Bombeja Agustinet! / OPINIÓN

'Match ball'

30/09/2022 - 

VALÈNCIA. El que era capitán del Xerez aquel inolvidable 5 de junio de 2004 en Chapín no llegó a Orriols este verano por un quítame allá esas pajas. Era un secreto a voces pero, por si cabía alguna duda, la entrevista de Paco Lloret a Vicente Moreno en Valencia Capital Radio lo reafirma. Para el buen entendedor al menos, vaya. Cuesta creer que el mismo Llevant UD que sostiene desde hace años una política inflacionada de fichas de futbolistas y sueldos de ejecutivos decidiera ponerse austero justo con la figura del entrenador, puntal clave para el objetivo del ascenso. Llovía sobre mojado, en todo caso: aparte de que la propuesta deportiva ofrecida a Lisci no le encajara, la económica parecía una invitación a marcharse, malogrando un activo forjado en el club durante una década. Sorprende más si cabe que, en un momento dado del anterior curso, Quico Catalán decidiera tirar el burro por la ventana para traerse a un director deportivo de nivel top y que, sin embargo, se inclinara por una opción de riesgo, aunque barata, con un míster de escaso currículum. Sí, sí, que ya sabemos que Quico no ficha… pero las decisiones de Miñambres necesitan su aval económico y con ello traza, lógicamente, la letra gruesa de las directrices futbolísticas del equipo. Como no podría ser de otra forma, por otra parte. Por tanto, para lo bueno y lo malo, la planificación deportiva está, como mínimo, colegiada entre el presidente y el director deportivo. Aquí y en Sebastopol.

Ya hemos detallado en esta columna, desde el minuto uno, los errores de bulto en la confección de una plantilla descompensada, algo que se evidencia ya tras siete jornadas decepcionantes: carencias en defensa y medular, pero sobreabundancia ofensiva. Además se apostó por demasiados futbolistas con alto riesgo de lesión. Otra decisión para vivir en el alambre. Miñambres también ha hecho cosas bien, por supuesto: aunque sobre la bocina consiguió soltar lastre en un mercado muy complejo y, pese a la descompensación, sobre el papel, el Llevant tiene una de las mejores plantillas de Segunda. Y la más cara, por cierto. La exigencia, por tanto, debe ser máxima.

¿Por qué gastar una fortuna en futbolistas, pero no hacerlo en el cuerpo técnico? Cuesta de entender. Quizá el perfil de Natfi encaje en un equipo con otros objetivos, pero de momento se ha mostrado incapaz de explotar el potencial de éste. En siete partidos, el Llevant ni siquiera ha presentado credenciales como firme aspirante al ascenso. Es un equipo ramplón y previsible. Si pasan las jornadas y sigue sin ser protagonista, ni en cada partido ni en la tabla clasificatoria, cundirá el desánimo en un vestuario confeccionado para soportar la presión de estar en ascenso muchas jornadas, con el refuerzo anímico que ello representa, no para bregar en tierra de nadie en Segunda. Ojo con esto. Si el equipo no arranca pronto, se sumirá en el desánimo.

El Llevant, hasta la fecha, apenas ha sido superior al Tenerife y tampoco de una forma rutilante. En su otra victoria, el Vila-real B tuvo opciones claras de ponerse por delante, pero los golazos finales maquillaron la situación. Los otros empates fueron una ruleta rusa, que salió mal contra el Cartagena. Los resultados ensombrecen el ánimo de los levantinos pero sobre todo son las sensaciones de no ser superior a nadie.

Andorra se presenta como un match ball para Natfi. Las victorias en el fútbol son balsámicas, es obvio. Un triunfo, en todo caso, inmerecido, que no muestre un claro cambio de rumbo futbolístico en el Llevant, será engordar para morir. Tampoco es que haya una gran esperanza en que de repente se vea un Llevant diferente, dominador, que controle el tempo del partido, letal en ataque y seguro atrás. Normalmente se llega a algo así tras una progresión ascendente, de la cual, hasta la fecha, no se ha visto ni un atisbo. No es menos cierto que el fútbol a veces no entiende de análisis racionales. Quién sabe. Quizá el equipo de repente se vuelva ambicioso, eficaz y efectivo. Ojalá. Una derrota, sin embargo, sería definitiva.