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La nueva trampa: esto no va con el Madrid

25/06/2020 - 

VALÈNCIA. Tengo la sensación, medio melancólica, de que se ha vuelto a desperdiciar una gran ocasión para remedar los principales conflictos arbitrales de cada partido. La percepción de que, no sin cierta voluntariedad, se ha escampado la culpa entre un entramado de cámaras para que, ya sin una cabeza de turco única, el responsable de decisiones erráticas no sea el árbitro sino una constelación de factores. Culpar al VAR es, en el fondo, no culpar a nadie. Invisibilizar. Llevar la cuestión al terreno de lo abstracto y lo conspirativo cuando, en realidad, es todo tan sencillo como tener una reglamentación que simplifique los elementos interpretativos. 

Hemos caído de nuevo en la trampa de hacer palanca con el madridismo. Succionados por su marco conceptual, aceptamos sus coordenadas: cuando el Madrid vuelve a salir favorecido por una conjunción de decisiones dudosas que caen favorables en su orilla, muy rápido hacemos el diagnóstico: el-VAR-sigue-siendo-favoreciendo-al-Madrid, así-gana-el-Madrid. Entonces suele ocurrir, invariable, lo siguiente: 1) el Barça o algún agente del Barça vuelca una taza de queroseno en la llama, habitualmente Piqué 2) los voceros del madridismo se sacuden la polémica acusando de lloricas al prójimo, consiguiendo limitarlo a un enfrentamiento cultural, creando una nueva polémica con la que empatar (que si los horarios en su contra, que si una persecución…). 

El resultado: reducir un debate crucial a un puro pasatiempo folclórico. No lo resolveremos hasta que no seamos capaces de emanciparnos del Madrid, de hacerlo a un lado, de no caer en el señuelo. Esto no va del Madrid. Qué más nos da el Madrid. Esto va de encontrar soluciones técnicas razonables.

Esto va del Valencia, del Atlético, del Athletic, del Sevilla… del Leganés. No va del Barça, elemento parasitario de la polémica que obtiene los mismos réditos. Esto va de directivas valientes capaces de no conformarse con migajas y que se plantan hasta lograr una aplicación homologable de las reglas. Esto va de fijar un reglamento fiable, veraz, inequívoco. De que la solución tecnológica contribuya a resolver y no a distorsionar los problemas. 

Por eso, por todo eso, cada vez que el debate arbitral acaba convirtiéndose en una bola que da vueltas en torno al Madrid, en realidad lo que hacemos es perpetuar un mismo modelo de queja que -a la vista está- ha cambiado entre poco y nada las cosas. Comencemos a pedir un poco más a nuestros clubes. 

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