VALÈNCIA. Liliana Fernández Steiner (Benidorm, 04/01/1987) retomó los entrenamientos con Elsa Baquerizo después del confinamiento. La alicantina, en esta entrevista remitida por el servicio de prensa del Comité Olímpicos Español (COE), repasa su trayectoria en el vóley playa junto a la madrileña, siendo éstas las grandes referencias españolas y en el escenario mundial. Clasificadas ya para los Juegos de Tokio, Lili también hace un repaso por los objetivos intermedios cuando regresen las competiciones y los sueños para Tokio, que serán sus terceros Juegos tras Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.
-Esta temporada tan atípica que estamos viviendo es tu décimo tercera campaña con Elsa Baquerizo. Un largo recorrido en el que habéis conquistado una plata y dos bronces europeos, un primer puesto en el preolímpico para Tokio 2020 y numerosas medallas en el Circuito Mundial. ¿Cómo comenzasteis a jugar juntas?
-Empezamos a jugar juntas algunos torneos sueltos a principios de verano de 2007. Luego, en el mes de septiembre, jugamos juntas el mundial sub-21. La verdad que fue muy bien. Hubo mucha química, conseguimos meternos en semifinales, aunque quedamos cuartas, no conseguimos medalla. Y a raíz de ahí nuestro entrenador en ese momento decidió juntarnos porque vio, tras ese torneo, que realmente podíamos jugar muy bien juntas. Nosotras accedimos y así comenzamos a ir en conjunto. Nos juntaron en categorías inferiores y vieron que jugábamos bien. Así que fue un poco casualidad porque si no nos llegan a juntar no se sabe lo que hubiera pasado.
-Desde que empezasteis esta aventura juntas, ¿habíais pasado tanto tiempo separadas como ahora durante el confinamiento?
-Sí, hubo un año entre 2010 y 2011 que cada una se fue a estudiar a su casa, yo me fui a Benidorm y Elsa se fue a Madrid, porque el año anterior habíamos compaginado la pista con la playa por necesidad, porque se nos acababa el centro de tecnificación, que era sub-23 y como ya éramos mayores ese año decidimos volvernos a casa, estudiar cada una nuestra carrera y ya retomar los entrenamientos en enero.
Y la otra vez que hemos estado separadas fue durante mi embarazo. Yo estuve entrenando con ella, bueno no entrenaba con el grupo porque yo iba a otro ritmo, a otra intensidad, pero nos veíamos en la playa hasta que en el mes de marzo ella empezó a viajar y a competir. Y yo creo que no la vi hasta finales de agosto.
Y la tercera vez que hemos estado más tiempo separadas diría que sí ha sido ahora durante el confinamiento.
-El vóley playa fue uno de los deportes que primero retomó la actividad. Sin embargo, vosotras estuvisteis un tiempo entrenando por separado, una en Tenerife y la otra en Madrid. Una vez os juntasteis, ¿cómo fue el reencuentro?
-El reencuentro fue como cualquier otro reencuentro de cualquier otro año. No fue nada diferente. Yo creo que el hecho de haber empezado cada una a coger ritmo, yo aquí y ella en Madrid, a retomar sensaciones, control, contacto con el balón, hizo que el reencuentro fuera normal. Después de siete años, no sé es como volver a verla. Un reencuentro normal, bonito, un reencuentro más.
-Ya se ha anunciado que en el mes de septiembre se disputará el Campeonato de Europa, ¿es ese vuestro próximo objetivo?
-El Campeonato de Europa del mes de septiembre es el objetivo principal, aunque la semana de antes jugaremos en Holanda un torneo nacional y otro de un promotor privado que se llama King of the Court. Este es como un rey de la playa, jugamos todos contra todos, es un formato diferente que no da ni puntos ni nada, pero que va a ser muy divertido jugarlo porque es algo muy diferente que nos va a venir bien como preparatorio de cara el Europeo, que todavía no queda claro si el resultado en ese campeonato, que debería contar para el ranking, va a contar o no porque no sabemos cómo está la situación de cada país, de cada equipo, no sabemos si todos los equipos van a poder participar. Entonces en ese caso se decide que sea un torneo que no cuente de cara al ranking olímpico porque no sería justo si no pueden puntuar todos los equipos.
