VALÈNCIA. El Valencia se muere... por una serie de decisiones irresponsables, precipitadas e interesadas que han llevado al club a tumba abierta de una daga en Singapur. Podemos centrarnos en todas las animaladas que ha hecho Peter Lim en el Valencia CF y que lo han llevado a la zona de descenso, pero en el proceso hay una serie de actores silenciosos que pasan de 'puntillas' semana tras semana.
Insignia de oro y brillantes, la mayor transacción del fútbol mundial... y los engañaron. O más bien Amadeo y Aurelio nos engañaron a todos. Un proceso de venta viciado, condicionado y dirigido hacia una propiedad que ha ignorado todos los símbolos de sentimiento, pertenencia o amor hacia un escudo. Todo aquel que participase en aquella venta no debería volver como 'salvador'. Si es que llega. Todos ellos son actores silenciosos que son parte del problema y no de la solución.
No obstante, ¿quién tenía el poder de decisión y la fuerza en la negociación? El señor Goirigolzarri en aquel momento en Bankia y hoy en Caixabank. Un cliente como el Valencia CF, mereció mejor trato y espero que si en un futuro vuelve a aparecer este escenario no cometa los mismos errores. Sería un ejercicio de irresponsabilidad hacia una entidad centenaria.
Dicho esto, Caixabank tiene mucho poder en una hipotética negociación de la compra del Valencia CF. Desde una hipoteca de las parcelas del actual Mestalla hasta un quita de 61 millones -hasta 2026- que le permite un amplio margen de maniobra para 'asegurarse' que se cumplen los requisitos mínimos que aportarían sus clientes, muchos miles de ellos valencianistas. Señor Goirigolzarri, si aparece una posible venta, piense en su decisión para no volver a la de 2014. El Valencia es una SAD, sí. Pero afecta a un sector muy importante de sus clientes.