases que hemos comentado. A partir del año 92, se celebran los Juegos de Barcelona, Expo Sevilla, Madrid Capital Europea de la Cultura, se abren museos, etapa de frenesí... y Valencia se queda sin nada. En ese reparto, la ciudad se queda sin su trozo de la tarta. Se genera un agravio y el Valencia, el club, es en realidad la respuesta. Hay una pintada en esos años que me parece fascinante y que dice: "Barcelona 92 - Valencia 0". La respuesta a aquello es Paco Roig. Justo en ese momento el club se convierte en Sociedad Anónima Deportiva y el Valencia se transforma en el gran estandarte de su territorio para 'luchar' contra los otros. Y a partir de ahí... todos conocemos lo que ocurrió. Roig funda un movimiento que todavía se arrastra, luego llega la gran fiebre inmoviliaria y después el sistema local acaba debilitado por el crash económico y el pinchazo de la burbuja del ladrillo. Aparecen entonces poderes foráneos que aterrizan para aprovecharse, lo cual es un funcionamiento empresarial absolutamente lícito. Nosotros lo vemos desde el sentimiento del que es víctima, pero simplemente son poderes que tratan sacar rédito. Y la tercera etapa, la de 2014 con el proceso de venta del Valencia, es muy sintomática porque no es solo Peter Lim, es que todos los pretendientes eran poderes remotos y aprovechaban que el sistema local estaba malherido para recoger ventajas. De hecho, en aquel proceso compitió Cerberus, que precisamente se dedica a aprovechar estos casos en otros terrenos.

- ¿Es esta tercera etapa del proceso la que hace a Vicent Molins empezar a pensar en 'Club a la fuga'?

- Es la definitiva, sobre todo porque en el contexto nacional el caso del Valencia es llamativo, no es tan visible en el resto de clubes. Por eso en España creo que se habla muy poco de la deriva del Valencia, porque no ha ocurrido en el Madrid y en el Barça. No se comprende lo que le ha pasado al Valencia e incluso su propio entorno no acaba de asimilarlo. Cree que es una cuestión de Peter Lim y, al final, eso se convierte en un tópico. A ver, evidentemente Lim ha elegido malos directores y ha escogido mal el modelo de club, pero este problema es global. Ni es de Lim ni es del Valencia.

- Matizas en redes sociales que Valencia ha perdido la soberanía de "alguno de sus equipos". Porque al Levante no le ha pasado esto, de momento…

- Precisamente el Levante estuvo en una fase de 'buitreo', de alguna manera, con Robert Sarver. Su llegada formaba parte exactamente de los mismos procesos. Sí que es verdad que el Levante quizá supo "defenderse" de un ataque exterior. Yo contestaba el otro día en redes que en el caso de Valencia, me refiero desde luego al Valencia. Le podría haber pasado igual al Levante, porque en realidad las fases son bastante parecidas, la única que cambia es la tercera. No entra un poder remoto finalmente, pero las dos etapas previas se suceden de manera bastante similar: hay una élite local asentada con Pedro Villarroel y a partir de ahí arranca una degradación del poder tradicional. Entra gente no extranjera pero que tampoco estaba ligada al poder tradicional del Levante, se debilita el sistema de gobierno del club... y la diferencia es que Quico Catalán logra evitar que el Levante forme parte de una constelación de la que, al final, formó parte el Mallorca.

- ¿De dónde surge todo esto? ¿Dónde nace la 'airbnbización' del fútbol, como subtitulas el libro?

- Surge de que el fútbol es simplemente una derivada a la que le impacta un modelo económico que ocurre en otros sitios. Insisto, ocurre porque puede ocurrir, básicamente. En 1992 hay una socióloga, Saskia Sassen, que acuña el término de 'ciudad global'. Explica cómo las ciudades que hasta ese momento no dejaban de ser tradicionales, que funcionaban de puertas hacia dentro, empiezan a perder peso. En el fútbol ocurre exactamente igual: los clubes no necesitan a sus ciudades y eso es una realidad. El match day antes era muy importante y ahora no. En el caso del Manchester United, en la 04/05 suponía el 42% de sus beneficios y en 2019, el 16%. En la mayoría de clubes ha pasado lo mismo, el día de partido pierde peso en los beneficios del club, que ya se generan más allá del poder tradicional, más bien en todo el mundo. Por eso tiene una trampa: solo le puede ir bien a los 6 o 7 clubes que de verdad son marcas globales. El resto, en realidad, lo que hace es mentirse.

- ¿Se miente el Valencia?

Mira, el 55% de aficionados de la provincia de Valencia son del Valencia, lo cual es una noticia fantástica para el club, porque esto solo ocurre en el País Vasco y en pocos sitios más. En el resto de provincias, el equipo más seguido es el Madrid o el Barça. Están incluso por encima de ese porcentaje. Esa es la única fuerza que tiene el Valencia hoy, en todo lo demás... Si ves reparto de peñas hay pocas en el mundo y el reparto de beneficios, hasta 2014, dependían del sistema local. Abogo por que el Valencia, si quiere tener un modelo solvente, tiene que mirar de puertas para dentro. Eso no significa rechazar al mercado global, todo lo contrario, pero tiene que saber que su modelo solo puede tener futuro en base a la raíz.

