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el tintero / OPINIÓN

Mente en blanco

Suele hablarse del síndrome del folio en blanco, ese que ataca a cualquiera que se enfrente a escribir, bien sea una columna, un artículo de análisis o un libro. Pero hay una sensación que es necesaria al menos en estos días centrales del estío la mente en blanco

15/08/2018 - 

VALÈNCIA. Atravesamos la semana central del verano, donde la mayoría de personas buscan unos días de descanso y desconexión de la rutina. Probablemente el 15 de agosto es el día por excelencia más festivo y festero del estío. En España un día de celebración en cientos de pueblos pues se festeja la Asunción de la Virgen María, con especial intensidad y valor cultural, artístico y religioso en nuestra querida tierra alicantina. El Misterio de Elche, patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO, es una de las tres manifestaciones de la ciudad ilicitana reconocidas a nivel internacional por dicho organismo, las otras dos son el Palmeral y el Museo Escolar de Pusol.

Esta fecha central en el calendario veraniego es conocida y celebrada en Italia como Ferragosto. Vinculada a días de calor extremo y de vacaciones para todos, tiene su origen en las vacaciones instituidas por el emperador Augusto, denominadas Feriae Augusti, de ahí Ferragosto. Estos días son altamente recomendables para practicar un poco la idea de dejar la mente en blanco, es decir, olvidarnos de preocupaciones, cavilaciones varias, noticias de actualidad sobre tan variados y a veces peculiares asuntos e intentar limpiar y renovar nuestra mente.

La idea me parece positiva y razonable, he pensado en la necesidad que todos tenemos de resetearnos como una computadora, a fin de cuentas somos las máquinas más complejas que existen y pese a nuestra gran capacidad intelectual, siempre es necesario un poco de descanso y limpieza. El problema y el enemigo a batir es el teléfono móvil.

Con la irrupción en nuestras vidas de estos aparatos hemos alcanzado en mi opinión la mayor adicción para la raza humana, en cantidad y profundidad. No distingue edad, sexo, religión ni lugar o situación. En la cama, en el baño, en la playa, en la piscina, incluso en las situaciones más absurdas, como cuando el coche te deja tirado en medio de la autopista y piensas en hacer un vídeo explicándolo y publicarlo en tus redes. Estamos un poco (o un mucho) tontos.

El peligro es que cuando estos teléfonos nos sirven para trabajar e informarnos, e incluso para una tarea tan noble como leer esta columna o cualquier otra, sentimos que estamos haciendo un correcto uso. Pero en días de vacaciones y necesaria desconexión, no deberíamos tener cerca ningún artilugio que nos recuerde el sospechoso currículum de la mujer del presidente del gobierno, el derrumbe de un puente en Génova o que se vino abajo una pasarela en Vigo, ah! y también las quejas de los bomberos por la gestión del incendio en Llutxent o Luchente. 

La idea que me parece importante y sobre la que deberíamos reflexionar, es la de utilizar estos días centrales de agosto para hablar con familia y amigos, para disfrutar de la gastronomía y el buen vino y para contemplar paisajes diferentes a los que nos acompañan el resto del año y dejar volar la imaginación, las ideas, los sueños y las ilusiones, dejar en cierta manera la mente en blanco. A los que ya habéis llegado a ese estado de paz y felicidad y sobre todo a quienes el estrés o las preocupaciones os atenazan, os deseo un feliz agosto.

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