VALÈNCIA. No es fácil ser Harry Maguire. No es sencillo entrar a un terreno de juego con la camiseta de tu país, tras ser prácticamente apartado de tu equipo, y que 50.000 espectadores se rían de ti y hagan 'olés' cada vez que toques la pelota. No es fácil saber que eres un chiste, un "meme" para los aficionados. No es fácil, pero nadie hace nada para subsanarlo.
En un país en el que los campos de fútbol están empapelados por carteles instando a denunciar los abusos y que se ha convertido en bandera de la lucha contra el racismo, Maguire parece estar solo en su propia refriega. Se ha convertido en deporte nacional reírse de él y tomarse a broma cada acción suya en el campo, hasta el punto de que parece que la mala suerte le persigue y si algo le tiene que salir mal, le saldrá mal.
Han sido los meses más difíciles para la carrera del central inglés, que perdió la capitanía en el Manchester United y fue invitado a irse, teniendo que quedarse a última hora por las bajas en defensa del club. Sigue atrapado en un club que pagó más de 80 millones por él, en el que no cumplió las expectativas y en el que no le quieren, y en el que apenas ha disputado 23 minutos esta temporada.
El único que confía en él parece ser Gareth Southgate, que pese a su inactividad en el United, le convocó, bajo críticas, para los partidos de Ucrania y Escocia y le puso de titular en uno y le dio media parte en otro. Southgate, en uno de sus discursos más pasionales desde que entrena a esta selección, ha sido de los pocos o el único en pronunciarse de verdad y defender al central.
"Nunca he visto que se trate a un jugador así", aseveró Southgate en rueda de prensa. "Es un estandarte para nosotros en una de las Inglaterras más exitosas en décadas. Ha sido parte clave y crucial en ello. Cada vez que sale al campo, la resiliencia que demuestra es increíble. Estamos todos con él".
"Entiendo lo que han hecho los aficionados escoceses, pero es consecuencia del ridículo trato que se le ha dado durante mucho tiempo. Es una broma, por parte de nuestros comentaristas, nuestros expertos o quien sea. Han creado algo muy por encima de cualquier otra cosa que yo haya visto", apuntó.
"Incluso nuestros aficionados se dieron cuenta cuando dijeron algo como 'puede que nosotros nos estemos pasando, pero no vamos a dejar que los rivales se metan con él'", añadió Southgate, que también alabó el carácter de Maguire, que pese a todas las polémicas, siempre ha intentado dar la cara.
Porque lo fácil para Maguire hubiera sido venirse abajo, no aparecer más, evitar el conflicto. En un país que asegura tomarse la salud mental como se merece, Maguire es día tras día, en redes sociales y en público, ridiculizado al máximo y no recibe ninguna clase de ayuda.
Pero cuando haya otro caso como el de Dele Alli, al que le pudo la presión sus traumas infantiles, víctima de abusos sexuales, y sus adicciones a las pastillas para dormir, entonces Inglaterra sí volverá a preocuparse de la salud mental de los jugadores y de los problemas a los que tienen que hacer frente. Mientras tanto, Maguire seguirá siendo objeto de risa nacional. Y aquí no pasará nada.