VALÈNCIA. Ferran Torres ante el problema de Ferran Torres: que su impulso vaya más rápido que sus estadísticas. La trampa: encerrarse en lo que está perdiendo en lugar de enfocarse en lo que todavía tiene que ganarse. Un suspiro: ser una gran promesa dura lo que dura, y ante esa premura el pánico de no dar el siguiente salto, el temor de ser durante demasiado tiempo eso promesa de.
Así, en vivo y en directo, las disquisiciones de un chico de Foios metido en todos los listados posibles de mejores jugadores del futuro; un jugador que, todavía, no se ha consolidado en un equipo que pide como el comer fogonazos de frescura.
Mucho ruido, pero un camino que debería tener claro, mucho más prioritario que muscular su marca personal. Ante la algarabía de su entorno (poco favor si aceleran los ritmos), un procedimiento invariable: curtirse lo suficiente como para hacerse hueco en su equipo. En lugar de mirar a los lados en competición celosa entre canteranos, el caso de Carlos Soler debería ser un buen ejemplo y mejor síntoma: ni jugó todo lo que quería desde sus inicios, ni lo colocaron en su posición predilecta, ni brilló durante largos tramos, pero en cambio está a esto (un mes de brillante continuidad terminará por oficializarlo) de ser el líder de un equipo que, por omisión, lo ha esperado.
En cambio tiene multitud de contraejemplos que confundieron el camino con el destino y cuando todavía no habían llegado comenzaron a reclamar lo que no era suyo. Ferran Torres, que se sepa, no se ha ganado ninguna titularidad ni ningún trato de favor. Tendrá ocasiones para hacerlo y para demostrar que lo que se intuye, existe. Mientras tanto, la tranquilidad de Ferran.
Su pausa, su cautela, su virtud para enfriar los arrebatos, lo hará crecer. Lo contrario, lo perderá entre culebrones de egos.
La otra lectura es interna. El Valencia atesora buenos valores, tiene con qué definir un modelo en el que cerca del 25% de su plantilla salga de Paterna, atesora un amplio historial de canteranos o menudets llegados casi juveniles que ahora brillan en Europa. Lástima que no amolde todo ello a una hoja de ruta a largo plazo. Ahora, respaldar un proyecto en torno a canteranos potentes nada tiene que ver con admitir injerencias individuales. Dejarse llevar por los caprichos de quienes todavía apenas han llegado al primer equipo sería crear un monstruo. Demuestren… y luego ya si eso pidan.