Lim se la cobra

VALÈNCIA. ¿Qué pensaba la afición del Valencia? ¿Qué la manifestación contra Peter Lim iba a salirle gratis? En Singapur, más bien Corea del Norte, las cosas no funcionan así. Lim y sus vasallos son vengativos. Que se lo pregunten a la larga lista de empleados del club que han sido despedidos en los últimos tiempos… Ellos sí que saben cómo se las gastan los chicos de Meriton. Estaba muy claro que Murthy y su grupo de colaboradores no le iban a perdonar a la hinchada que, en pleno ejercicio de sus libertades, se manifestara por las calles de nuestra ciudad para decir un “basta ya” a la nefasta gestión de Lim en Mestalla. Los seis mil aficionados lo iban a pagar caro. Pero que muy caro. Había tintes de revancha en la planta asiática del club. Y así ha sido. La venganza se ha consumado poniendo unos precios abusivos para poder volver a ver jugar al Valencia en Mestalla.

El club ha subido una media del 20% las entradas con respecto al mismo partido de la pasa temporada (antes de aplicar el descuento prometido) para el irrelevante encuentro ante el Eibar. Los 5.000 privilegiados aficionados que acudan a presenciar el choque tendrán que rascarse y mucho los bolsillos. Esa es la manera que tiene Meriton de pagar el esfuerzo de los valencianistas que renunciaron el pasado verano a la devolución de la parte proporcional del pase. Una cacicada más, vamos. Porque, lo más lógico, hubiera sido tomar otras medidas que favorecieran la fidelidad de la hinchada y más en un momento como el actual. Lo digo tanto por la situación de pandemia, las familias lo están pasando mal, así como por la nefasta temporada que está realizando el equipo. Yo hubiera querido tener a mi gente feliz en Mestalla. Pero ellos…. Con su pan se lo coman.

Tomar una decisión plausible no era tan complicado. Solo había que ver qué es lo que han hecho los vecinos. Y, en este caso, a nivel social e institucional tanto el Levante UD como el Villarreal ganan al Valencia por goleada. Fernando Roig decidió regalar las entradas entre sus socios para el partido ante el Sevilla. El Villarreal ya cobró el pase de la actual campaña a su gente, es cierto, pero el pase se alargará de forma automática para la próxima temporada. Es decir, lo regala. Por lo tanto, el encuentro ante los de Nervión cuenta como una bola extra de las antiguas máquinas de petacos. En Orriols, por ejemplo, decidieron hacer algo muy parecido para el encuentro ante el Cádiz. No se cobrarán las entradas a los socios que cumplan los requisitos para acudir al estadio. Y no me digan que ese día el Levante no se juega nada. Su objetivo es quedar clasificado, por primera vez en su historia, por delante del Valencia. Casi nada.

Que no me cuenten desde Mestalla que la medida de poner precios elevados para ver el partido ante el Eibar es para poder salvar las delicadas arcas del Valencia. Para solventar la economía doméstica no hay que sangrar a los aficionados. Para eso hay que hacer otras cosas como la de no regalar jugadores al rival ni traspasarlos a precios irrisorios. O también la de encontrar un buen patrocinador para la camiseta del equipo. Y de eso debería encargarse Peter Lim. En una de esas animadas charlas con otros magnates, tal y como desveló en su entrevista en el Financial Times, podría invitarles a promocionar a su equipo de fútbol. Ese que, hasta hace bien poco, era un equipo de reconocido prestigio en Europa. Pero no. No acabo de verlo, la verdad.

A los aficionados del Valencia que acudan a Mestalla para ver el partido ante el Eibar solo les pido que afilen bien sus gargantas. Porque para mostrar su enfado por la gestión de Lim tendrán que gritar mucho. Murthy estará bien lejos. El club no ha puesto a la venta entradas de tribuna porque, según explican, está bloqueada para la zona de banquillos. Por este motivo, el gran peso de la protesta generalizada de la hinchada del Valencia se deberá llevar desde fuera. Y estoy convencido de que más de uno no perderá esa oportunidad de volver a decir lo que realmente piensa de la actual situación. Porque esta ola ya no se puede frenar. Nadie puede ponerle diques al mar.