VALÈNCIA. Siempre hemos hablado del hecho de que el Valencia CF es un club al cual siempre han rodeado en ocasiones unas peculiares vicisitudes, complicadas o imposibles de encontrar en otros lares.
El de hoy es uno de esos peculiares relatos que la industrialización del mundo del fútbol haría imposible en estos tiempos actuales. La pérdida de cualquier atisbo de familiaridad de los clubes de fútbol con la dualidad del sentimiento de sus aficionados, pero con la infraestructura y el entramado de cualquier multinacional ha acabado con ciertas prácticas. A veces estas cosas ocurren de manera inevitable, la evolución no espera a nadie y para avanzar a veces es desgraciadamente necesario acabar con la proximidad que antes envolvía a los clubes de fútbol.
Nos situamos a finales de la década de los 70. El rutilante Valencia CF construido por José Ramos Costa comienza a tener proyección internacional. La presencia del campeón mundial y máximo goleador de Argentina '78, Mario Alberto Kempes y la consecución de la Copa del Rey del 79 ante el Real Madrid en el Vicente Calderón no pasan desapercibidas a ojos del planeta fútbol. Pese a la inexistencia de internet y de redes sociales, la poca globalización del deporte rey sí ofrecía momentos de gloria más allá de tus propias fronteras aunque se pudieran contar con los dedos de una mano.
La llegada de futbolistas con caché como primero Johnny Rep o más tarde Bonhoff y luego Fernando Morena (por aquel entonces se permitían sólo dos extranjeros por equipo), oriundos como el Lobo Diarte o Darío Felman (estrella en Boca Juniors), y una base nacional y de la casa como Arias, Tendillo, Saura, ayudados por fichajes como Daniel Solsona, Ángel Castellanos, Manolo Botubot y un largo etcétera, hicieron de aquel Valencia CF un equipo atractivo a los ojos de cualquier aficionado al fútbol.
En aquella época el merchandising no estaba nada desarrollado aunque ya había algunas marcas que apostaban a valores seguros. Si la multinacional Adidas apostaba por el Real Madrid, el FC Barcelona apostaba por lo local encargándose la marca catalana y barcelonesa Meyba de sus equipaciones.
Lo mismo ocurría en Valencia. Ressy, una marca valenciana fundada por Vicente Borrás en el barrio de l'Olivereta y que tuvo como gran éxito el rediseño de la camiseta de la senyera hasta el punto de convertirla en icono, fundamentalmente a raíz de la ya referida final del Calderón fue la encargada de vestir a los de Mestalla.
La vinculación de ambos conceptos: Ressy y senyera llegó hasta tal punto que el logo de la marca valenciana al principio no aparecería en la primera equipación de color blanco, y sí en la segunda.
Pero como decíamos, al Valencia Cf siempre le rodean circunstancias muy peculiares. Ganada la Copa del Rey del 79, el Valencia CF se ganó el derecho a participar en la Recopa de 1980. Un torneo como ese (el segundo entonces en importancia) y con un reclamo en las filas del club como la figura de Mario Alberto Kempes despertó el interés de la multinacional Adidas.
Los alemanes ofrecieron un atractivo contrato -para la época- con el deseo de vestir al club de Mestalla Problema, el Valencia ya tenía contrato con Ressy. Así que la directiva de Ramos Costa ideó una solución que sería impensable a día de hoy; el Valencia CF sería equipado por Ressy cuando disputara las competiciones nacionales (Liga y Copa) y por Adidas cuando disputara las competiciones europeas.
De este modo el Valencia CF tuvo dos temporadas (80/81 y 81/82) en las que estuvo vestida por dos marcas Ressy en España y Adidas en Europa. De hecho, Adidas tuvo que plegarse y hacer una réplica de la camiseta de la senyera que se tuvo que pelear mucho. Lo de meterles en la cabeza una equipación con tres colores y líneas horizontales y verticales no acababan de verlo claro. Pero como fue una imposición del club dado el peso sentimental de la segunda equipación, y los alemanes tenían interés en vestir al equipo de Mestalla, no tuvieron más remedio que pasar por el aro.
El Valencia disputó la final de la Recopa vestido de Adidas y también la de la Supercopa ganada al Nottingham Forest de Brian Clough (parte superior de la imagen que ilustra este texto).
Por cierto que en ambas formaciones (final de Recopa y de Supercopa) se puede observar a los dos guardametas (Pereira y Sempere) vestir con una marca diferente a la del resto de sus compañeros. Hay que aclarar que esta fue una prebenda hacia los guardametas que -a nivel mundial- se mantuvo hasta comienzos de los 90. Dada su peculiar equipación, y que había marcas especializadas en la ropa de cancerbero, estos podían utilizar la marca de ropa que mejor les acoplase.
Por cierto, hay que apuntar que en el imaginario colectivo la hipotética batalla la ganó Ressy de largo. Además de vestir al equipo hasta 1987, cualquier recuerdo de finales de 70 y comienzos de los 80 está siempre mucho más ligado a la marca valenciana que a Adidas.
Repito que estas cosas hoy en día serían impensables. Un argumento más para unirse al movimiento popular de "odio eterno al fútbol moderno".