VALÈNCIA. Primer día de entrenamiento para Javi Pereira con el escudo del Levante en el pecho, y primera jornada a contracorriente ante los obstáculos que el pacense ha de sortear de cara a su primer encuentro en el Ciutat de València. Para empezar, el problema por todos conocido: el desfase de sesiones respecto a su competidor este próximo sábado en los banquillos. El Getafe, que cesó a Míchel el día posterior al despido oficial de Paco López (horas después, en realidad, tras el anuncio nocturno de la salida del de Silla), presentó a Quique Sánchez Flores ese mismo miércoles. Los futbolistas azulones entrenaron dos jornadas sin su nuevo líder, mientras que los granotas lo han hecho durante nueve sesiones (once días, contando los dos de descanso que disfrutó la plantilla durante el fin de semana).
Pereira, eso sí, tiene desde este lunes información directa de la plantilla gracias a los ojos de Agustín Izquierdo y Pedro López, más allá de las jornadas en las que el pacense estuvo pendiente del devenir del Levante en La Liga con Paco López al mando. Sin embargo, la diferencia de tiempos con su homólogo en el Getafe es evidente y figura como la primera de las piedras con las que, al menos en sus primeros pasos en Orriols, tendrá que convivir el técnico extremeño. Eso con un calendario diabólico por delante: primero, el choque de nuevos técnicos (Levante y Getafe son los dos primeros y únicos clubes de La Liga esta temporada con relevo en el banco), y después los duelos frente a Sevilla y Atlético de Madrid antes de recibir al Granada. Octubre se antoja clave para comenzar a definir el camino de Pereira en la nave granota.
Otro de los problemas que en este caso hereda Javi Pareira es el overbooking en la enfermería. Para Paco López no había una explicación más allá del cúmulo de encuentros y su exigencia para arrojar luz a una enfermería repleta de futbolistas de todas las posiciones, pero especialmente cebada en el centro del campo. Pereira llega en pleno regreso al grupo de Soldado, pieza capital como esperanza para enderezar el rumbo, pero en su primer día en la oficina se encuentra con la caída de Postigo. Y en la misma zona donde se lesionó el pasado mes de febrero, la pasada temporada. El pacense tendrá que esperar a Duarte -pendiente de volver a Valencia desde la concentración con Costa Rica- mientras centra una de las tareas pendientes, el resurgir de la fortaleza defensiva levantinista, en tres nombres: Mustafi, Vezo y Róber Pier.
Campaña, Bardhi, Malsa y Vukcevic, además, aliñan el drama en el sanatorio de Buñol. Además, en un centro del campo con otro 'lleno total' desde el inicio, pero que ha visto cómo la acumulación de piezas ha venido hasta bien para maquillar los problemas en el número de hombres disponibles para la medular. Todo ello con el deber de levantar el rumbo del equipo en tiempo récord, sin la tranquilidad con la que Quique ha podido trabajar en el Coliseum, y con el agravante de que solo Paco López pudo lograr una victoria tras el despdido de un técnico en Orriols. Fue precisamente ante el Getafe, con un 0-1, cuando el preparador de Silla comenzó a construir la salvación de aquella 17/18. Pero ni Alcaraz ni Rubi lograron ganar en su primera aparición.
Donde también arrancó a contracorriente el entrenador extremeño fue en su carta de presentación. Prohibido por el club a hacer declaraciones a su llegada al aeropuerto a expensas de su presentación este viernes, Pereira se mostró abierto incluso a hablar públicamente con la prensa presente: "Ya que hemos tardado, a vuestra disposición", dijo el nuevo míster a sabiendas del retraso de su llegada y de la necesidad de nadar contra marea desde el principio de su periplo como máximo responsable de la plantilla en Orriols.