- ¿El mercado de fichajes es otro síntoma de todo esto? El cómo funciona hoy y cómo se sujeta en las grandes carteras de determinados agentes...

- No lo había pensado, pero puede ser. La foto de la final de Copa de 2019 y la plantilla del Valencia de hoy: no queda prácticamente nadie en tan pocos años. Eso no ocurría antes y pasa porque el club ya no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para otras cosas. Conocemos constelaciones como la de Mendes, pero es que el 13% de la propiedad del Milan es la misma que la del Liverpool. Están empezando a haber cruces accionariales que todavía no nos resultan escandalosos -excepto algún caso como el del Red Bull Leipzig en Alemania y el Salzburgo en Austria-, pero ya hay cruces de intereses. Hay un montón de órbitas, unas que intuimos y otras que no. ¿Dónde queda el club tradicional? 

- Hablamos de cómo hemos llegado hasta aquí, pero no de cómo salir. El fútbol ya no es lo que era pero... ¿puede volver a serlo?

- Yo intento desmitificar un poco esa frase. Entiendo la expresión del 'odio al fútbol moderno' por su sentido romántico, pero no se trata de esto. El fútbol simplemente actúa en base a un contexto social y económico, evidentemente nunca volverá a ser lo que era antes porque la realidad ya no es la misma. El futuro tiene que pasar por la regulación. Los organismos tienen que ser capaces de regular de una manera más directa y más ágil. Intenciones como la de la Superliga son muy lógicas. Entiendo a Florentino y Agnelli cuando dicen que no tienen bastante y que están compitiendo contra clubes cuyo beneficio viene de su ciudad. Creo que ese tipo de competiciones son nefastas para el fútbol porque cambian la condición base sobre la que nos asentamos como aficionados, pero las entiendo. Su intento es lógico empresarialmente y quieren algo que puede ocurrir.

- El fútbol, entonces, está condenado a seguir cambiando sin parar...

- El fútbol está condenado a que se regule en base al interés de los clubes y no de los poderes financieros. El problema es que, cada vez más, las entidades son parte de poderes financieros. Lo dijo muy bien Peter Lim en aquella entrevista en Financial Times, cuando contaba que el fútbol es increíble porque se sienta "en una mesa con el árabe, el blanco, el chino...". El fútbol no puede ser eso. La solución es muy complicada pero sí pasa por una regulación muy clara. No pueden pasar cosas como que La Liga empiece a experimentar con jugar partidos en sede neutral. Lo entiendo porque ahora tiene más beneficios que jugar en tu propio campo, porque hay alguien que te compra, pero ahí las aficiones ligadas a comunidades tradicionales exigen un club al lado de su casa. Si no, dejarán de tenerlo. Creo que no estamos tan lejos de la NBA, queda un pasito más para empezar a ver cambios de sedes de franquicias. Yo uso el ejemplo de Los Ángeles Dodgers de béisbol: es el club por antonomasia de California, pero nació en Nueva York. Su propietario se hartó del concejal de urbanismo del momento porque no le dejaba construir el estadio tal y como quería, y se llevó el club a la otra costa. Y aquí podemos verlo en la próxima década. 

- ¿Se puede llegar al punto de que los clubes pequeños tiendan a desaparecer? 

- No lo sé. Es cierto que hemos visto ya casos. Zaragoza es una ciudad muy importante y su club acaba de ser vendido a un entramado que tiene el Inter de Miami, el Lens y el Millonarios (de Colombia). Es un nuevo ejemplo. El poder local ya no podía responder al Real Zaragoza, que cada vez iba a peor con empresarios de allí al frente. Se dan las condiciones perfectas para que un poder foráneo llegue y compre. Lo que estamos viendo es que da igual la grandeza del entorno, ya no es suficiente, porque Zaragoza es una ciudad importante y el Zaragoza ha caído. Lo lógico es que acabemos viendo clubes pequeños, enraizados a comunidades pequeñas, que si están bien trabajados -como el Villarreal estos años- saldrán adelante al margen de la comunidad que les rodee. Y luego tendremos clubes alfa: podrán con todo y tendrán más capacidad de expansión que el resto. 

- Y serán los que amasen los beneficios por derechos de televisión...

