VALÈNCIA. Mouctar Diakhaby estaba siendo un jugador frágil, que se rompía cada vez que cometía un error, hasta que Bordalás ha pegado sus pedazos, trocito a trocito en Paterna. El técnico ha reforzado la quebradiza mentalidad del central que acaba de cumplir 25 años. Parece que Diakha está alcanzando el proceso definitivo de madurez y se ha convertido en un futbolista aprovechable. El aficionado de Mestalla, habitualmente socarrón con los deslices en el juego del defensor de Vendome, también ha advertido, sorprendido, su mejoría.
Los errores de concentración que le detectó Marcelino en sus dos primeras temporadas en Mestalla, achacadas entonces a su juventud, seguían presentes en el juego del francés desde que el asturiano se marchó en octubre de 2019. Apuesta personal de otro de los apestados de Meriton como Pablo Longoria, que lo fichó en julio de 2018, Diakha salió al mercado dos veces: en verano de 2020 y en el de 2021. El club pretendía liberar masa salarial con un jugador en el que ya no creía, y aprovechar que por juventud y expectativas todavía guardaba cierto cartel en el mercado internacional. La Ligue A preguntó por él, pero el futbolista no quería regresar a Francia. Si salía del Valencia, su objetivo era la Premier. Desde Inglaterra algún club se interesó, pero no se formalizó ninguna propuesta económica. Así, Diakha siguió en el Valencia después de desesperar a técnicos como Albert Celades, Javi Gracia o al interino Voro, que, además, conocía el oficio.
Llegó Bordalás, testó la plantilla y pidió el fichaje de dos centrales si los traspasos lo posibilitaban. Una de las ventas era la de Diakhaby que, finalmente, no salió. El presidente Anil Murthy y el director de fútbol Miguel Ángel Corona trajeron a Omar Alderete, petición del entrenador, y tropezaron en el fichaje de Djené, principal aspiración de Bordalás para apuntalar el eje central de la zaga junto a Paulista y al paraguayo.
El entrenador de Alicante mantiene para este mercado de enero su petición de un defensor central. Desde Italia se habla de Diego Godín, que está jugando en el Cagliari, aunque el Valencia, que necesita cerrar cesiones o ventas de su excedente en el vestuario antes de incorporar nuevos jugadores, lo desmiente.
Los técnicos detectaron en Paterna que el problema del central francés de sangre guineana era más de índole mental que futbolístico, aunque en este aspecto mejoró con Marcelino en la marca y a la hora de perfilarse, facetas que ha reforzado con Bordalás y su cuerpo técnico. Las etapas de Albert Celades y Javi Gracia fueron un borrón para los que esperaban su progresión. Lejos de mejorar, el jugador involucionó. Braceaba en exceso, estaba descoordinado, volvía a perfilarse mal, se despistaba en la marca... A la mínima que sufría un revés en alguna jugada, se desconectaba del partido y empezaba a fallar. Hecho un manojo de nervios, Diakha se convirtió en un futbolista fallón y prescindible.
Cuando se cerró la ventana de fichajes del verano, Bordalás recogió en Paterna los pedazos de Diakhaby y se puso a recomponer al central trozo a trozo. "Es uno de los jugadores en los que hemos visto una progresión enorme en un periodo breve, no solo a nivel físico, sino también de actitud y responsabilidad. Ahora mismo está a un nivel muy alto, aunque esté participando poco", comentó el técnico antes de que el jugador regresara a Cádiz tras el incidente con Cala del curso anterior.
Precisamente, la fortaleza mental del jugador se puso a prueba en el Nuevo Mirandilla. El central del Valencia transformó en positiva la catarata de insultos y el abucheo que recibió de buena parte de la hinchada amarilla cuando entró en el campo a partir del minuto 60 en sustitución de Omar Alderete. El central, lejos de acusar la bronca, se centró en el partido y en el rival, y cumplió con su cometido durante los 34 minutos que estuvo en el campo. El estímulo más grande lo recibió de Bordalás. El preparador alicantino recriminó a los seguidores cadistas la bronca hacia el futbolista del Valencia en memoria del incidente con Cala del curso pasado. La imagen de Bordalás protegiendo a su futbolista de una grada hostil fue la imagen del duelo.
El chaparrón de bajas sobre la defensa y, especialmente, los problemas de Gabriel Paulista impulsaron al francés al once. Lleva siete partidos, cinco de liga y los dos de Copa, jugando, y aprovechando, todos los minutos. Su confianza lo lleva, incluso, a liderar todas las protestas arbitrales y a reponerse del penalti que hizo, por manos, en el derbi ante el Levante. Los dos últimos cursos, acciones similares, lo convertían en un flan y lo sacaban del partido. Hoy parece otro jugador. Uno que ha reclutado Bordalás para su tropa de legionarios y que, por fin, parece un central al que sacar provecho de verdad.
Poco dado a personalizar en el elogio de un jugador determinado, Bordalás no tuvo reparos en volver a referirse al partido de Diakhaby ante el Levante del lunes pasado. "Ya comenté hace unos meses que estaba trabajando francamente bien. Estamos muy contentos con él; estaba seguro de que cuando le necesitáramos iba a estar porque es un jugador súper receptivo. Puede cometer algún pequeño error, pero es muy fiable, muy seguro. Nos está aportando muchísimo. Tengo que felicitarle. Es uno de los jugadores que más he visto progresar en este periodo tan breve. Si sigue así seguirá siendo importante", dijo el técnico alicantino sobre el paso adelante de Diaka, reforzando, de nuevo, la confianza del central.