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opinión politizada / OPINIÓN

Hasta los huesos, estamos hasta los huesos

22/02/2023 - 

VALÈNCIA. Para sorpresa de nadie, los problemas del Valencia CF 2022-2023 van mucho más allá del nombre del entrenador de turno. Rubén Baraja es una leyenda, pero no es un chamán. Los milagros sólo suceden en las películas. Getafe volvió a dejar en pelotas un proyecto que no es tal, un plan que no existe y una temporada que se desliza irremisiblemente por el sumidero del descenso.

El lunes noche, como le ocurriría a muchos otros, la sensación personal era de derrota definitiva. De estocada letal en las costillas. Fui muy brasas en los días previos respecto a la importancia del choque en el Coliseum, más allá de tópicos y lugares comunes. A mi juicio, el duelo más importante en 37 años, desde la temporada en que el Valencia cayó al abismo de Segunda. Porque no te jugabas algo ‘bonito’ e ilusionante como conquistar la gloria de un trofeo: finales de Champions, partidos clave de Liga, una final de Copa… No, esta vez estaba en juego tu supervivencia misma, como en 1986.

Y perdiste. 1-0. Con un gol lamentable en contra. Ante el penúltimo clasificado.

Daban ganas de llorar.

La carnicería que Peter Lim ha llevado a cabo en las últimas cuatro temporadas tiene consecuencias, aunque muchos no quisieran verlo o no les interesara en su momento. Un despiece bruto, salvaje, alocado, propio de un matarife novato y excitado ante tanta casquería, sin siquiera mirar qué se estaba troceando para vender o consumir. Meriton ha insertado en una picadora de carne a jugadores, entrenadores, staff, médicos, asistentes, personal del club, profesionales de todas y cada una sus áreas… “To p’adentro”. Sin miramientos ni sentimientos.

Y entonces te viene a la mente lo que pasó hace casi una década. Y te cabreas. Y te lamentas. Porque recuerdas las milongas que se contaron. Porque la estafa que padeció el valencianismo como colectivo fue burda, pero evitable. Los datos ayudaban a verla venir. La información estaba ahí. Las presiones a los patronos de la Fundación, también. Pero el gran engaño convenía a unos pocos, y por eso se azuzó el pánico a los cuentos de brujas. Todas las ofertas eran malas, excepto la de Peter Lim. Porque sí.

La realidad: Amadeo y Aurelio alertaron y metieron miedo durante meses contra los fondos buitre, mientras conspiraban por detrás para venderle el club a unos buitres sin fondo.

Peter Lim está repelando el hueso del jamón desde hace ya muchos meses. La granja sigue su marcha con parsimonia, con gallinas que entran, otras que salen tras un tiempo cedidas y otros hábiles zorros que cuentan billetes en forma de comisión. Pasados nueve años desde su adquisición, a la vaca no le queda ya leche que ofrecer, raquítica y maltratada por una gestión tirana, negligente y a la que da igual matar de inanición al animalito. Desde la barrera, la afición mira la hecatombe con la impotencia y la desesperación como compañeras de butaca. La pena es infinita.

Podemos complicarnos la vida mucho en los análisis o ir al grano. Podemos alarmarnos por el exagerado positivismo de la plantilla (“hemos hecho un buen partido”, repitieron hasta tres jugadores el lunes noche) cuando el equipo está penúltimo y ha perdido seis partidos seguidos. Podemos recalcar las palabras del director deportivo Miguel Ángel Corona hace unos días, tildando el trabajo de Voro de “magnífico” y de “mal momento” lo que está sucediendo desde hace nada menos que cinco meses (supongo que los momentos de cada uno duran lo que duran). También podemos maravillarnos nuevamente sobre el componente tragicómico de obligar a dos ejecutivos –que no tienen culpa de nada en este caso- a cruzarse medio mundo en avión para un careo de apenas unas horas y un par de cenas con consejeros que no saben ni el año de fundación del club.

Podemos hacer todo eso o ir al origen del problema: el señor de la torre de marfil. Al que, como le ocurre a la presidenta Layhoon Chan con las manifestaciones locales (que la mantienen ocupada y muy preocupada), estos días no le habrá resultado agradable leer su nombre acompañado de una retahíla de verdades en medios de prestigio como la BBC o Forbes. La vaca raquítica que Lim mantiene con respiración asistida incluso se las ha ingeniado para aparecer en contados medios asiáticos como Mothership, rompiendo el ‘bunker’ singapurense de noticias que puedan afectar a la reputación del magnate.

Recordad: para la gente con pasta, la reputación es dinero. Si hay algún ‘item’ que pueda incomodarle, sin duda es ese.

No da más de sí este Valencia. Lo han quebrado tras sorber de él toda su historia, su vigor, su vitalidad y su ilusión. Es una sombra de lo que fue, una réplica ‘fake’ débil y huesuda de lo que antaño fue fuente de alegrías para miles de aficionados. Si no cae este año al pozo, será al siguiente. O al siguiente. No hay otro final que la muerte deportiva para el murciélago humillado y abusado por sus propios gestores. El valencianista a pie de calle, para su desgracia, sólo puede protestar, patalear, hacerse oír y tratar de salvar la pena de muerte esta temporada. Pero en A Coruña, Zaragoza y otros lugares históricos ya saben cómo acaba un tránsito como este.

La duda no es el qué; la duda es el cuándo.

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