VALÈNCIA. La vida sigue igual. Mismo resultado, mismo guión, mismos protagonistas. Día de la marmota por cinco. Podrían dedicar su tiempo a cosas mejores que a leerme. Porque no voy a decir nada nuevo.
Durante la semana debió haber lectura de cartilla, porque el Llevant salió como un huracán y ofreció 25 minutos de verticalidad, intensidad y ocasiones. También de fragilidad defensiva, por supuesto, que dio vidilla a un Valladolid que parecía contra las cuerdas. Fue una sensación efímera. Enseguida se regresó a lo de siempre. Pérdidas en zonas peligrosas, circulación de balón inocua, balón parado estéril, posesión sin profundidad. Y la segunda parte fue un sopor: algún acercamiento con peligro pero las malas decisiones en el último pase frustraban las ocasiones antes de materializarse.
El Valladolid se supo inferior desde el inicio. Y lo es. Por eso se agazapó para jugar con la ansiedad del Llevant. Eso también es fútbol. Por descontado. Eso es el fútbol, de hecho: calibrar las virtudes y defectos del rival y ser capaz de optimizar los propios recursos. Sergio González ha armado un equipo rocoso con escasos mimbres y sabe que la escuadra granota es todo lo contrario. La defensa, de hecho, estuvo tan floja como siempre. Decir "el sistema defensivo" sería más propio. Malsa, lógicamente no llega a todo; Melero no es futbolista para el eje medular y Campaña, Morales y Rochina no ayudan, como todo el mundo sabe. Algunos señalaron a Son. Desde luego estuvo fallón pero no se le puede pedir que sea un acordeón, sin una sola cobertura de Rochina y con Postigo guardándole mal las espaldas. Clerc, en la otra línea de cal, está más guarecido por Vezo, que sin embargo falló clamorosamente en la marca del gol pucelano.
Como muchos habían aventurado Paco López decidió insistir de nuevo con lo mismo de siempre, pero, además, con Melero perdido en tierra de nadie y con Campaña convertido, un partido más, en una grotesca sombra de sí mismo. La alineación ya era descorazonadora. Ni atisbo de autocrítica respecto a los partidos anteriores. Ni atisbo, por tanto, de cambio. Al menos debutó Cárdenas (mejor que Koke), que empezó algo nervioso pero mostró hechuras del gran portero que apunta desde hace años. Tuvo alguna intervención de mérito, además de jugar bien con los pies.
Parece que Vukcevic y Radoja, definitivamente, han caído en desgracia para el míster, algo inexplicable visto el rendimiento ofrecido hasta la fecha; vista, también, la ausencia de carácter del equipo. Tanto es así que, ya contra las cuerdas y con la derrota en el cogote, el de Silla metió en el campo a Coke y a León como resulsivos. Ver para creer. El mensaje fue claro: aún cojo o tuerto el equipo necesitaba el temperamento del vallecano. Un síntoma de lo mal que están las cosas. Y de que López es más consciente de ello de lo que desvela en las ruedas de prensa.
La derrota, en todo caso, la evitó Dani Gómez. Provocó el penalti y demostró que está listo para discutir la titularidad con Roger. Le llegaron tan pocos balones como al torrentí, pero fue capaz de crearse él mismo algunas opciones de gol y de mostrar mordiente y nervio.
La imbatibilidad del Llevant durante cinco jornadas consecutivas, pese a dormir en descenso, va a consolidar la idea de López de estar en el camino correcto, de seguir esta senda hasta que lleguen los resultados. Viendo cada uno de estos últimos cinco partidos, sin embargo, la sensación es que el Llevant es superior a sus rivales, pero no suma de tres porque le falta carácter, determinación, espíritu ganador y porque entre semana no se corrigen los errores de siempre.
Les advertí para que dedicaran su tiempo a otra cosa. Y el sábado que viene en Orriols, más de lo mismo, con el Getafe enfrente.
Valladolid 1-1 Llevant UD
UNO A UNO: Cárdenas (6); Son (4) (Pier (5) 70'), Postigo (4), Vezo (5), Clerc (8); Campaña (4), Malsa (7) (Coke (sc) 79'), Melero (4) (Frutos (5) 66'), Rochina (5); Morales (5) (Gómez (8) 70'), Roger (4) (León (sc) 79').
—Paco López (4).
GOLES: 1-0 Souza 56'; 1-1 Campaña (p) 82'.