VALÈNCIA. No es un fichaje en el sentido estricto de la palabra. Pero sí es un canto de alegría para la siempre sufrida afición del Valencia. Es un futbolista con descaro, juventud y alegría. Y esas tres cosas juntas suponen el envío de una sonrisa al corazón de la siempre sufrida afición blanquinegra. Bryan Gil es una alegría para un equipo que vive apesadumbrado por culpa de la pésima gestión de sus máximos accionistas. Pero sentirle a él en cada partido e incluso en cada entrenamiento es un canto de alegría inestimable. Bryan es un complejo de vitaminas para la ya aburrideta afición de este equipo. Tiene magia y se intuye un futuro enorme por delante. Y esperemos, por el bien de la inmediatez de los seguidores del Valencia, que su cesión al final pueda convertirse en una adquisición real y absoluta.
UNA SONRISA A TODAS HORAS
Y el encanto de Bryan, más allá incluso de su propio y estimable fútbol, es esa sonrisa permanente que le acompaña todos los días en su trabajo y en sus entrenamientos. Es una sonrisa propia de su enorme juventud, pero a la vez es una sonrisa que se contagia como por arte de magia y ese contagio, al margen de ser estimulante y brillante, es como una prima extra para el resto del plantel...y en especial para un compañero suyo como Gonçalo Guedes. Me explico.
DOS GRANDES
Y lo indudable es que el encanto y la magia de Bryan debe provocar, o debería provocar, un canto de alegría para un futbolista especial y distinto como Guedes, que ahora ya sabe que este Valencia, en ataque, en absoluto vive solo a instancias de la inspiración y motivación del portugués. La presencia de Bryan debería suponer un canto de alegría para Guedes y también para un tipo como Hugo Duro que a su vez ya se ha convertido, él solito, en todo un referente para afición blanquinegra.
LOS DEL ATAQUE
Lo curioso del caso es que el Valencia, con ese trío de futbolistas, parece que sí tiene resuelto el tema del ataque, pero sigue siendo una rémora en el asunto defensivo. Es decir, ahora cuando ataca el Valencia todos esperamos de alguna forma que el balón sí haga daño en las defensas rivales. Con Bryan Gil y su caradura. Con Guedes y su actual madurez. Y Hugo Duro y ese ángel que le ha robado el corazón a una afición a l que le apasiona disfrutar de sus ídolos, con esos tres futbolistas parece que la vanguardia de este equipo supera a lo bestia a ese cuarteto defensivo -da igual de que jugadores formen ese cuarteto- que hace aguas por todas partes.
Y LA VUELTA
Queramos o no el partido inminente contra el FC Barcelona ocupa en nuestro corazón un lugar medianamente secundario. Los ojos están puestos en ese duelo de vuelta contra un Athletic Club que parece vivir tocado con la magia de una Federación Española, organizadora de la Copa, con un descaro que empieza a ser francamente llamativo e incluso preocupante. Es decir, los árbitros a instante de Rubiales, parecen vivir más empeñados en que el conjunto vasco pase a la gran final antes que el Valencia. Y el Valencia, por cierto, vive entregado en cuerpo y alma -y en dólares, algunos dólares- a un señor como Peter Lim que agradece enormemente le gesto que tuvo apoyándole desde un principio el presidente de la Liga, el señor Tebas, que a su vez es el gran enemigo de Rubiales... y parece que en este caso también tiene colocado al Valencia con un cartel de menos favorito para pasar a la final.
PERO...
Pero.... vale, parece una palabra tontita. Pero en este caso yo vuelvo al principio y afirmo que pese a todos los politiqueos que trascienden con la Copa, nosotros tenemos la magia y la alegría de Bryan para romper todos los pronósticos y meter al Valencia en esa soñada final de Copa. Y sí, yo creo una barbaridad en Bryan y en ese descaro alegre de Bryan. Y ojalá esa magia al final consiga ese gran objetivo que es el sueño de una do9lorida afición como la del Valencia.