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60 años teorizando sobre la viñeta y el fotograma

Luis Gasca, sobre el cómic, la cultura de masas y la cinefilia

El teórico vasco analiza algunos de los debates culturales más candentes de la actualidad: desde los universos cinematográficos hasta los festivales de cine

20/11/2019 - 

VALÈNCIA. Luis Gasca (San Sebastián, 1933) ya estaba ahí cuando todos nos fuimos enganchando al cine. Ahí, en primera o en segunda file, buscando disfrutar de la pantalla grande con las menores molestias y satisfaciendo sus filías. Él sigue ahí, con 86 años ahora, y es el cine el que parece estar cambiando. Desde la década de los 60, Gasca ha estado pensando dos de las artes actuales más populares: el cómic y el cine. Son más de 50 años de labor incansable, escribiendo libros y mirando las obras con la profundidad con la que intenta inundar cada encuentro al que le llaman ("lo peor de las conferencias es que se acaban, es el momento en el que aparece el bedel que quiere cerrar la sala para irse a su casa a cenar y a dormir", dice). Lo hizo el pasado lunes en el Paraninfo de la Universitat de València, en una conferencia titulada Cine, tebeos y cultura de masas (organizada por las aulas de cine y cómic de la UV). También lo hace en una conversación con Culturplaza de cerca de una hora. Por encima de todo aquello que ha teorizado, se encuentra la pasión con la que ha tratado a la cultura en todos estos años de carrera.

Sobre superhéroes y sagas interminables

Hablar de la convergencia entre cómics y cine significa hablar, hoy en día, de las sagas cinematográficas de Marvel y DC, que han creado universos ficticios para crear una serielidad extensísima en la que convergen todos sus personajes. Dice Gasca que "estamos viviendo este cruce en cine, cómic y cultura de masas más que nunca: era impensable, incluso rídiculo, augurar que Marvel acabaría siendo comprado por Disney. Estamos volviendo a los héroes de principios del siglo XX".

Pero que estos tres caminos se crucen no tiene por qué ser un signo positivo: "Yo estoy cansado de las sagas y las películas interminables, que son repetitivas y se basan en grandes batallas. Necesito, como espectador que lo superhéroes tengan tiempo de sentarse a hablar y a discutir", opina. A raíz del comentado artículo de Martin Scorcese en The New York Times en el que defendía razones por las que creía que las películas de Marvel no eran cine, sino un espectáculo de ocio, surge la pregunta: ¿Cuánto hay de cinematográfico y cuánto de marketing en estas sagas?. "No es un problema de marketing, es lo que las productoras ahogan a la persona que crea. ¿Cómo va a sentir libertad un guionista o un director las sagas se contratan de tres películas en tres películas. No hay margen en la trama. Estoy leyendo sobre las prácticas -o tropelías- de los hermanos Weinstein, sobre cómo decidían lo que entraba en el metraje final y lo que no, cómo cortaban, pegaban y eliminaban... Lo único que necesita un cineasta es sentirse libre", responde.

En este sentido, "la viñeta adelanta con años de diferencia las innovaciones que se verán en el fotograma" porque es una disciplina "más madura". Y aunque no todo, algo de lo que reluce es oro, y sí mira con positivismo las adaptaciones más libres y pensadas de Europa y Asia: "en Europa tenemos una cultura más de mesa camilla, no ideamos las cosas en despachos, sino en tascas, y eso se nota, porque está todo más consensuado", comenta. 

Sobre los festivales de cine y las consecuencias de la globalización

Luis Gasca dirigió el Festival de Cine de San Sebastián durante varios años, aunque en realidad, llevaba allí mucho más tiempo. "Lo he vivido todo, desde ser voluntario y hacer de currito hasta dirigir el certamen pasando por ser secretario", repasa. La pregunta sobre hacia dónde están yendo los festivales en una época hipermediatizada es irresistible: "Cannes, Berlín, Venecia o San Sebastián parece que se esfuercen en programar tantas y tantas películas para que los cronistas cuenten que no saben qué película elegir y ver cada día. Hay quiénes -incluso- van picoteando de sala en sala, viendo un cuarto de hora de un film y pasándose a la sala de al lado para ver otro rato de otra... Se ha perdido la capacidad de sentarse a mirar la película y reposarla", argumenta.

Y como solución, pone como ejemplo algunas de las iniciativas que llevó a cabo como director del certamen: el primer año de su dirección se organizó una exposición sobre el nacimiento del cine,visto a través de carteles, máquinas y documentos históricos. También se organizó una mesa redonda sobre literatura latinoamericana y cine, con Mario Vargas Llosa o Alejandro Jodorowski entre otros invitados. "Mi obsesión era sentarse y hablar, hacer reflexionar y profundizar, estudiar allá donde no había llegado ningún estudioso", explica.

Foto: KIKE TABERNER

Volviendo a la cultura de masas, cae la pregunta sobre si la globalización ha conseguido hacer de la cultura un panorama artístico más plural, o por el contrario, ha atomizado aún más las periferias. Gasca apuesta por lo segundo, y otra vez, saca pecho por el cómic. Destaca también la labor de algunos autores de cine como Quentin Tarantino, que se han leído todo y se han visto todo, y así se refleja en sus películas: "no tengo muchas películas de 10, pero Érase una vez en Holywood es un 10", confiesa.

Frente a esto, opina que el poder popular del cine y el cómic obliga a esta disciplina a ejercer una función social, "incluso en la revisión de la Historia, provocando disgresiones sobre esta y relatos que añadan discurso". Y contra todo aquello que sea líquido, Gasca hace un alegato a aquello que le ha hecho ser como es: "hay una tradición malísima de que cuando se hace limpieza en casa, lo primero que se saca son los cómics del armario. Yo tuve la suerte de tener una madre que me dejó guardar lo que yo consideraba mis tesoros, y han sido el vehículo de mis estudios. Yo siempre he querido reinvidicar, al estudiar el cine y el cómic, de que estos son mucho más que un producto de consumo rápido; se pueden profundizar, estudiar y reflexionar. Frente a lo instantáneo, yo quiero que las cosas perduren".

Sobre València

 - Permítame utilizar su experiencia y conocimiento del cine y el cómic en España para preguntarle por València. Son dos mundos en los que parece haber un empeño industrial e institucional por posicionar a nuestro territorio en el mapa, ¿ve potencial en la ciudad?
- València siempre ha sido una tierra de cine y de cómic. Me gusta recordar cuando visitaba la ciudad y estaba llena de cines, y entonces me metía a una sala con sesión doble o triple. Es una verdadera pena que no trasciendan al panorama los autores valencianos, porque España se los merece. Pienso en el País Vasco, por ejemplo, que ha conseguido algo inimaginable hace tan solo unas décadas: que Handia, una película en la que se habla euskera, sobre un mito que recuerdo de mi infancia, vista por todo el mundo y con normalidad... València tiene que aspirar a eso. En el terreno del cómic espero lo mismo: el talento valenciano es espectacular.

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