-¿Lograsteis la clasificación para Tokio 2020 en el mes de septiembre de 2019, pero desgraciadamente tuvieron que posponerse. ¿Cómo viviste el aplazamiento de los Juegos? ¿Crees que os ha perjudicado o, por el contrario, piensas que podéis llegar mejor preparadas?
-El aplazamiento de los Juegos fue un golpe duro. Es verdad que los días de antes ya se oían rumores, se estaban cancelando eventos muy importantes de fútbol, baloncesto, fórmula 1, tenis, entonces te das cuenta de que no es imposible que se pospongan los Juegos. Así que ya lo tenía un poco digerido, pero es verdad que fue un palo porque habíamos decidido después de clasificarnos y conseguir la plaza, no hacer parón, sino seguir entrenando para estar rodadas y ya empezar a competir en marzo. Y fue justo en ese momento cuando paramos. Fue un parón muy radical, pero ya poco a poco estamos volviendo a coger ritmo.
Es verdad que en la situación ideal en la que nos encontrábamos previamente al confinamiento, llevábamos toda la temporada de 2019 jugando, la pretemporada de final de año y la de principios de 2020 y supuestamente íbamos a competir en marzo hasta los Juegos. Y ese años y media, dos años sin parar es beneficioso porque vas aprendiendo y nunca te paras ni vas para atrás porque como no dejas de estar en contacto con el balón, tienes todo más fresco, las soluciones te salen más rápido, todo es más fácil. Cuando vienes de un parón tienes que pensar más las cosas, volver a interiorizarlas, repetirlas muchas veces, entonces no es lo mismo. Pero es verdad que si de cara al año que viene conseguimos competiciones a partir de marzo de 2021 y podemos competir desde marzo hasta los Juegos, pues con todo el entrenamiento que estamos teniendo desde mayo hasta marzo que puedan empezar las competiciones, probablemente sea una competición similar. Entonces ni perjudica, ni beneficia, lo importante es llegar con competiciones, habiendo jugado competiciones previas a los Juegos creo que eso va a ser lo determinante y se va a notar tanto en nosotras como en otros equipos.
-Estuvisteis en Londres 2012 y en Rio 2016. ¿Qué recuerdas de aquellas dos experiencias?
-Obviamente la experiencia de Londres fue la primera y es súper especial todo. Desde la visita a La Moncloa y La Zarzuela, viajar en el avión con todos los demás deportistas, llegar a La Villa...porque no sabes lo que te espera, entonces es todo súper emocionante, nuevo. Yo recuerdo ir mirando todos los edificios, fuimos de Tour (por La Villa) a ver que había, era como una urbanización donde estás con todos los deportistas. España siempre está en el mismo edificio y por suerte hemos podido compartir con Pablo y Adri (Herrera y Gavira) esa experiencia porque llevamos muchos años jugando en el circuito, nos conocemos de hace mucho tiempo y siempre es especial compartirlo con gente a la que quieres y aprecias. Pero la de Londres al ser la primera recuerdo que se me salían las emociones por los poros. Antes de cada partido te hacen esperar en un túnel para la presentación y todo el protocolo, y yo antes del primer partido estaba que me subía por las paredes. No recuerdo la entrada a ningún otro partido, solo de ese contra las holandesas que lo pasé fatal. De hecho, el primer set lo jugamos horrible. Luego ganamos el partido, pero el primer set fue horrible, jugar delante de tanta gente, fue muy especial.
Y de Rio 2016 me quedaría con el partido contra las brasileñas, fue un partido muy especial porque ellas jugaban en casa, tenían el estadio a su favor, de hecho, nos pitaban y nos abucheaban en cada punto, pero no nos lo tomamos como algo negativo, sino como algo que nos motivaba. Y la verdad que nos salió muy buen partido y lo disfrutamos mucho. Además, en esa ocasión las emociones dentro del campo seguían estando, pero la villa ya no era tanta novedad, ya sabíamos lo que era. Íbamos ya mentalizadas con lo que teníamos que hacer. La primera vez las emociones estaban fuera de control y te desbordan y si ha sido un sueño para ti durante muchos años pues es normal que cueste controlarlas. Pero Rio también fue muy especial.
