'Estoy más que harto y no pienso seguir soportándolo'

VALÈNCIA. "Network", película de culto, narra las peripecias de Howard Beale. Tras varias décadas como presentador de informativos, la cadena le anuncia que le despedirá por su baja audiencia. Beale reacciona anunciando a sus telespectadores que se suicidará en directo. Su anuncio provoca un impacto brutal, las audiencias revientan y la cadena le pide que siga al frente de los informativos. Encendido, Beale se convierte en un profeta televisivo cuya rabia contenida termina por explotar. Habla de un país gigante convertido en mediocre, del paro, de la delincuencia, de la tiranía del sistema y la corrupción. De personas que están hartas de todo y que ya sólo quieren que les dejen en paz hablando con su tostadora. Por eso pide a los espectadores que abran las ventanas de sus casas y griten: "Estoy más que harto y no pienso seguir soportándolo". La reacción del público es inmediata. Miles de hogares norteamericanos abren la ventana de sus casas al mismo tiempo y gritan que están hartos y no piensan seguir soportándolo. De Nueva York a Filadelfia. De Miami a Maine. Beale tiene razón. La gente está harta y no quiere seguir soportándolo. 

Este fin de semana, el valencianismo se ha echado a la calle para proclamar, alto y claro, aquello que repetía una y otra vez el bueno de Howard Beale. Que están más que hartos y no pueden seguir soportándolo. La afición del Valencia está hastiada de una gestión lamentable que bate cada año su propio récord de mediocridad y que estuvo a punto de enviar a un club histórico a Segunda. La afición está harta de una serie de discursos vacíos, de jerarquías de cartón piedra y de subterfugios modernos ('local management'). Y no quiere seguir soportándolo. Esa gente está harta de discos que suenan siempre igual, de que les vendan humo en verano y de que todo acabe oliendo a cloaca en otoño. Y no quieren seguir soportándolo. La afición está harta de entrenadores que entran por la puerta y salen por la gatera sintiéndose engañados, tras ser usados como escudos humanos y parapetos ocasionales, como si fuera el día de la marmota. La afición está harta de palabras artificiales, de promesas incumplidas y de cambiar todo para que nada cambie. El valencianismo está harto y no piensa seguir soportándolo. 

El valencianismo lleva nueve largos años empachado de mediocridad y por más que la cabeza le pida resignarse a encerrarse en casa para quedarse a hablar con su tostadora, su corazón le grita que tiene que movilizarse. Esa afición está harta, como Howard Beale, y no quiere seguir soportándolo. El valencianismo está harto de un señor que entró en su Valencia porque el Valencia jamás entrará en él. La afición está harta y no quiere seguir soportando a una serie de políticos, bancos y autoridades que se ponen de perfil cuando lo que está en juego es la supervivencia de un sentimiento centenario. Está harto y no quiere seguir soportando que Generalitat, Ayuntamiento y CaixaBank no den un paso al frente necesario para proteger la conservación de un club que es patrimonio histórico, cultural y social de la sociedad valenciana. El único patrimonio real que le queda al Valencia, su gente, esa que no tiene cláusula de rescisión, esa que se saca religiosamente el pase, ya no traga más. Que se pongan las pilas los políticos, los bancos y las instituciones. Los aficionados del Valencia CF están más que hartos y no piensan seguir soportándolo.