VALÈNCIA. En el fútbol no hay mayor merecimiento que conseguir la victoria: lo demás son hipótesis, conjeturas, hablar por no callar. El gol no se merece: se marca; de igual modo que nunca se dice que un equipo merece dejar su portería a cero: la defiende y, si no tiene errores, fallan los otros o el otro equipo no te la clava por la escuadra de manera inevitable, entonces dejas tu portería imbatida, lo merezcas o no. Porque ver las cosas de una única manera deforma la realidad, de ahí que cuando no tenemos acierto es porque nosotros no estamos teniendo precisión mientras que si no encajamos es porque estamos haciendo algo bien. Con los rivales, ya si eso, contaremos otro día… No es esta una manera transparente de pensar, porque no es así, ya que los rivales juegan, proponen, te discuten la posesión, las ocasiones, la puntería. Y tú, luego, propones tu juego. Y creo que ahí está la clave de este Valencia CF, al que le cuesta imponer su fútbol, frente a muchas de las propuestas de partido que este año ha tenido enfrente. Es cierto que el equipo lo pone todo, lo entrega todo, pero no acaba de imponer su estilo, sino que va tanteando la propuesta del rival y a veces le toca sobreponerse a ella, a última hora, a la heroica, y no siempre va a salirte bien. Luego vienen las lecturas que se interponen entre lo que ve la gente y lo que ve el cuerpo técnico, pero eso ya lo hemos olvidado y creo que hasta superado: se está trabajando bien en todas las áreas del club, otra cosa es que obtengas aquello que crees que mereces. Pero todos creen merecerlo todo; lo bueno, claro está, porque a la gente le cuesta decir aquello del “tuvimos más de lo que merecimos”.
Dicho esto de poner a cada cual donde se merece, el Valencia CF S.A.D. ha cumplido, por fin, sus cien años de historia, y qué gusto da ver que esta afición y muchos de los dirigentes del pasado lo han puesto todo año tras año. Se me llena la boca de fuerza y orgullo cuando digo Claramunt, Roberto Gil, Waldo, Kempes, Puchades, Guillot, Arias, Fernando, Camarasa, Giner, Cañizares, Angulo, Albelda, Subirats, Forment y tantos otros. Y directivos como Casanova, Tuzón, Ortí y Pedro Cortés por ejemplo. No sé, es como si cogiera aire, llenara mis pulmones y me diera por gritar un enorme “Amunt!” cuando entro al mítico Mestalla y veo esa alfombra verde, los focos, el aire festivo antes del partido. Ahí sí se me ponen los pelos de punta y creo que merecemos todo lo bueno que nos pueda llegar. Y lo mejor que nos puede llegar es una nueva victoria, sea como sea. Fíjate que ni pienso en excusas, ni en nefastos directivos de antaño, ni en terribles entrenadores ni tan siquiera en jugadores mercenarios, tan proclives a defender su profesionalidad como a no demostrarla. No, queridos: si cuando entras a Mestalla y ves su afición, su cielo, su luz y respiras ese olor a césped húmedo y cuidado y aun así no piensas que debes poner todo lo que tienes dentro para ganar, porque este club centenario se lo merece… entonces no eres digno de vestir esta camiseta, de llevar el número en la espalda de tanta gente que sí lo mereció por su entrega, su calidad y su devoción al escudo y al club. No mereces decir que eres jugador del Valencia o entrenador o utillero o directivo o recogepelotas. No mereces que te pongan una taquilla en ese vestuario. Si su himno, cantado por la gente, no te pone los pelos de punta, tampoco mereces su cariño, porque más pronto que tarde te irás buscando algo más a otros equipos y sí, tendrás dinero y títulos, pero nunca más volverás a tener tanto cariño sobre el que levantarte cuando las cosas no te salgan bien o cuando pase el tiempo y descubras que, como en Valencia, no se está en ningún sitio mejor. Será tarde, sí, pero el tiempo pone a cada uno en su sitio y ese es el lugar que realmente mereces, ni más ni menos, te llames como te llames.
Valencia CF, te mereces el mejor de los presentes: tu mejor regalo ha estado cien años contigo, a tu lado, incansablemente. Y seguirá estando a tu lado, porque no sabe lo que es la vida sin ti, ya que casi todos los valencianistas que hoy ruedan por el mundo, no han conocido la vida sin tu presencia centenaria. Eso te hace más grande, porque nos has acompañado siempre y nosotros a ti y eso es, en verdad, lo que celebramos: que nadie podrá separarnos, aunque se interpongan malos momentos, aunque se pongan las cosas feas, aunque a veces te olvides de proponer a la afición un mayor acercamiento entre el club y la gente. Siempre estaremos en el lugar indicado en el momento justo, porque te lo mereces, nos lo merecemos. Ahora que lo pienso, y a pesar de las noches tristes que también hemos vivido, veo que es imposible concebir la vida sin ti, Valencia CF.