VALÈNCIA. Que el Valencia no va cara al aire es algo que vemos todos. La imagen que transmite el equipo no es ni más ni menos que lo que observamos en la pretemporada. Un Valencia que juega a que pasen pocas cosas, proponer entre poco y nada para no arriesgar con pases interiores y cazar una jugada aislada para rentabilizar el gol y sacar los tres puntos.
Un planteamiento que salió 'cara' el año pasado. No obstante, aunque la plantilla sea un año más experimentada, los rivales también juegan y contrarrestan tus virtudes. Y ahí radica el principal problema de este Valencia, que no ha evolucionado nada. No tiene plan 'B'. En este contexto, la palabra alternativa siempre aparece en ciertos sectores, como es lógico.
Echo de menos un Baraja entrenador que mueva el avíspero de alguna manera. Que no viva anclado en su manual porque no está saliendo. Tocar algo. Cinco defensas, jugar con tres interiores... una propuesta diferente que potencie a jugadores que tienes apagados. Esa es la alternativa que brilla ahora mismo por su ausencia.
Respecto a la de cambiar de entrenador, a estas alturas no la veo por muchos factores. El primero es que la apuesta de renovación de Baraja fue alta, con unas condiciones económicas prohibitivas para la situación financiera del club. El segundo es que hay que recordar el modelo deportivo que tiene Peter Lim y el poder que ofrece a los entrenadores, ya que uno que tenga prestigio siempre va a poner pegas. Tercero, solo Baraja se atrevió a coger el toro hace dos temporadas, por lo que con el margen salarial que quedaría con su salida, habría que ver si con el recambio es peor el remedio que la enfermedad. Miguel Ángel Angulo es el técnico que se me viene a la cabeza si me adentro en las entrañas de Meriton, pero sería una puesta en escena prematura y arriesgada.