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Los SoPPrano y otras series de actualidad

Foto: EFE
18/04/2019 - 

La última temporada de Los Sopprano es mi favorita: los mafiosos italoamericanos han creado una red de influencias que los hace casi intocables: policías a sueldo, jueces amigos, periódicos comprados… La temporada empieza cuando Luigi Barcenelli, el tesorero de la organización criminal, es apresado por la policía y toda la banda teme que cante. Es entonces cuando el comisario Villareggi, colaborador de la familia Sopprano, envía a un hombre disfrazado de sacerdote a casa del tesorero para hacerse con las pruebas que pudiesen incriminar a la cúpula de la organización. El caso es que pistola en mano se cuela en la casa y amenaza a la mujer, a los hijos e incluso a la asistenta. ¡Dadme el pendrive con los documentos!, grita. Qué emocionante. Un tanto exagerado, sí, pero bueno, es ficción…

Otro de mis favoritos es cuando le roban el móvil a una política con la intención de hallar pruebas que incriminen de alguna forma a su jefe Paolo Chiese, convertido en enemigo de los Sopprano por su campaña contra la famiglia. Sin mucho éxito, por lo que pagan a un expolítico venezolano para que mienta y diga que su país financió al partido, lo que hace bajar la popularidad de Chiese entre la gente. Al venezolano le dan permiso de residencia, mientras varios periódicos comienzan una guerra de mentiras contra los enemigos de los Sopprano a cambio de subvenciones. O ese gran capítulo, bastante inverosímil y un tanto tangencial pero no tanto, en el que con la intención de hacer desaparecer unos papeles incriminatorios, el banquero Franzesco Gonzalichi acaba quemando un edificio entero en el centro del Little Italy de Manhattan: el Windsorini.

Muchos espectadores prefieren tragarse esa serie sobre ciclistas del Turia, que van ahí a lo loco con sus bicicletas sembrando el caos

La temporada acaba con los Sopprano en horas bajas, tras varias redadas en Valencia Avenue y Madrid Upper Side, dos zonas de New Jersey controladas por la banda, que acaban con muchos de sus hombres en la cárcel por todo tipo de delitos y la red policial corrupta de Villareggi medio desmantelada...

Lo que me sorprende es la poca gente que ve esta serie, con la de espías, intrigas y traiciones que tiene. Muchos espectadores prefieren tragarse esa serie sobre ciclistas del Turia, que van ahí a lo loco con sus bicicletas sembrando el caos entre los pobres conductores; o la serie esa sobre un presidente tan malo que usaba el avión oficial muchas veces; o las aventuras de una pareja de bocazas que dijeron a los colegas que se quedarían en el barrio y al tener hijos se compraron un chalé en las afueras y les hicieron el vacío. Es curioso que prefieran mirar estas series en lugar de la otra… ¿En serio no ven que Los Sopprano es mucho más trepidante? ¿Prefieren engancharse a las otras series sin apenas acción, ni espionaje, ni engaños, ni policías corruptos, ni tráfico de influencias, luchas por el poder…? ¿En serio es más entretenido un carril bici, un avión oficial o un chalé en las afueras?

En fin, no lo entiendo… Y por cierto, queridos seriéfilos,  ha comenzado una serie distópica sobre una España que viaja al pasado subida en una bandera mágica rojigualda y el protagonista, Don Pelayascal, armado con su pistola y su cruz, lucha contra los moros y contra la brujas y contra la corona de Aragón. Esa sí que promete... Se llama Regreso al pasado. Y creo que es comedia, o eso parece al leer la sinopsis.

Pero bueno, es un país libre (y grande). Que cada uno que vea lo que quiera…

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