-En la capital japonesa disputaréis vuestros terceros Juegos Olímpicos. ¿Cuál es vuestro reto para Tokio 2020?
-A unos terceros Juegos ya nos vas a ver qué pasa, ya sabes lo que te espera y vas con las ideas más claras de lo que quieres y ya está más enfocado al nivel deportivo, a dar el máximo, a disfrutar, sin dejar nunca de disfrutar, pero sí a dejarlo todo, a darlo todo, porque, obviamente yo ya tengo 33 años, Elsa también, y no sabemos si vamos a poder clasificar para unos cuartos Juegos y no vas a dejar esa baza para los siguientes. Hay que dejarlo todo en el campo, sin pensar que pueden ser los últimos, pero sí tomarlos como un reto. No somos las favoritas entonces no tenemos la presión de tener que venir con una medalla, y podemos disfrutar más y por qué no dar una sorpresa.
-¿Cómo compaginas la maternidad con el deporte de alto rendimiento?
-Como se puede. No solo por el hecho de ser deportista, sino que cualquier mamá que trabaje fuera de casa y que viaje lo tiene igual de complicado que yo. Es verdad que el hecho de que sea deportista me lleva a un desgaste físico que sí que noto porque duermo peor descanso menos, aparte ese esfuerzo físico que hago para entrenar pues sí que me noto más cansada de lo normal. Intento cuadrar los horarios con mi equipo y se portan muy bien porque tanto Elsa como Sebas se adaptan a mí, mi marido también porque sus horarios van en función de mis entrenamientos. Además, se esfuerza mucho en viajar con Saúl para poder verle, mis suegros también son súper importantes porque no siempre podemos quedarnos nosotros con Saúl, entonces con un poco de ayuda de todos puedo seguir adelante con el deporte.
Al principio fue muy difícil encajarlo todo, porque son muchas piezas las que hay que cuadrar, además ya no siempre la prioridad es el deporte porque si el niño se pone malo alguien se tiene que quedar con él. Y alguna vez he tenido que renunciar a ir a entrenar porque Saúl está enfermo. Pero no creo que lo lleve ni mejor ni peor que cualquier otra mamá o papá que tengan peques en casa. Yo creo que todos hacemos malabarismos y más ahora sin coles ni guarderías. Ahora sí que es un reto.
-¿Cómo valoras el apoyo del COE?
-Alejandro Blanco cada vez que nos ve se alegra muchísimo, al igual que nosotras de verlo a él porque somos sus niñas del vóley playa. Siempre nos ha transmitido un cariño enorme. A mí, personalmente, me apoyaron muchísimo cuando decidí ser mamá, me hablaron de la cláusula que protege a las deportistas que quieren ser mamá y me mantuvieron la beca, al igual que todos los patrocinadores que tenían en aquel año. Y Alejandro siempre deseando que volviera y ahora no quiere que me retire ni yo, ni Elsa, obviamente. Siempre he sentido su cariño incondicional y su apoyo.
-¿Cuál es el sueño de Liliana Fernández?
-Mi sueño...buah. Si yo pudiera retirarme con una medalla olímpica...Para mí clasificar para Londres ya fue un sueño hecho realidad, no me lo podía creer porque de pequeña veía los Juegos Olímpicos por la televisión, veía atletismo, piragüismo, veía a los deportistas españoles y decía: “yo quiero estar ahí”. Y cuando Londres se hizo realidad fue un sueño cumplido. Y si ahora pudiera conseguir una medalla olímpica junto a Elsa y junto a Sebas sería el mayor de los regalos. Y aunque no la consiguiera estaría muy satisfecha con la carrera deportiva que hemos llevado, con todo lo que hemos conseguido, con todo lo que hemos vivido por el camino. Si por cualquier circunstancia tuviera que retirarme a día de hoy, estaría súper satisfecha con lo que hemos hecho, con lo que hemos conseguido y con el camino que hemos abierto en el vóley playa para otras niñas que se hayan fijado en nosotras y que quieran seguir ese camino.