VALÈNCIA. La selección español de balonmano tratará de agigantar su leyenda e intentará encadenar este domingo (18:00) ante Suecia su tercera corona continental consecutiva, un logró que hasta ahora tan sólo ha sido capaz de alcanzar la legendaria selección sueca que dominó el balonmano mundial en el cambio de siglo.
Un reto mayúsculo que los "Hispanos" afrontará con la misma humildad que les permitió derrotar a Dinamarca en un encuentro de semifinales, en el que los de Jordi Ribera dieron toda una lección al conjunto danés.
Espoleados en su orgullo por las ganas manifiestas de los nórdicos por medirse con el equipo español, convencidos de asegurarse así un camino más sencillo hacia la final, España demostró sobre la pista el por qué de su condición de doble campeón continental.
Con una fe inquebrantable en sus posibilidades y un juego que rozó la excelencia en la segunda mitad el conjunto español desmontó uno a uno los inagotables argumentos de un equipo danés, que se pensará dos veces en otra ocasión lo de elegir a España como rival.
Pero ni la sensacional victoria lograda sobre Dinamarca, que partía en todas las quinielas como el indiscutible favorito para alzarse con el oro, variará la filosofía del equipo español que afronta cada encuentro, sea quien sea el rival, con la máxima humildad.
"Hicimos un gran partido ante Dinamarca, pero ya está, eso es historia. Hay que mantener los pies en el suelo y preparar con mucha humildad, porque será un partido durísimo", advirtió el seleccionar español Jordi Ribera.
Mal haría de lo contrario el equipo español que se encontrará enfrente con una selección sueca, que si por algo destaca, al igual que los "Hispanos", es por su espíritu colectivo.
Una fortaleza grupal que no sólo permitió a Suecia alcanzar las semifinales tras derrotar a Noruega en un encuentro que parecía claramente perdido a falta de cinco minutos para el final, sino resistir en las semifinales el intento de remontada de la todopoderosa Francia que parecía destinada a protagonizar una nueva gesta en el torneo.
Reflejo de la solidez de un equipo que pese a contar con estrellas de la talla del central Jim Gottfridsson o el portero Andreas Palicka tiene su principal argumento en la cohesión de un grupo sin apenas fisuras.
Una virtud que ha permitido al conjunto español superar los numerosos contratiempos que vivido a lo largo de todo el Europeo a causa de la pandemia de coravirus.
Tal y como refleja el sobresaliente torneo protagonizado por el pivote Oscar Bergendahl, un jugador que parecía destinado a un papel marginal, y que se ha convertido en una pieza fundamental ante las repetidas ausencias de Max Darj a causa del corornavirus.
Circunstancia que se repite en el caso del extremo Lucas Pellas, que pese a aterrizar en Budapest horas antes del inicio de la semifinal para sustituir al infectado Hampus Wanne, fue determinante para derrotar al equipo francés con sus siete goles.
Pero el conjunto español ya sabe lo difícil que es derrotar a la selección sueca con la que se ha encontrado de manera habitual en los últimos grandes campeonatos, incluido este Europeo, en el que los "Hispanos" se impusieron por 32-28 en el encuentro que enfrentó a ambos conjuntos en la primera fase.
"Es verdad que les hemos ganado en los últimos enfrentamientos, pero han sido partidos muy parejos. De hecho, el de los Juegos es un partido que los que estuvimos dentro no sabemos cómo fuimos capaces de darle la vuelta, porque pintaba muy mal y el que jugamos hace dos semanas aquí se decidió porque en los momentos difíciles España estuvo mejor", advirtió el guardameta Gonzalo Pérez de Vargas.
Sin embargo, los "Hispanos" no están dispuestos a que nada, ni nadie les impida igualar este domingo en Budapest el récord de tres títulos consecutivos de la selección sueca que de la mano de los legendarios Staffan Olsson, Magnus Wislander o Steffan Lovgren se coronó campeona de Europa en las ediciones de 1998, 2000 y 2002.
Un camino hacia la leyenda que el conjunto español inicio hace cuatro años, precisamente ante el equipo escandinavo, tras derrotar a Suecia por 29-23 en la final del Europeo de Croacia 2018.
Entonces los suecos, amparados en su imponente historia, partían como favoritos, pero los de Jordi Ribera rompieron los pronósticos y con una gran actuación coral se alzaron con su primera corona continental.
La misma filosofía de juego que les permitió revalidar dos años después el título ante Croacia en Estocolmo, un estilo inconfundible que no se ha visto afectado por las numerosas caras nuevas que presenta en esta edición el conjunto español.
Novedades que han mantenido la esencia de un equipo que a base de trabajo y de humildad se ha ganado ya un lugar en la historia, en espera de poder ceñirse la tercera corona continental que lo elevaría a la categoría de leyenda.