VALÈNCIA. La bandera de Elx incorpora una amplia franja roja y azul junto a las barras valencianas y los ilicitanos han usado hasta hace poco esa singularidad en la segunda equipación de su equipo de fútbol. Es lo más parecido que los levantinos hemos tenido a un rival blaugrana en los derbies valencianos. 'Blaugranes' estrictos que hayan estado al menos en Segunda, sólo están el Alzira y nuestro contrincante de este sábado, el Eldense, en su quinta irrupción en la categoría de plata. Se enfrentó por última vez al Llevant el mismo curso del primer ascenso granota a Primera, el 62/63, hace sesenta años. El Bayern de Munich también vistió de blaugrana en momentos puntuales de su historia, como cuando lo entrenó Guardiola, pero el Eldense no es el Bayern. O sí.

No les descubro nada: las ruedas de prensa de casi todos los entrenadores se han convertido en un baño y masaje, perfumado con pompas jabonosas para el rival de turno: su entrenador, sus futbolistas, su estilo de juego; todo es magnífico. Los aficionados somos lelos. O se lo parecemos a quien monta este circo. ¿Qué tal un poco de honestidad? ¿Qué tal si dejamos de poner la tirita antes de la herida, como norma? Va a ser que no. El mundo del fútbol es cada día más profiláctico. Asistimos, sin embargo, con creciente preocupación, a los intolerables asaltos de algunas hinchadas a otras ciudades, como Atila y los hunos. Que pregunten en Barcelona por el Amberes y por los mossos que fueron linchados por una turba homicida. Se puede mostrar un poco de colmillo con el rival, con educación y gracia, sin insultar la inteligencia de tus propios hinchas ni matarlos de aburrimiento.

No, el Eldense no es el Bayern. Tiene una plantilla y un equipo muy limitados, como el Alcorcón a quien venimos de vencer en circustancias muy favorables. La realidad es que la mayoría de equipos de Segunda tienen un nivel inferior al Llevant y no vencerles es un fracaso. Los del Vinalopó Mitjà pudieron conquistar Cornellà. Enfrente tuvieron a un Espanyol desconocido, con exactamente el mismo problema que el Llevant del curso pasado: sus futbolistas se sienten de Primera. Saltan motivadísimos a Orriols pero no ofrecen la misma intensidad contra el Eldense. Y sin intensidad máxima cualquiera te saca los colores.

Aún sin Andrés García (¡mucho ánimo!), pero con Pablo de vuelta, al 105% de intensidad y con la calidad del equipo, el Eldense no debe ser rival, si el objetivo es subir. Y ese es, aunque en el club lo digan con la boca pequeña, por el mismo motivo: para poner la tirita antes de la herida. Necesitamos determinación y autoestima. O volveremos a caer en el conformismo que nos atenaza y nos hunde en el barro.