VALÈNCIA. De estos primeros pasos de pretemporada me ha quedado la sensación de que el Levante de Nafti será un bloque difícil de batir. Competitivo, intenso, solidario y trabajado. Agresivo en la presión en campo contrario, constante en el esfuerzo y con rasgos de ese ‘otro fútbol’ que también gana partidos y que hemos echado en falta en las últimas temporadas. Una combinación de factores que con continuidad sería la leche. Un equipo con pinceladas de autor, con ADN y margen de crecimiento porque aún hay muchas incógnitas por despejarse.
Estos primeros ensayos han mostrado a una escuadra con un planteamiento definido, que ha dejado brotes verdes y evidentemente con muchos aspectos que ir mejorando para afrontar una travesía interminable con las máximas garantías. Porque habrá que armarse de paciencia, dentro y fuera del campo, y asumir que habrá picos de rendimiento, así como de frenesí y aburrimiento. Habrá que estar preparados para un montón de escenarios; de ahí que es primordial contar con variantes suficientes para sobreponerse sobre la marcha a los contratiempos que irán sucediéndose. Un panorama que sufrirá el Levante y esa docena de equipos más que de inicio partirán con el mismo propósito ambicioso y que todavía tienen que ajustar las piezas de sus rompecabezas.
Nafti ha dejado muy claro su dibujo. Un Levante que quiere hacerse fuerte desde atrás, con esa línea de tres centrales y dos carrileros que serán los que determinarán el grado de ofensividad, cuyas apariciones en campo contrario deben ser constantes. En la libreta del míster es un 3-4-3. Poner tres centrales no implica jugar con cinco defensas. Hay más trabajo táctico y más mecanismos que ensayar en la salida de balón. La endeblez defensiva fue el principal peaje durante las últimas campañas en Primera, sufriendo, sobre todo, en las acciones a balón parado y en los centros laterales. En Segunda, los horrores también se penalizan y el margen de error es más reducido por la exigencia de volver al lugar del que nunca se debió desaparecer.
Ser un bloque compacto y comprometido es esencial para alcanzar los objetivos y más en una División de Plata en la que echar el cerrojo atrás es uno de los mandamientos para llegar a buen puerto y recuperar el terreno perdido. El ascenso con Muñiz es el ejemplo más cercano. Saracchi va a ir sobrado en la categoría. Álex Muñoz apunta a titular como central zurdo. He visto a un Vezo con ganas de ser importante en el esquema de Mehdi. A Marc Pubill no hay que cortarle las alas. Y el capitán Postigo completaría mi engranaje defensivo en estos momentos, con Cárdenas entre palos.
Hay ganas de balón y de que llegue el 12 de agosto y poner la primera piedrecita hacia el ascenso ante el Huesca. De momento, el día a día transcurre en una dualidad: la construcción de un engranaje reconocible, que va tomando forma con lo que hay, y el ajuste de piezas en el proyecto deportivo desde los despachos, con la necesidad de hacer hueco, pero no a cualquier precio. “Estamos más preocupados de las salidas que de las entradas”, destacaba Felipe Miñambres en la bienvenida a Joan Femenías y Wesley Moraes. Uno de los nombres propios es el de Campaña, al que le queda una semana para ejecutar la cláusula de escape y presentar una oferta de un club de superior categoría que iguale su salario y le permita salir cedido, salvo que el Levante decida retenerlo, respetándole el mismo salario que percibía en Primera. Si eso no sucede antes del 31 de julio, sus emolumentos sufrirán un tijeretazo considerable, del 70%, como consecuencia del descenso. Y a partir de entonces, su salida tendría que ser consensuada con el club. Ahí, el mensaje oficial es claro: no se va a malvender a nadie. A Campaña y a cualquiera de los demás activos con los que poder hacer caja.
Quico Catalán no duda del compromiso del andaluz si acaba quedándose y también deslizó, en la presentación de Wesley y Joan, que la etapa del centrocampista en Orriols puede que esté llegando a su fin. Lo más beneficioso sería encontrar una salida que satisfaga a todas las partes. Lo veo fuera y traspasado en un club que, además, dudo sobremanera que pueda llegar a las pretensiones económicas actuales del jugador. Todos tendrán que ceder para salir con los menos rasguños posibles. ¿Puede seguir? No lo creo, porque incluso su salario, con la reducción, influiría en el Fair Play financiero. El mercado dictará sentencia y dará muchísimas vueltas hasta el ‘campana y se acabó’. Habrá que vender… no regalar. Las salidas condicionan lo que puede llegar más (Róber Ibáñez y Fran Villalba son las opciones que han trascendido), así como el riesgo de volver a sufrir para inscribir a los que conformen la plantilla definitiva. Esta vez, como así aseveró el presidente, no habrá problemas para tener a todos en tiempo y forma.
Quico y Felipe tienen mucha plancha todavía. 29 jugadores (30 con Wesley que acaba de llegar) tiene Nafti a sus órdenes en el segundo stage de pretemporada. De Frutos (más de cuatro meses fuera de combate), Mustafi y el propio Campaña, también en la enfermería, no han disputado ni un minuto en los tres primeros amistosos de puesta a punto ante el Qatar SC, Wolves y Getafe. Deportivamente hablando serian tres futbolistas diferenciales en el camino hacia el ascenso, pero si tienen la mente en su sitio. Si se quedan (que sinceramente no encuentro muchos motivos para creerlo), que no haya ningún rastro de disgusto, superado el tan repetido ejercicio de concienciación e implicación absoluta tras bajar un escalón. Pero con ellos tres como con el resto de los jugadores cuyo futuro podría cambiar antes del cierre de mercado.
Volviendo al césped, y aunque suene a obviedad, el éxito radica en ser determinantes en las dos áreas. Un cerrojo atrás y con pegada arriba. Y en ataque, en estas primeras semanas, es más que evidente que habría un Levante con Roger y sin él. Es la pieza que más trastocaría la estructura deportiva si al final acaba saliendo. El más complicado de poder relevar. De puertas para dentro se trabaja en ese hipotético escenario. Me preocupa que no haya vida después del ‘9’ que más alegrías ha dado en la historia reciente. Ha llegado Wesley Moraes, un perfil de ‘delantero tanque’ que se buscaba en los últimos años, pero no se concretaba, cedido y con opción de compra no obligatoria, con un físico que intimida, que la rompió en el Brujas, que llegó a ser internacional absoluto con Brasil, aunque solamente fuera durante cuatro minutos en un partido ante Argentina, y cuyo rendimiento más reciente ha estado marcado por sus problemas de rodilla. Lo normal es que no sigan todos los delanteros y el Levante se ha anticipado a las salidas con un futbolista que en una situación normal hubiera sido imposible de poder atarlo. Si en su día el Aston Villa pagó 25 millones de euros por él sería por algo y que antes del calvario físico que le penalizó estaba vendido al United por 60 ‘kilos’.