Comer

bombazo para arrancar 2025

Toni Novo de Casa Carmela se queda MIMAR para abrir una arrocería con vistas al mar

Ya dimos una pista la semana pasada cuando hablamos de lo que el 2025 nos tenía preparados gastronómicamente hablando.  Una noticia –un notición– que abre un escenario esperanzador en La Patacona.  Toni Novo, uno de los grandes hosteleros de la ciudad,  se queda MIMAR, el restaurante que la familia Miralles abrió hace tres años, para montar una arrocería donde primará el sello que siempre ha caracterizado a Casa Carmela: calidad por encima del todo y unas paellas sublimes. Eso sí, en este caso serán a gas, no a leña. 

"Si me preguntas hace un año si abriría un segundo local, te habría dicho que ni loco. Pero una noche cenando con un amigo común de Miralles y mío me comentó el tema y a mi mujer se le abrieron los ojos, y ella, que siempre se había mostrado reacia a que montara cualquier otra cosa, se mostró ilusionada ante la posibilidad. Y pensé: esta es la mía",  cuenta Toni Novo.  Esa ilusión venía de lejos, de su infancia, cuando ella y su familia pasaban los veranos en las llamadas colonias que proliferaron en las playas valencianas, primero en Nazaret y luego en la playa de Las Arenas y la Malvarrosa hasta llegar a la Patacona. Las colonias eran un complejo de diez o doce casitas de madera que se montaban en verano y se desmontaban cuando terminaba la temporada. "Al haber pasado allí los veranos algo le removió. Gracias a eso, decidí dar el paso. No me habría decidido si mi mujer no me hubiera apoyado", asegura el hostelero. Cuando una noche cenando en MIMAR Toni y su mujer le comentaron a Miralles su interés, el match fue instantáneo.  ¿A quién mejor que a esta familia para legar el restaurante al que José y su hermana María Ángeles habían dedicado sus últimos años de trabajo?


La colonia de Carmela no va a ser Casa Carmela, pero se le parecerá mucho. "Será una arrocería top, pero sin leña por cuestiones de ubicación y montaje y también porque Carmela a leña solo puede haber una en el mundo", explica Toni.  Sabe que las comparaciones con la casa madre serán inevitables, pero lo que Toni deja claro es que en el nuevo local se mantendrá la misma calidad que en Carmela, solo que aquí la carta será algo más sencilla y el ticket medio bajará un poco respecto al del centenario restaurante de la Malvarrosa. Quien quiera gamba roja de primera o cigalas de tronco tendrá que seguir yendo a Casa Carmela, pero a cambio casi podrá tocar el mar cuando coma en la terraza de la recién nacida.  

Aunque no harán una gran remodelación del local que diseñó Francesc Rifé, sí que van a tocar la cocina, los baños y parte del revestimiento que se ha ido deteriorando por el salitre en estos tres años de vida. Toni calcula que para después de fallas podrían abrir, aunque no tiene prisa y prioriza dar un buen servicio por encima de todo. Está tranquilo y con ganas del nuevo proyecto, pero sobre todo está empeñado en que las cosas salgan como él quiere.  "Voy a muerte a hacerlo bien, pero también tengo claro que si no cuaja o no lo veo claro, me doy media vuelta y tan feliz. Casa Carmela es el pater, la vaca lechera, de allí dependen muchas familias y eso nunca lo voy a poner en riesgo".  

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