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MINORÍA ABSOLUTA  / OPINIÓN

La cizaña

14/01/2021 - 

Lo esperábamos ansiosamente y ya está aquí, aunque no como creíamos. El 2021 apunta maneras. Despedimos el 2020 con la esperanza de dejar atrás el peor año de nuestras vidas, pero, la realidad y Filomena, han congelado nuestras expectativas.

Veremos si acaba cumpliéndose aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Porque seguimos viviendo acontecimientos inéditos e históricos, pero ninguno bueno.

En el ámbito político, como buen reflejo de la sociedad, la cosa ha ido a la par. El surrealismo  alcanzó su punto álgido con el asalto al Capitolio de los Estados Unidos. Vimos con incredulidad como una pandilla de trumpistas irrumpían en la sede de la soberanía nacional. Si, la democracia más consolidada del planeta retransmitió en directo como unos fanáticos disfrazados de una mezcla entre chewaka y un búfalo, querían evitar la votación para confirmar al nuevo presidente electo. Nadie esperábamos pasar la tarde de Reyes con esta original producción de Hollywood. Pero no era una ficción. Un carnaval político dantesco que sería para tomárselo a broma, sino fuera porque murieron 5 personas y porque fue alentado por el mismo Presidente de los Estados Unidos.

Dicen que la gente muere como ha vivido, y Trump abandona el Despacho Oval con su impronta, con este episodio esperpéntico que genera una crisis institucional sin precedentes.

Veremos qué recorrido tiene el trumpismo. Pero ahora mismo, el nuevo Presidente, Joe Biden, tiene un serio reto para superar este episodio de decadencia política y acercar las posturas tan enfrentadas y enquistadas que existen en la sociedad norteamericana. Pero también nos tiene que hacer reflexionar al resto. No hay nada garantizado, por eso es tan importante cuidar nuestras instituciones y nuestra democracia. Porque esta política de crispación no solo se da en EEUU, el uso del enfrentamiento como estrategia electoral es un fenómeno común en este mundo globalizado.

FOTO: EFE

En nuestro país de forma sorprendentemente positiva, vivimos una iniciativa política inédita para empezar el año. Una medida anticrispación ideada por el diputado Roberto Uriarte que consiguió el apoyo de diputados de distintos partidos para crear un ambiente menos tenso que acabara con el enfrentamiento y polarización política. El objetivo, abrir espacios de encuentro entre todos los grupos del Congreso.

Una gran iniciativa que se convirtió en un espejismo porque duró como diría Sabina lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks.

El consenso se autodestruyó a las 24 horas de publicarse el video. Primero fue la diputada de Vox y acto seguido el del PP los que saltaron del barco. La realidad manda y evidencia una oposición desintonizada, ni dándoles el CIS la opción de poder gobernar llegan a entenderse.

Y si la oposición no congenia, en el Gobierno tampoco están muy bien avenidos. En el aniversario del primer gobierno de coalición de nuestra democracia la tensión en el Consejo de Ministros va in crescendo. Pablo Iglesias sigue con su estrategia de discrepancia con su propio Gobierno para ganar visibilidad e intentar rentabilizar electoralmente su vicepresidencia.

Es tal el ambiente que hasta uno de los periodistas más veteranos, Iñaki Gabilondo abandona su análisis político diario “empachado” porque como ha explicado “para sumarse al día a día de una lucha partidista tan encarnizada hace falta unas fuerzas que ya no tengo". 

 Oltra, Puig y Martínez Dalmau durante un pleno de Les Corts. Foto: KIKE TABERNER

Tampoco en la terreta la cosa esta mucho más calmada. La convivencia entre PSPV, Compromís y Unides Podem mantiene muchas heridas abiertas. Además de los reproches a cuenta de la desafortunada Cabalgata de Reyes del alcalde Ribó, en el Consell siguen dirimiendo sus discrepancias públicamente, las últimas sobre cómo afrontar las malas cifras de la pandemia. Una variedad de criterios que genera un espectáculo de la confusión ante los ciudadanos, en mitad de una situación de extrema gravedad.

Total, que en la política la vida sigue igual. La crispación sigue entre nosotros y en los partidos parece que están dedicados a deslegitimar al contrario  y fomentar el cabreo ciudadano de los suyos. Y en esta polarización, el objetivo se centra en encontrar argumentos para afianzar posturas en vez de buscar acuerdos.

Ni un año marcado por el coronavirus ni el agotamiento pandémico han evitado que continúen los conflictos entre los partidos. La excepcionalidad del contexto requiere que den respuestas a una ciudadanía cada vez más harta tras casi un año de restricciones.

Nuestro psiquiatra más internacional, Rojas Marcos, ya avisa de lo importante que es el diálogo y la palabra porque Somos lo que hablamos. Por tanto, evitemos la proliferación de Perfectus Detritus. El personaje que sembrando la discordia puso en jaque a la famosa aldea gala de Axterix y Obelix, algo que no consiguió nunca el ejército romano. Porque la fortaleza de los galos no está solo en su poción mágica, sino en la unión. Y metiendo cizaña no se llega más que a la autodestrucción.

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