VALÈNCIA. "Te volveré a contestar a esta pregunta en diez años, cuando ganemos LaLiga con jugadores jóvenes", exclamó ufano Anil Murthy en noviembre en una virtual call organizada por La Liga con periodistas de varias nacionalidades. Por aquel entonces, el filial ya estaba intentando el milagro de intentar eludir el primer descenso de categoría que ya se ha producido.
A Meriton se le ha hinchado la boca de repetir aquello del "Meriton Youth Policy", se ha hartado de repetir que la base de su proyecto son los jóvenes. Lo ha hecho para justificar una política que ha destruído las posibilidades competitivas de la primera plantilla y para justificar la compra a precios fuera de mercado de jugadores aún por formar de la cantera del socio y amigo del máximo accionista, Jorge Mendes. En el colmo de presumir de logros inexistentes, llegó a sacar en redes sociales un fotomontaje presumiendo del debut con 18 años de Kang In Lee en Champions para justificar el acierto de la propiedad en el fichaje de Albert Celades (lo sacaron el día de la destitución del catalán). Meriton basa su supuesta política por la cantera en el primer equipo, como si en Paterna los jugadores brotasen por generación espontánea.
Ahora mismo el Mestalla es el peor filial de España y ocupa el lugar 97 de los 102 conjuntos que componen la categoría. Sólo lleva dos victorias en lo que se lleva de campeonato y acumula 15 puntos. Sólo Guijuelo, Lorca, Villarrobledo, Marino y Leioa acumulan menos puntos. En su habitual huida hacia adelante Meriton negó el descenso a cuarta categoría con un razonamiento en el cual no vale la pena ni entrar a rebatir "no es que se haya bajado una categoría, es que se ha creado una nueva y no se ha podido acceder a ella".
La vuelta a casa de Oscar Fernández está siendo muy dura. No rehuye de lo que se deriva de su cargo y sabe que, como técnico, es responsable de que el equipo no gane partidos. El valenciano venía de reactivar todo el fútbol base del Atlético de Madrid durante cuatro temporadas. En la primera ganó la liga con el juvenil colchonero, y ante la posibilidad de que Víctor Fernández lo fichara para integrarlo en la estructura de cantera del Real Madrid, el conjunto colchonero le dio el banquillo del filial en el que cosechó tres exitosas campañas.
Prefirió volver a casa, a segunda B, pese a poder apurar con alguna oferta de segunda división que tenía sobre la mesa. Sin embargo, del proyecto expuesto al que de verdad se ha encontrado no había ninguna similitud. Se le habló de poder contar en el filial con Yunus, Koba, Guillem y Esquerdo, a estos se les unirían 4 fichajes con entidad para competir, y la lógica apuesta por los jóvenes.
En un año vital con reestructuración de categoría por parte de la RFEF, Meriton vació el Mestalla de sus mejores jugadores para enviarlos a completar la primera plantilla que fue purgada durante el verano pasado. La solución para construir la plantilla del filial pasaba por subir al filial una mayoría de jugadores del juvenil y fichar futbolistas a coste cero (en el paro o sin contrato).
La arriesgada apuesta tendría alguna posibilidad de haber tenido un viso menor de riesgo caso de haber tenido una estructura en la escuela nutrida y que se hubiera dedicado desde meses atrás a buscar ese tipo de jugadores. Pero cabe recordar que Meriton puso al frente de la escuela a Sean Bai, un joven singapurense ex compañero de Murthy en sus tiempos de diplomático, que en un principio llegó como jefe de gabinete y sin ninguna experiencia en la gestión de cantera.
Si bien es cierto que el talante de Sean Bai a la hora de aprender e integrarse en su puesto nada tiene que ver con el mostrado por sus compatriotas que están en Valencia, la realidad es que su idea es inexistente. Así que este verano tuvieron que funcionar casi como una cooperativa autogestionada para buscar futbolistas para el Mestalla en la que intervinieron José Gímenez (jefe de captación) y la última palabra siempre la tuvo Marco Otero (director de la escuela y hombre de la total confianza de Sean Bai).
Al final, llegaron -entre otros- el guardameta ex del Granada Unai Etxeberría (sin contrato tras un affaire de corte político en redes por el cuál el equipo andaluz decidió darle la baja), los centrales Mingotes cedido por el Zaragoza y con un largo historial de lesiones, el argentino Kevin Sibille (una oportunidad de mercado en la que José Giménez estuvo hábil) y el delantero Stephan Emaná tras recomendación del entrenador. Fue un fichaje a contra reloj ya que Jordi Escobar abandonó el equipo en el último día de mercado y la lista de alternativas presentada por el club incluía a futbolistas cuya de media de edad estaba en los 27 años.
Tampoco fue mejor el capítulo de refuerzos en el mercado invernal y pese a la llegada de algunos refuerzos (alguno vitoreado por la propaganda del club como Fadiga Outtara), el equipo tampoco se reforzó de manera conveniente.
Los técnicos saben que los jugadores han evolucionado, que se entregan al 100 por 100 y que son mucho mejores que al comenzar la temporada, pero ello no da para competir. Para ese viaje hacen falta otras alforjas y el club no parece estar dispuesto a tirar de ellas ni siquiera en la primera plantilla, así que es impensable llegar a pensar que pueda hacerlo en el filial. De no mediar un milagro el Mestalla bajará esta temporada dos categorías y se instalará en la quinta división del fútbol español. Un absoluto drama a la hora de retener a los mejores talentos de la escuela y de promocionar a un futbolista desde el filial hasta el primer equipo con cuatro categorías de diferencia.