VALÈNCIA. El Valencia no tiene mal equipo. Está metido de lleno en la vorágine de una final de Copa, podría ser nuestra Novena, a la vez que tiene opciones de llegar a Europa vía LaLiga. Mirándolo bien no hay mal equipo. Si todo va como hasta la fecha, incluso la afición de Mestalla podría presumir de tener en su plantilla hasta nueve mundialistas en Qatar. Ahí es nada. Además, el club cuenta con un gran entrenador. Pepe Bordalás es un técnico sobradamente preparado. Bordalás ha pasado por todas las categorías del fútbol español hasta llegar a un grande como es el Valencia. Pepe se lo ha currado de lo lindo. Solo le falta añadir a su currículum la consecución de un título como ojalá sea el de esta final de Copa ante el Betis. Por ello, estoy convencido que tanto él como el grupo llegará a Sevilla con una dosis extra de motivación. Yo, la verdad, estoy ilusionado.
Bajo estos parámetros, se puede ser optimista en cuanto a los dos apasionantes próximos meses que vamos a vivir. La Copa es el objetivo principal. Porque noventa escasos minutos pueden servirte para tildar de exitosa toda una extensa temporada en la que ha habido de todo. Y luego está, aunque mucho más complicado, regresar a Europa vía LaLiga. Aún así, el calendario no es del todo malo. Cádiz, Rayo y Osasuna son los tres próximos encuentros que refleja el calendario y, excepto el partido ante el Villarreal, el resto de enfrentamientos del Valencia serán ante rivales de igual o nivel inferior. Nuestro potencial es superior al del Levante, Espanyol, Celta e incluso Athletic. Y con el Betis… de momento estamos en una final. Con la plantilla al completo, sin ningún susto en el apartado médico como el de Paulista, creo que el Valencia está en condiciones de competir hasta que los números digan lo contrario. Si las lesiones nos respetan, considero que hay equipo para darnos al menos una alegría. El presente, repito, es para estar ilusionados.
El problema surge cuando hablamos del futuro. Sobre todo porque ya empiezan a salir noticias sobre el traspaso de jugadores tan importantes como Guedes o Carlos Soler, cuyo destino parece estar lejos muy lejos de València. Yo creo que Peter Lim está por la labor de venderlos. Y sacar pingües beneficios de dos futbolistas que tienen mucho mercado. Porque si el club tuviera verdadera voluntad de retenerlos para conformar un proyecto futbolístico de garantías la próxima temporada, ya habría parado en seco esa rumorología. Pero no hay mensaje institucional al respecto. No hay un basta ya decidido desde Meriton sino más bien todo lo contrario. Lim ya ha comenzado su particular subasta con los jugadores más desequilibrares de la plantilla y esto no ha hecho sino comenzar. Como ya he dicho, el Valencia tiene un buen equipo. Con muchos internacionales en sus filas. Pero ya veremos el año que viene…
VAYA PAREJA.- Amadeo Salvo y Aurelio Martínez siguen formando sociedad. Siete años después de "la mayor transacción del fútbol mundial”, ambos continúan jugando en el mismo equipo. Estos intermediarios, a los que me gustaría poder preguntarles si cobraron cantidad alguna por su gestión, eluden su responsabilidad en aquel torticero proceso de venta. De hecho, y tras la demanda presentada contra ellos por el despacho de Jaime Navarro, ambos culpan a los patronos de la Fundación del Valencia de la transacción a Peter Lim. La evidencia de que Salvo&Martínez siguen siendo uno es que su contestación al requerimiento está calcada: “Se debe demandar, sino a la Fundación como parte vendedora de las acciones, al menos a todos los patronos que conformaban el Patronato, del que los codemandados solo formaban parte sin capacidad por sí solos», se argumenta en el escrito. Es de tener la vergüenza justa. Por no decir otra cosa. Vaya pareja.