- De hecho hay un dato bastante divertido, que es que en 2004 la diferencia entre el Valencia y el primero de la clasificación de ingresos, el Real Madrid entonces, era de 'solo' 191 millones de euros... mientras que en 2019 esa distancia llegaba a los 543 millones respecto al primero de ese momento, que era el Barça. En 2014 ya había una brecha más grande, pero es que todavía el Valencia estaba ahí, de alguna manera. En 2004 el Manchester City ingresaba 89 millones y el Valencia 84; en 2019, el City se embolsaba 549 y el Valencia 172. Es un cambio industrial grande. Los clubes medianos han perdido absolutamente el tren y no sé cómo lo van a recuperar. Lo van a pasar mal si no tienen un modelo claro muy asociado a sus comunidades cercanas. Eso o tener la suerte de recibir una propiedad extranjera que propague un modelo exitoso de club, pero es una ruleta rusa. 

- ¿Hay casos en que esa absorción de clubes en otros poderes haya sido un éxito?

- El Leicester, en la Premier, es un caso paradigmático en positivo. Ha tenido un propietario extranjero que ha sabido generar un modelo de club. Es cierto que la mayoría no lo hace, pero el problema es lo que pasa después, cuando el propietario se cansa, se marcha o hay otra compra. El Newcastle lo acaba de comprar Arabia Saudi, da respuesta a la gran fallida del sistema tradicional que te explico y... ¿qué pasará después si las cosas vienen mal dadas? ¿Cómo va a recuperar la comunidad de siempre del Newcastle a su club? Quizá no pueda. Igual el daño es irreversible.

- ¿A los 'clubes estado' se les puede considerar un éxito?

- Depende del modelo. Creo que el City es un gran éxito; el PSG, depende. Tampoco pongo mucha fuerza argumental en el origen de los poderes. El debate no es si el propietario es de Singapur o es de Almussafes. Nos gustaría más que fuera de Almussafes, pero ese es un tema de sentimientos. La clave es el tipo de relación con el club que tiene esa propiedad: si lo utiliza como un soporte, con lo cual genera economías extractivas y aplica la energía a otra parte de su holding; o si de verdad la propiedad se vincula a un club y quiere generar un modelo, un poco lo que ha sido Roman Abramovich en el Chelsea. Es la gran diferencia. Si es de 5.000 kilómetros más allá o más acá... Es importante, pero no el factor crítico.

- ¿Puede pasar que todo este proceso acabe alejando a la gente? Volviendo al Valencia, se observa una masa social que protesta, pero ¿existe el desapego?

- En el caso del Valencia ha pasado lo que dicen los mejicanos con los muertos: ha pasado tanto tiempo muerto, que ya ha sobrevivido. El desapego de la gente ha ocurrido, si miras el número de socios la caída es tremenda, hay pocos clubes que hayan experimentado un desplome tan grande. Ahora bien, sí hay incluso un nuevo apego con el club precisamente porque la gente se ha dado cuenta de que tiene el poder de salvar a su club. A nivel relato, es fantástico que de repente la afición tenga la potestad de pensar que el club solo puede sobrevivir si está a su lado. De alguna manera creo que eso ha pasado, aunque luego hay ingredientes: un entrenador carismático, los fichajes, si ganas un partido 5-1... Pero el valencianismo creo que ya sabe que el único futuro que tiene su club pasa por el propio valencianismo. A nadie le dolerá que el Valencia acabe desapareciendo, solo a esa militancia que puede defenderse del nuevo punto, de la nueva etapa que viene. Creo que en una fase próxima veremos mucho cadáver. 

- ¿Ha disfruado Vicent Molins escribiendo 'Club a la fuga'?

- Por supuesto. Por formación y profesión he disfruado mucho, pero también porque me ha ayudado a entender muchas cosas que le están sucediendo a mi club. Lo que le ha pasado al Valencia es un shock tremendo que cuesta aceptar: por primera vez en su historia, el Valencia no depende de Valencia y, aunque se toque a la puerta del propietario, no hay nadie detrás. Esa sensación de frustración la ha vivido el valencianismo y es muy complicado asumirla. Escribir 'Club a la fuga' ha sido como una terapia. Me ha impactado ver que es lo mismo si en lugar de clubes de fútbol hablamos de otras cosas. Si el libro hubiera ido sobre el comercio hablaríamos del mismo proceso, con otros actores y otros nombres. El fútbol no es otra cosa que un deporte de masas ligado a una sociedad que le rodea.

- ¿Habrá versión en valenciano?

- Me gustaría, pero quiero que 'Club a la fuga' sea entendible en cualquier contexto. Es la primera incursión de la editorial Barlin Libros en contenido deportivo y el primer objetivo es no quedarnos solo en el contexto local. Es un libro generado para que pueda funcionar en Zaragoza, en Madrid o en Barcelona. 

- De hecho, en la portada del libro aparece un estadio que no es Mestalla...

- Exacto. Si debía ser Mestalla o no fue una discusión, precisamente. Y decidimos que no por lo que te digo, porque puede ser cualquier estadio. No queríamos dar la sensación de que esto es una particularidad del Valencia, porque no lo es. Es verdad que es un modelo perfecto para explicar el proceso, pero podría ser cualquier estadio, La Romareda o el campo de los Wolves. 

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