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Los retos para el nuevo año del Levante

31/12/2021 - 

VALÈNCIA. Si 2021 ha estado plagado de momentos dramáticos y algunas alegrías para abrir boca en el Levante, el 2022 granota tiene varios retos por delante, y todos ellos están envueltos por un objetivo común: la permanencia. Aunque el presidente de la entidad de Orriols, Quico Catalán, advirtió que hay un plan de sostenibilidad a nivel económico y deportivo en caso de descenso, lo cierto es que para su club se antoja clave mantenerse en Primera División. Y el reto tiene ya de por sí una dificultad extrema. A partir de ahí, se abrirán los escenarios de las ventas, de la planificación deportiva, de las renovaciones, la construcción de la Ciudad Deportiva de Nazaret o el arte de amainar una tormenta social que ya arrecia en la institución.

1. Una permanencia en japonés

Todos los retos del Levante en 2022 pasan por la permanencia, por mantener una categoría que se ha puesto cuesta arriba después de encadenar los 18 primeros partidos de la temporada sin un solo triunfo. Ahora mismo, ese es el objetivo que monopoliza el futuro a corto plazo del club: con la salvación, que se presupone milagrosa, en Orriols todo sabría de otra manera. La planificación deportiva, las ventas, la economía de la entidad, la relajación de la crisis social... Todo gira en torno a la permanencia.

2. Las renovaciones pendientes

Son muchos los casos de jugadores que cierran su vinculación con el Levante el próximo mes de junio. Coke, Vukcevic, Radoja, Duarte y Pepelu acaban contrato sin asteriscos añadidos, es decir, sin cláusulas que extiendan la firma de manera automática en función de hitos, como sí ocurrió, por ejemplo, con Duarte y Postigo la temporada pasada. El 'caso Pepelu' sigue todavía en marcha: con la recién despedida Área Deportiva el canterano tuvo una oferta de renovación que, aunque tardía, no se ha concretado todavía. El sábado será libre de fichar por cualquier club de cara a la 22/23 después de haberle cerrado puertas a su salida este pasado verano.

Mientras tanto, hay otros jugadores que también se desvincularían este verano pero cuya renovación depende de ciertos requisitos. El principal, que el Levante sea equipo de Primera División el curso que viene. Bardhi, Miramón o Clerc se encuentran en esa tesitura. Y hay otro caso más: el de Dani Cárdenas. En su contrato hay estipulados dos años más de manera unilateral por parte del club, pero el portero de Terrassa pidió aumentar su salario -es de los peor pagados de la plantilla y, ahora mismo, titularísimo- para activar esa cláusula. En realidad, el club puede apretar el botón y directamente renovarle, pero la mejora está en la mesa desde finales de la pasada campaña y Cárdenas espera rubricarla.

 

3. Ventas obligatorias y la contratación de un director deportivo

Un reto que se activa desde el primer día del año. Si bien el Levante tiene que sacar piezas de manera masiva de su plantilla para hacer hueco a las posibles incorporaciones -y necesarias- del mercado de enero, el club presupuestó en su balance unas salidas de futbolistas por valor de 10,5 millones de euros. Tras no sacar ni una pieza el pasado verano para cubrir parte de los 16,5 dibujados en los presupuestos del pasado año, este año llenar las arcas con ventas de jugadores se antoja más esencial todavía. 

Todo va ligado al primer reto. La permanencia o el descenso dictarán lo que el Levante puede hacer con sus activos, cómo los puede colocar y con qué se puede conformar. Ya el pasado verano se descartó deshacerse de De Frutos por una oferta que rondaba los 10 millones de euros (contando con que el 50% de los derechos económicos del jugador pertenecían al Real Madrid) y el anterior la entidad de Orriols puso el listón alto para los que preguntaron por Campaña (el Levante se remitió, al menos, a la mitad de su cláusula de rescisión, 30 millones de euros). La estrategia de exprimir los servicios deportivos de los pupilos de Alessio para sacarles rendimiento en el mercado se agota. 

Mientras, en los despachos del Ciutat todavía no hay un director deportivo de primer nivel para rastrear el mercado. Será Alessio y su cuerpo técnico, junto a Mora y Sancho como supervivientes en el Área Deportiva, quien deberán estudiar las posibles nuevas firmas este invierno. Sin  embargo, el gran reto para Quico Catalán es la contratación de una figura potente en la dirección deportiva que planifique la próxima temporada, sea en Primera o en Segunda División. Los meses que vienen se antojan más que relevantes y el contador ya ha comenzado a funcionar.

4. Sanear las cuentas

Más allá de la pelota, Quico Catalán tiene mucho trabajo por delante a la hora de maquillar las peores cuentas de su periplo en el Ciutat de València. El rodillo de la Fundación hizo que los accionistas aprobaran en la madrugada del 23 de diciembre los 23,2 millones en pérdidas. El Levante había presupuestado un ligero beneficio de 133.000 euros para el ejercicio 20-21, pero el hecho de que no vendiera a ningún futbolista durante el mercado de fichajes del pasado verano, tal y como se había comprometido por una cantidad de 16,5 millones de euros, propició los números rojos.

Eso sí, el Levante previó un superávit para la temporada 21/22 de 89.000 euros después de impuestos, con un presupuesto de ingresos en el que incluye una cifra de negocio neto de 65,8 millones de euros, con unos ingresos procedentes de los derechos de televisión que alcanzarían los 53,3 millones, y el nuevo imperativo de venta de futbolistas.

5. Iniciar las obras de la Ciudad Deportiva de Nazaret

Tras concluir la primera fase del estadio, la otra gran obra -a falta de la fase final de la remodelación del Ciutat- que resta por concretar es la Ciudad Deportiva de Nazaret. El club prevé que se pueda comenzar a construir durante el año que entra. El Levante, con los casi 70 millones de euros que recibirá procedentes del acuerdo de La Liga con el fondo británico CVC, deberá finalizar los trámites con la Autoridad Portuaria de Valencia y el Ayuntamiento para iniciar así el concurso sobre la empresa que se encargue de construir las instalaciones. Desde que eso ocurra hasta que el equipo pueda entrenarse en sus nuevos terrenos de juego puede pasar un año, entre uno y dos para finalizar completamente la obra, según fuentes del club de Orriols.

6. Le piden a Quico Catalán que "baje al suelo"

A nivel social, el presidente del Levante también tiene tareas pendientes. Algunos accionistas le echaron en cara en la Junta General su separación con la afición y la falta de transparencia en su gestión. Quico Catalán fue implacable en sus respuestas respecto a esto último, pero entre sus hojas de deberes está el calmar las aguas de una afición herida y, en su mayoría, nostálgica de lo que en su día el presidente hizo por la entidad. El nivel de popularidad de Catalán en el levantinismo ha alcanzado mínimos en 2021 y el reto también se abre a la hora de coser heridas en 2022.


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