VALÈNCIA. Dentro de la enorme y evidente ola de impopularidad que Meriton se ha labrado entre el valencianismo, hay alguien que se lleva la palma, el actual presidente de la entidad Anil Murthy.
Cuando aterrizó en Valencia en septiembre de 2016 pronto tuvo un desayuno de trabajo con los medios de comunicación organizado por el entonces director de comunicación del club, Damià Vidagany. Tras una temporada convulsa, con Lay Hoon absolutamente superada por la dimensión de una crisis deportiva galopante, en el club pareció abrirse un rayo de esperanza con la llegada de Murthy. Estaba mucho más adaptado al estilo de vida occidental, no tenía la barrera del idioma, al hablar correctamente el castellano, y además era diplomático de carrera, ya que ejerció como tal en la embajada de Singapur en París.
Su perfil accesible y sonriente de los primeros meses despareció por completó cuando tras la marcha de Lay Hoon en el verano de 2017, el propietario Peter Lim le nombró presidente del club.
Muy pronto Murthy comenzó a despedir a un nutrido grupo de empleados de diversos departamentos que llevaban años mostrando su buen hacer en la entidad. La frase más repetida en aquellos meses fue "no sabemos a quién le puede tocar la guillotina"...
Sin embargo se había mantenido lejos de la parte deportiva que manejaban Mateu Alemany y Marcelino. La temporada pasada todo saltó por los aires. Entre otros muchos frentes abiertos, estos son los cinco flancos de una batalla en la que el presidente del club parece disfrutar y sentirse cómodo. Estos son los enredos de Murthy.
1-Economía delicada: desde la toma del control absoluto por parte de Meriton defenestrando el exitoso modelo anterior, el club se ha quedado fuera de las competiciones europeas y se ha visto obligado a vender (y además no renovar o ceder para ahorrarse la ficha) a Garay, Parejo, Coquelin, Piccini, Ferran y Rodrigo. Gracias a los 30 millones de euros obtenidos tras el traspaso de Rodrigo al Leeds el club pudo hacer frente al pago del segundo tramo de las fichas de la plantilla tras un tenso episodio con pagarés de por medio, en el cual acabó acudiendo a una financiera (Gedesco) para hacer frente a dicho pago.
2-Enfrentamientos con el vestuario: muchos roces durante la temporada pasada. Uno de los puntos fuertes de fricción fue la elección del Jefe de los Servicios Médicos del club. La llegada de Pedro López Mateu (aconsejada por el consejero José Luís Zaragosí) no fue acogida de buen grado. Sus problemas en los diagnósticos erróneos de jugadores como Guedes y Kondogbia elevaron el nivel de tensión hasta tener que apartar momentáneamente al galeno de la gestión médica de la primera plantilla. "Aparcado" supervisando médicamente la Academia, ha resurgido con fuerza tras el verano aunque el club ha incorporado, por recomendación de Miguel Ángel Corona, al doctor Antonio Fernández Gere, y Javi Gracia pidió nada más llegar un traumatólogo.
Tampoco gustó nada en el vestuario que se asegurara que el club no haría un ERTE durante el confinamiento, y que desde determinados círculos se pasara la responsabilidad a la plantilla de tener que bajarse el sueldo para no tener que realizarlo. Una vez pactada la rebaja de salarios, el club llevó adelante el ERTE de igual manera.
Y también fue un foco de tensión el trato hacia algunos pesos pesados del vestuario. En especial destacaron dos casos. La no renovación de Garay tras su grave lesión sentó muy mal en el vestuario, dado que los códigos del fútbol tienen la norma no escrita de que cuando un jugador acaba contrato y se lesiona de gravedad, se le renueva un año automáticamente. Del mismo modo fueron un mazazo las marchas de Coquelin y Dani Parejo. Especialmente la del capitán, hombre respetado y querido en la plantilla al que Meriton regaló escenificando un destierro y un desprecio por su figura al dar a entender que para los actuales rectores del club, el ya ex capitán no tenía valor alguno.
Intervenciones como la de Murthy en la presentación de Voro -"he tomado yo la decisión para ver si reaccionan los jugadores", dijo- en la que el vestuario entendió que se les ponía en el centro de la diana de la responsabilidad; las formas en la previa del partido ante el Leganés hablando con representantes de futbolistas de la primera plantilla para decirles que no se contaba con ellos; o la famosa misiva del gato escaldado en la que Murthy hablaba de la necesidad de cambiar la plantilla por vieja y propensa a las lesiones, tampoco han ayudado a apaciguar este frente abierto.
3-Desencuentros con el entrenador: da igual cuándo lea usted esto y cuál sea el entrenador que haya en ese momento al frente del equipo. Su relación con Marcelino fue inexistente. Con Celades tuvo problemas al poco de llegar este último por el despido a sus espaldas de un readaptador de confianza del vestuario. La autoría de este despido se la adjudicó al cuerpo técnico cuándo estos no sabían nada. Aquella tarde en Paterna hubo mucha tensión y algunos aseguran que fue el primer día (no sabemos si el único) en el que se escuchó al técnico catalán levantar la voz.
En la actualidad, la situación con Javi Gracia ya se está tensionando debido a las numerosas ventas y a los -hasta el momento- inexistentes fichajes. Murthy pide paciencia a su entrenador. La misma que les faltará a ellos si Gracia no cosecha buenos resultados.
4-Tensión social: labrada desde tiempo atrás de manera concienzuda para provocar desapego y división. Con la masa social dividida Meriton vive más tranquilo a la hora de hacer y deshacer. Desde la descalificación de "falsos aficionados" a aquellos que les criticaban; la disolución de la Curva Nord; el famoso "es lo que hay" en redes sociales tras el 5-2 en el debut de Celades en el Camp Nou,; al gesto de mandar callar Mestalla desde el palco. También la genial idea en la despedida de Celades en redes sociales de recordar el pase a octavos de final de la Champions como si fuera un título, reclamando la autoría de tal "exitazo" y recordando que el propietario es Meriton Holdings. Anil Murthy es totalmente lo opuesto a un presidente cercano al aficionado y querido y apreciado por el mismo.
El último episodio lo tenemos en su conflicto con la Agrupación de Peñas a las que va a desalojar del local que ocupan en los bajos de Mestalla desde hace más de 25 años tras emitir los peñistas un escrito público de disconformidad con la gestión del máximo accionista y pedir la dimisión del presidente. !Más madera!
5-Distanciamiento con la clase política: pese a haber ejercido como diplomático, tampoco las relaciones con los políticos son el fuerte de Anil Murthy. Sirva como ejemplo todo lo que está ocurriendo con la ATE para la construcción del nuevo estadio de Mestalla. De momento Meriton no ha dado un sólo paso hacia adelante para acabar el nuevo estadio -más allá de maquetas virtuales-. Reunido con Generalitat y Ayuntamiento a petición del singapurés en esta última semana, a unos les ha dicho que no hay dinero para cumplir con los plazos de la ATE y a otros les ha solicitado una nueva prórroga a la cual son bastante remisos -al menos, de momento- desde el consistorio. Ni aporta soluciones, ni parece inquietarle lo más mínimo.